Tengo que reconocer que estadísticamente llevan las de ganar, pues bastantes personas se han pronunciado públicamente a favor de la expulsión (bueno, eso contando a los anónimos como "públicos"), mientras que a nadie le ha parecido un atropello ni me ha dado la razón a mí. Los administradores han tratado el foro (de 15.000 personas) como si en lugar de ser un espacio de libre discusión fuesen ellos los editores-propietarios de un medio al que pueden imprimir sus orientaciones y criterio político, y al parecer pueden. Bien servida queda la corrección política mal entendida y unilateral, signo de los tiempos, pero mal servida queda allí la libertad de opinión.
En fin, al margen de los comentarios de desaprobadores e insultadores y anónimos en mi blog, ha salido una defensa pública de mi expulsión, de las teclas del portavoz de los administradores y mayor partidario de echarme, Paco López Barrio, profesor de valenciano. Como bien dice él, en su respuesta y en mis explicaciones la postura de cada cual queda suficientemente bien caracterizada, así que no le daré más vueltas creo, videant iudices:
- aquí su réplica al profesor García Landa en Ibercampus,
- y aquí mi artículo original, con postdata-apostilla respondiendo a la respuesta.
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