domingo, 27 de enero de 2019

El Holocausto de nuestros días

 Aborto libre de barra libre

Nueva York, referente de la progresía mundial en derechos reproductivos, consagra el derecho al aborto hasta momento del parto—o sea, el derecho al infanticidio.


El aborto libre hasta el extremo del infanticidio, celebrado por la llamada progresía, por la izquierda y el feminismo feminazi. Una apología desvergonzada de la maldad, la crueldad y la deshumanización más absoluta. Muy pronto, hoy ya, en un parlamento democrático cerca de usted—todo bajo el lema falsario de "mi cuerpo es mío" ("y el de mis hijos también").

Canallas. Malvados. 

Y malvadas.









 

 
O'Kane, Caitlyn. "New York Passes Law Allowing Abortions at Any Time if Mother's Health Is at Risk." CBS 24 Jan. 2019.*
         2019


Se me dirá que es "en caso de peligro para la salud de la madre." Recordemos que ése era el coladero de la anterior ley del aborto en España, el que permitía, sin legalización del aborto, el mismo número de abortos que bajo el aborto legal, gracias a la certificación falsaria del "peligro para la madre" por médicos desaprensivos a sueldo de las clínicas. Aquí están las cifras.

El aborto legal, y más cuanto más descontrolado, debería ser un escándalo social, pero sólo se topa con la indiferencia de la opinión pública. Y luego nos preguntamos si los alemanes 'sabían o no sabían' de los horrores de las cámaras de gas. Somos como ellos. Los nazis, como siempre, somos todos los que estamos inmersos en la banalidad del mal.

Pero lo nuestro es más fina hipocresía, pues nos preguntamos cómo era posible tal fallo de criterio en un pueblo culto. Hacemos espantajo público de los horrores nazis, y se nos anima a manifestarnos contra "la extrema derecha"—que es la que se opone a esta nueva cultura de la muerte.

Para sacar adelante una ley como ésta, o como la española, se cuenta con la indiferencia, apatía y amoralidad de la mayor parte de la grey social. Pero lo más obsceno es ver a los políticos y activistas que hacen de todo esto una bandera y un motivo de celebración y jolgorio. Da náuseas y horror esta gente—auténticos Mengueles de hoy en día, entre los que se incluyen muchos de nuestros conciudadanos más respetados.

Y conciudadanas.







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