Comentario enviado al diario de Arcadi Espada, que observa que el periodista iraquí que le tiró sus zapatos a Bush y lo llamó perro en una rueda de prensa cometía un atropello no ya contra Bush, sino contra algo más sagrado: su profesión de informador... de mero informador, cabría decir:
De acuerdo, el periodista que le tiró los zapatos a Bush cometió una traición contra el periodismo. Pero una traición a un ideal es justificable si se comete en aras de un ideal más elevado. En este caso, se servía a la justicia. O se le hubiera servido, si hubiera apuntado mejor el periodista justiciero.
—Y es que hay cosas más sagradas que el oficio de uno: salvo para el profesional de profesión.
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