miércoles, 15 de julio de 2020

Intencionalidad, Cooperación, Competencia y Agresión






Muy interesante artículo sobre la creación de intencionalidades sociales complejas. 

Me viene a la mente la creación de unidad y coordinación en el grupo, y de reorientación organizada de conflictos, a través de rituales de agresión coordinada y mimética (pienso en los estudios sobre mímesis y violencia de René Girard). 

Y una cuestión. A partir de esta reflexión donde dice, sobre la mímesis de comportamiento en los monos: 

"La interacción de tocar la campana, desde que se inicia en uno de ellos hasta que concluye en otro, implica una interacción en bucle que permite establecer una mayor complejidad que el acto de actuar, sino quién actúa con qué y por qué yo le sigo o me percibo como competencia."  

Estas interacciones en bucle tienen efectos para la constitución del sujeto una vez se interiorizan (ver "Interacción internalizada: el desarrollo especular del lenguaje y del orden simbólico"). Algunas reflexiones sobre este tipo de bucles en la psicología social de G. H. Mead nos podrían llevar en esta dirección (ver "Bucles en la mente: Autointeracción, retroalimentación cerebral, y la realidad como expectativa autocumplida").

Pero más en concreto: esta intencionalidad colectiva y compartida se afina y retroalimenta cuando se enfrenta, miméticamente y dialécticamente, a OTRA intencionalidad semejante a ella. Aquí volvemos a la importancia de la agresión, la cohesión social y la competición entre grupos. Es importante entre los primates, como se señala aquí, el desarrollo de una cooperación avanzada, pero esta cooperación dentro del grupo (que tampoco excluye otras dinámicas de competencia intragrupal entre los individuos) viene a potenciarse especialmente cuando entra en una dinámica de enfrentamiento con OTRA cooperación avanzada en otro grupo.

Es decir, cooperación social y competencia entre grupos van necesariamente unidas una vez se alcanza una complejidad suficiente, en especial cuando se identifican capacidades intencionales y se desarrolla la capacidad de planificar ataques, agresiones, defensas, etc. A nivel de grupos más avanzado todavía, claro, aparecerán dinámicas superiores, de cooperación entre grupos, alianzas, de cara a la agresión a un tercer grupo. Y así sucesivamente. 

 En suma, que la cognición social, el desarrollo de intencionalidad compleja, lleva aparejado el desarrollo de dinámicas también complejas no sólo de cooperación, sino de competición y agresión, una dinámica que alcanza su máximo desarrollo en la intencionalidad y socialidad compleja de los humanos, demasiado humanos y a la vez demasiado primates, que de ahí no nos saca nadie de momento—a no ser que entendamos por superar estas dinámicas el hecho de que la agresión directa se sustituye muchas veces por formas más simbólicas y elaboradas de agresión y de competición, y por dinámicas económicas de cooperación y confrontación mucho más complejas, lo que llamamos la historia.








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