(del Diccionario de Filosofía de José
Ferrater Mora:)
EMPÉDOCLES de Agrigento (ca. 483/482-430 antes de J. C.) fue considerado durante toda la Antigüedad como un taumaturgo y un profeta; parece haber recorrido las ciudades de la Magna Grecia como orador y mago, y el propio Diógenes Laercio dice que hay variedad de opiniones acerca de su muerte, siendo una de las más difundidas versiones la de que se suicidó arrojándose al cráter del Etna. Siguiendo la tradición de los jónicos, Empédocles desarrolló una explicación del universo, en la cual todo fenómeno natural es considerado como la mezcla de cuatro elementos o "principios" —agua, fuego, aire y tierra—, calificados con nombres divinos (Nestis, Zeus, Hera, Edoneo). Estos principios o elementos son eternos e indestructibles; son, como dice Aristóteles, "eternamente subsistentes y no engendrados". Todas las cosas nacen y perecen por unión y separación de los mismos, de tal suerte que la cualidad de cada objeto reside en la proporción en que cada uno de los elementos entra en la mezcla. "Hay sólo —afirma Empédocles— mezcla y separación de lo mezclado, pero no nacimiento, que es una simple manera de decir de los hombres." Ahora bien, lo que hace que los elementos se mezclen y se separen, son dos fuerzas externas —el Amor y el Odio—, que representan un poder natural y divino, que son respectivamente el Bien y el Mal, el Orden y el Desorden, la Construcción y la Destrucción. Lo que había en el comienzo era el Bien y el Orden, el absoluto predominio del Amor, por el cual existía una mezcla completa de los cuatro eleemntos en la unidad orgánica de una "esfera". La intervención del Odio fue el origen de las cosas, de los seres individuales, que se van diversificando hasta la separación absoluta y el dominio absoluto del mal. Pero en este estado no hay tampoco cosas particulares; es, a la vez que la culminación del imperio del Odio, el principio del Amor que vuelve a confundirlo y mezclarlo todo hasta que haya una sola cosa, esa perfecta esfera que se llama también Dios. Tal perfección se encuentra así en el origen del mundo actual y en su término; el mundo actual, donde hay seres individuales y, por lo tanto, odio e injusticia, es, en el fondo, una expiación, un proceso de purificación que sólo terminará cuando el Amor triunfe nuevamente; pero este triunfo también es precario y la evolución de los mundos no es sino un proceso en el cual se manifiesta inexorablemente un dominio alternativo del Odio y del Amor, del Bien y del Mal.
Aunque hemos presentado sumariamente "la" doctrina de Empédocles según consta en los fragmentos que del filósofo se conservan, debe advertirse que las dos obras suyas, Acerca de la Naturaleza (Peri physeos) y Las Purificaciones (Katharmoi) parecen revelar dos distintas tendencias: una, "científica" (y hasta "materialista"), la otra, religiosa (y hasta mística). Se ha debatido a veces si Empédocles pasó de la primera a la segunda o viceversa por medio de una especie de "conversión", o si ambas tendencias coexistieron en la mente del filósofo. En este último caso —el más probable— se ha discutido asimismo si hay que considerar ambas tendencias como filosóficamente independientes entre sí o si hay alguna tesis o intuición filosófica que las religue. Algunos autores (E. R. Dodds, Gregory Vlastos) opinan que no se pueden concordar las dos tendencias. Otros autores (F. M. Cornford, K. S. Guthrie) manifiestan que no sólo las dos tendencias en cuestión coexistieron sin extrañeza mutua en el pensamiento de Empédocles, sino también que algunos elementos de una (como la idea de Amor [o amistad] que religa y une las cosas) son interpretables a la vez materialística y místicamente. Los partidarios de esta últimaopinión se apoyan en el hecho de que en la cultura griega de la época no había necesariamente conflicto entre lo filosófico (o "científico" y lo irracional.
De los escritos de Empédocles se conservan fragmentos. Edición en Diels-Kranz, 31 (21).
Otras ediciones: Ettore Bignone, Empedocle. Studio critico, 1916 (con comentario). — Jean Bollack, Empedocle, 1969 (con trad. francesa y comentario). Carlo Gallavotti, Poema fisico e lustrale, 1951, ed. con trad. italiana y notas (págs. 161-340). — N. van der Ben, The Poem of Empedocles' Peri Physeos, Towards a New Edition of All the Fragments. Thirty-One Fragments, 1975.
Véase: E. Baltzer, Empedokles, eine Studies zur Philosophie des Griechen, 1879. — Joseph Bidez, La biographie d'Empédocle, 1894. — E. Brodero, Il principio fondamentale del sistema di Empedocle, 1905. — Clara E. Millerd, On the Interpretation of Empedocles, 1908. — U. von Willamovwitz-Moellendorff, Die Katharmoi (Las Purificaciones) des Empedokles [Sitzungberichte der Preuss. Ak. der Wissenschaften, Philhist. Klasse], 1929. — J. Souilhé, L'énigme d'Empédocle (separate de los Archives de Philosophie, vol. IX, cuaderno 3). — W. Kranz, Empedokles, 1948. — A.-J. Festugière, L'enfant d'Agrigente, 1950. — J. Zafiropoulo, Empédocle d'Agrigente, 1953. — Gilles Nelod, Empédocle d'Agrigente, 1953. — Gilles Nelod, Empédocle d'Agrigente, 1961. — Jean Bollack, Empédocle, 4 vols. (I. Introduction à l'ancienne physique; II: Les origines [con ed. y trad. de fragmentos]; III, 1 y 2: Les origines [comentario], 1965 y sigs. — Jean Brun, Empédocle, 1966. — D. O'Brien, Empedocles' Cosmic Cycle: A Reconstruction from the Fragments and Secondary Sources,1969. — Johann Christoph Lüth, Die Struktur des Wirklichen im empedokleischen System über die Natur, 1970. — Helle Lambridis, Empedocles: A Philosophical Investigation, 1976. — N. Van Der Ben, The Proem of Empedocles, Peri Physeos, 1975. — R. A. Prier, Archaic Logic: Symbol and Structure in Heraclitus, Parmenides and Empedocles, 1976. — E. Brodero, Il principio fondamentale del sistema di Empedocles, 1978. — D. O'Brien, Pour interpréter Empédocle, 1981.
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