No
consigo leerme todos los libros en los que colaboro, prueba de que
escribo demasiado y tengo que escribir menos y leer más. Pero esta vez
sí que me he leído The Dynamics of Narrative Form,
editado por John Pier (Berlin: Walter de Gruyter, 2005), en el que yo
tenía un excelente - bueno, no , interesante - artículo
sobre "Overhearing Narrative". Otro que quizá tenga que traducir algún
día. Se me acumulan los enanos.
Bueno,
pues aparte de mí, hay allí artículos de Ansgar Nünning ("On
Metanarrative"), Dieter Meindl ("(Un-)Reliable Narration from a
Pronominal Perspective", René Rivara ("A Plea for a Narrator-Centered
Narratology"), Luc Herman y Bart Vervaeck ("Focalization between
Classical and Postclassical Narratology"), Peter Hühn ("Transgeneric
Narratology: Applications to Lyric Poetry"), Michael Toolan ("Graded
Expectations: On the Textual and Structural Shaping of Readers’
Narrative Experience") y John Pier ("Narrative Configurations").
En este
último artículo aparece una concepción interesante del proceso de
lectura de la narración como una configuración abductiva de esquemas
intertextuales:
narrative configurations result
from the interpertive acts elicited by the textual signs of individual
narratives - the abductive reasoning which allows both for actualizing
intertextual frames and for determining the relvance and
functions of intertextual traces. . . . Narrative configurations . . .
come about through the abductive processing of intertextual frames and
traces and thus open the way to an intertextual narratology. (264)
También
hay cosas de mucho interés para narratólogos en los otros capítulos.
Peter Hühn resume así dos dimensiones importantes de la narración:
The ordering function of
narrative primarily rests on the close combination of two distinct
dimensions - the dimensions, first,, of sequentiality,
i.e. the temporal organization and concatenation of individual elements
(existents and incidents) into some kind of coherence, and, second, of mediacy,
i.e. the presentation (and interpretation) of this sequence from a
particular perspective. (139)
En el
marco de la poesía (lírica), señala Hühn estructuras narratológicas
específicas, como la presentación dramática del pensamiento cambiante
del poeta, produciendo la ilusión de inmediata, una presentación
realizativa del carácter que hace pensar en nuevas maneras de tratar la
relación entre poesía y subjetividad, mediante el análisis de la
función constitutiva de la narración para la subjetividad (152)
También
señala el uso frecuente de modos y tiempos atípicos en la narración
poético-lírica, así como el uso de la materialidad y estructura formal
del propio poema como ocasión para generar secuencias narrativas
adicionales (153). También observa un tipo especial de rupturas de
marco:
One particularly complex type of poetic
plotting consists in shifting the eventfulness from inside the
narrative sequence or story level to the transgression of this level,
from a story event to what may be termed a "discourse event" (151)
- un
ejemplo es el soneto 107 de Shakespeare.
Es muy
interesante para apoyar un análisis sistemático de cuestiones como el
comentario del narrador, o la reflexividad, el artículo de Nünning
sobre "metanarration" y las taxonomías que establece en cuanto a sus
tipos y funciones.
Así, por
ejemplo, traza una figura (p. 40) que organiza las intervenciones
metanarrativas en una gradación que va desde las formas más compatibles
con la ilusión diegética hasta las formas metanarrativas que destruyen
la ilusión diegética. Serían, secuencialmente:
- la
función autentificadora.
- la
función de inducción de coherencia
- la
función mnemotécnica
- la
función fática
- la
función comunicativa
- la
función de crear suspense
- la
función didáctica
- la
función cómica
- la
función paródica
- la
función poetológica
- la
función metaficcional
- la
función anti-ilusionista
Dieter
Meindl, como Nünning, es enemigo del concepto de autor implícito, lo
cual hace que su tratamiento de la narración no fiable me parezca
especialmente no fiable, al enfocarlo desde un punto de vista
gramatical (el uso de los pronombres) que es de entrada limitado para
una pragmática narrativa. Pero Meindl afortunadamente va más allá en su
análisis de los efectos elaborados conseguidos por Henry James con su
peculiar técnica narrativa:
Using a center of consciousness,
a character-perspective-oriented textual device that, in common with
first/second person anrrative, disposes the reader toward an
apprehension of unreliable narration, James, as it were, restrined
thrid-person narrrative’s inherent regime of authority or reliability
for the sake of conveying a sense of life, and yet managed, by deftly
conjoining character-focalized and authorial discourse, to convey both
authority and authenticity, to merge objectivity and subjectivity, to
endow with reliability a character’s deeply personal experience (to
have his cake and eat it too, as it were). So much for the encoutner of
narrative practice with the demarcations (useful, all the same, let us
hope) set up by this narrative theory dealing with (un-)reliability in
narration from a pronominal perspective. (79)
René
Rivara propone un tratamiento conjunto de narración y punto de vista
basado en un contraste básico entre dos tipos de narrador y los puntos
de vista a ellos asociados: el narrador anónimo ("tercera persona") y
el narrador autobiográfico ("primera persona"). En el primer caso, el
punto de vista se aplica externamente a objetos perceptibles y a
personas tratadas como objetos perceptibles; también llama Rivara
"externa" a la presentación de mentes mediante psiconarración como en The
Ambassadors. La presentación interna y directa de
mentes que se expresan en monólogo interior es "visión interna". En el
campo de la narración autobiográfica, también hay visión externa de
objetos (presentes), pero puede haber además visión interna de la
propia consciencia presente, o de recuerdos. Los recuerdos pueden ser
de objetos perceptibles o de la propia consciencia (ejemplo: Proust).
El
esquema es útil, si bien algunos ejemplos son dudosos y, como todas las
taxonomías, limita un tanto. Se observará que en este esquema "a vista
de pájaro" la diferencia crucial entre los dos tipos de narración es el
énfasis en el presente posible en la narracion autobiográfica, un
ámbito que no tiene equivalente en la anónima; y también la posibilidad
de recuerdos de la propia consciencia para el autobiógrafo, algo que no
tiene equivalente simple e intuitivo en la narración en tercera persona.
Rivara
amarra con claridad un determinado tipo de focalización a un
determinado tipo de narrador. Es didáctico, y clarificador, pero puede
llevar a perder matices en los análisis de fenómenos elaborados. En
principio, para él, el focalizador es el narrador. Henry James vuelve a
ser ejemplo interesante:
human minds can themselves be
viewed from outside by an anonymous narrator who ’knows’ and ’tells’ us
about them, but does not ’show’ their working. This is the case in
James’s novels, where the main characters’ thoughts are described,
analyzed, reported in the non-literal indirect speech, but never
reproduced. (109)
Y otro
fenómeno excepcional (no tanto en el siglo XX) era el tratamiento del
comportamiento de los personajes como meros objetos perceptuales, sin
explicar ni interpretar sus motivaciones. Extraño en tercera persona (Salammbô)
y aún más en primera persona (L’Étranger).
También considera la posibilidad de condiciones especiales para el
punto de vista (ciencia ficción, etc.) pero eso supone presuposiciones
de base diferentes a la hora de definir narradores u objetos
narrativos.
Rivara no
llega a decir, sin embargo, que la focalización es una mera estrategia
retórica para la presentación de información por parte de un narrador.
Ese es el descubrimiento del mediterráneo al cual parecen acercarse Luc
Herman y Bart Vervaeck al decir que en su análisis "focalization loses
some of its anthropomorphic characteristics. it is no longer a property
of a human center, but rather a process particular to the textual
unwinding of the story" (131) - aunque como se ve aún les queda un
camino hasta el Mediterráneo, pues parecen perder de vista que la
historia misma es un proceso humano y "antropomórfico". La misma fiebre
antihumanista alienta en otros artículos de este volumen (en el mío no,
espero), cuando se habla del error de concebir a los narradores como
entes humanos, de "falacias antropomórficas" y otras cosas de difícil
comprensión para mí. ¿Habrá habido alguna vez un narrador no
antropomórfico, incluyendo a los programas de generación automática de
narraciones? Para falacia narrativa, la falacia antiantropomórfica
de la que pecan bastantes narratólogos.
En
conjunto, el artículo más interesante del libro (dejando el mío
inmodestamente aparte) es el de Hilary Dannenberg sobre "argumentos
ontológicos" que nada tienen que ver con los de San Anselmo. Son las
cuestiones de realidad/ficcionalidad/narración hipotética/hipótesis,
etc. que trataba yo en mi libro Acción, Relato, Discurso
bajo el epígrafe de "status de la narración". Uri Margolin ha
desarrollado algunos de estos conceptos de manera muy sugerente (en su
artículo de Narratologies, por ejemplo, o en el
de otro volumen editado por Pier, Recent Trends in Narratological
Research). Y también lo hace
Dannenberg, aunque le pongo unos peros.
Dannenberg
viene a criticar el concepto de "historia" en narratología, tanto en la
teoría de Genette como en la lectura "ingenua" de la narración (que
quedan así un tanto equiparadas . . . ).
The reader devours a narrative
with the desire of being able to trace a causal-linear sequence of
events through fictional time. However, sophisticated narratives use
the temporal orchestration of alternate
possible worlds to frustrate, and thereby intensify, this desire by
suggesting more than one possible version of events. (160)
Complex novels involve the
interweaving of possible versions of both the past and future world;
some authors, indeed, have particular penchants for the ontological
complexification of one temporal zone over the other. (160)
Surge de
esta perspectiva una nueva definición de argumento, plot,
en esta línea: "plot is the dynamic interaction of competing possible
worlds" (161).
Argumenta
Dannenberg contra las teorías y modelos que nos limitan a "un mundo" y
a "una historia":
The same criticism also applies
to methods of plot analysis which limit their attention to the single
world version conceived of as story. An analysis
of a narrative’s story tells us very little about the true dynamics of
plot and about the fascination of fictional worlds for the reader; this
stems from the fact that narrative does not simply tell one story, but
weaves a rich, ontologically multidimensional fabric of alternate
possibe worlds. (160)
Aunque
eso sí, en (muchos) textos realistas, "the finality of closure imposes
a single-story version on the discourse" (161).
Esta
dimensión de la narración se expresa plenamente en textos no realistas
que subvierten la tendencia del realismo a establecer un único mundo
posible: "the strict ontological hierarchy of realism is subverted,
leading to all manner of multiple-world
narratives" (161).
Interesante,
esta idea de que "Non-realist texts . . . subvert the clear ontological
hierarchies of realism by constructing permanently pluralistic
multiple-world scenarios" (182) - definición de la cual podríamos
extraer el interesante corolario de que el mundo real tiene la
estructura de un texto no realista.
Los
mundos alternativos dan lugar a una forma de realidad virtual (aquí
Dannenberg sigue a M. L. Ryan y su teoría de los acontecimientos
virtuales en la narración).
The heterodiegetic narrator, who
is not a character in the narrative world, but a voice speaking from outside it, occupies a supreme
position of power in coordinating the virtual and actual domains. In
sophisticated hetero-diegetic narratives such as those of Fielding or
Austen, the narrator often exploits this power and creates bogus actual
worlds which, by a narratorial sleight of hand, are ultimately revealed
to be virtual constructs. (165)
Esta
perspectiva expuesta por Dannenberg es muy adecuada para ver cómo las
narraciones actuales que explotan la realidad virtual para reorganizar
de manera sorpresiva el proceso de lectura o percepción con reenmarcaciones súbitas del
mundo narrado sólo llevan un paso más allá estrategias y tendencias
ya desarrolladas en formas narrativas literarias más clásicas. Tienen
su análogo básico en lo que Dannenberg llama uncorrected focalised
access a los pensamientos del personaje, es decir,
"making the reader privy to the events constructed in the character’s
thoughts without additional clarification of their ontological status"
(165).
Así, el
matrimonio de Lucy y Edward supuesto por Elinor en Sense and
Sensibility
seems to belong to the actual
narrative world for several pages of the novel, but then evaoporates
when it is revealed to be a virtual construct. Whilst it cannot be said
to belong to the story of Sense and Sensibility,
it makes a substantial contribution to the reading experience3 of the
novel’s love plot. (166)
Aquí se
ve un límite conceptual de la teoría de Dannenberg. No niego lo útil de
su exposición y énfasis en la virtualidad narrativa, pero le lleva a
denigrar y volver un tanto simplista el concepto de historia (lo que yo
llamo acción en Acción, relato, discurso).
Pues el matrimonio ese de su ejemplo sí forma parte de la acción no en
tanto que matrimonio, sino en tanto que creencia de uno de los
personajes. No es una suposición introducida por un narrador
heterodiegético gratuitamente, sin relación con las creencias,
relaciones, etc. de los personajes. En un sentido amplio, la acción
incluye por supuesto no sólo acciones o "mundo real" sino ficción: de
la cual está constituido precisamente gran parte del mundo real. De ahí
la importancia de este ontological plotting:
que no se restringe a narraciones literarias o complejas,
sino que es la sustancia misma de cómo constituimos realidades a partir
de hipótesis, creencias y ficciones. Eso se pierde un tanto de vista si
creemos que "la acción" tiene dimensiones tan limitadas. Para ser más
claros, la acción culmina (en la narración en primera persona se ve
claramente) en la narración. Allí la narración es también acción, la
última acción tras la conclusión del argumento, y nos lleva a revivir
el argumento, normalmente respetando la estructura "ontológica" de la
experiencia del personaje que ahora la narra: Pip el narrador guardando
sus secretos en Great Expectations, para colocar
al lector en el mundo virtual en que vivía él como personaje, antes de
descubrirlos. Si consideramos que la narración también es acción, y que
incluye la reestructuración de las experiencias virtuales para
comunicarlas, veremos que el nivel de "realidad" que Dannenberg hace
aparecer un poquito pacato es más complejo: la realidad incluye todas
las ficciones, al igual que las ficciones incluyen todas las realidades.
Desarrolla
luego Dannenberg el concepto de orquestación temporal
del relato, refiriéndose con ello no sólo a la estructuración de
diversos momentos de pasado, presente y futuro (según analiza Genette)
sino a la estructuración de diversas versiones
del pasado, presente y futuro, algo que la teoría y terminología de
Genette hace perder un tanto de vista:
Genette’s concept of anachrony
thus treats narrative from the postclosure position where a single
story version has been established, but tells us very little about how
a richer vista of worlds beyond that of the story is generated during
the narrative.
Narrative
discourse’s temporal orchestration of plot can be more usefully
conceived of metaphorically as a kind of time machine which not only
switches between past and future worlds, but alters the reality found
there. In a multiple-worlds analysis of plot, analepsis and prolepsis
can thus involve a journey into the virtual past of a narrative world
or the projection of a virtual future which are not part of the story
at all. (167)
Podríamos
reformular la crítica de Dannenberg diciendo que la teoría de Genette
es hasta cierto punto un ejemplo de falacia retrospectiva
o hindsight bias, estableciendo los conceptos
narratológicos desde un punto de vista "acabado", tras el fin de las
incertidumbres, y que falsea en cierto modo la experiencia de la
lectura como proceso de construcción, de hipótesis, de barajar mundos
posibles. Es cierto que una descripción semejante del proceso de
lectura aparece perfectamente teorizada en Lector in Fabula
de Umberto Eco (1979, ed. española, Lumen, 1981). Allí nos habla Eco de
la construcción de hipótesis provisionales, y de la importancia de las
"construcciones doxásticas de los personajes", de las "extensiones
parentetizadas"(107-9), de "las previsiones como prefiguraciones de
mundos posibles" (160), de la construcción provisional del mundo de
referencia (187), etc. Y en línea con la crítica de Dannenberg al
concepto genettiano de "histoire", ya decía Eco que no hay que
confundir "los mecanismos del texto en su conjunto
con los mecanismos de la fabula" (242). Para
Eco, el texto
es una máquina para producir
mundos posibles el de la fabula, los
de los personajes de la fabula y los de las previsiones del lector.
(243)
Hay que
volver a los clásicos...
La
exposición de Dannenberg no deja de ser sugerente por ello. Enfatizaría
yo más, sin embargo, la diferencia entre mundos virtuales generados por
personajes a lo largo de la accción, y reutilizados por el narrador (
ya sea anónimo o autobiográfico) y los generados por el narrador (ya
sea a. o a.). Sí alude a ello de pasada Dannenberg: "Counterfactuals .
. . can also be framed as the speculations of a heterodiegetic narrator
about how a fictional event might have occurred differently" (170). En
la teoría de Eco, si mal no recuerdo, tampoco se daba mayor importancia
a esta diferencia; y es importante. En el caso de "construcciones
doxásticas" o "mundos virtuales" generados por personajes y
reutilizados por el narrador, se trata de un elemento de la acción
importante que se presta a ser recuperado, transpuesto, reciclado,
reutilizado (como el punto de vista, la voz, etc.) al nivel de la
construcción del discurso narrativo: una "motivación realista" de la
estructura narrativa, que diría Tomashevski. En el segundo caso,
construcciones doxásticas no pertenecientes al momento ni personajes de
la acción narrada, sino al presente del narrador (ya sea a. o a.) e
introducidas bajo su exclusiva responsabilidad en tanto que narrador,
la proliferación de mundos posibles y acontecimientos hipotéticos of
virtuales supone enfatizar la dimensión de incertidumbre,
problematicidad y provisionalidad del propio discurso narrativo. (En
literatura, claro, es un efecto estilístico
buscado, una estilización de búsquedas semejantes en la vida. Aunque
ambas pueden ir unidas, por supuesto: véase el elemento de
provisionalidad y reescritura en la última novela de Sánchez Dragó).
Dannenberg
contrasta, una distinción útil a este respecto, los mundos virtuales
opuestos a la historia real descubierta con posterioridad con otro tipo
de mundos posibles, a saber, los mundos
contrafactuales:
a counterfactual world
is a consciously virtual alternate version of
the past world, called into existence by a thought experiment that
takes the actual world and then constructs an altered model in which
there is a strategic departure from its conditions. (169)
(Se trata
de las "historias alternativas", con los nazis ganando la Segunda
Guerra Mundial, etc.). Dannenberg observa cómo se ha revalorizado el
concepto de contrafactualidad en psicología y ciencias políticas,
citando a Roese y Olson:
Counterfactual thinking is an
essential feature of consciousness. Few indeed have never pondered a
lost opportunity nor regretted a foolish utterance. And ( . . . ) it is
from articulations of better possible pasts that individuals may
realize more desirable futures. (Roese y Olson, cits.
en Dannenberg 170)
Es un
tipo de razonamiento hermenéutico, en la línea de las teorías de Morson
en Narrative and Truth, que se presta a mucho
desarrollo. Eco no apuntaba mucho por allí, desde luego, y Dannenberg
tampoco explora la relación entre los contrafactuales, la retrospección
y la falacia retrospectiva o hindsight bias.
¿Tema para un artículo?
Otro
punto interesante aparece cuando señala cómo, frente a los episodios
contrafactuales, se refuerza la realidad aparente del mundo narrativo,
"by ontological default" (173). O cómo, mediante
un ejercicio de doublethink, podemos especular
considerando nuestro propio mundo como un contrafactual.
Las
estructuras narrativas constituyen jerarquías ontológicas,
"a concept which can be defined as the ultimate state of relationships
between alternate possible worlds that emerges in the process of the
plot’s development subsequent to the ambiguities and complexities of
temporal orchestration -- and which varies substantially amongst
realist and non-realist narrative genres" (181). Me acuerdo que una de
mis objeciones a Eco era su voluntad de presentar una teoría puramente
formal de relaciones entre mundos posibles que no consideraba la
prioridad jerárquica absoluta de nuestro mundo
de referencia (Lector 190). Lo cual sólo tiene
sentido en un análisis local intratextual.
Por
cierto, con esta cuestión de las jerarquías de mundos y la prioridad
jerárquica de nuestro mundo (me refiero al nuestro
mayestático) tocamos cuestiones fascinantes de relativismo cultural y
cognoscitivo, y llegamos al problema de la definición interaccional
de la cuestión de la verdad . . .
Pero como
dirían en Love’s Labour’s Lost --"that’s
too long for a post".
Así que
terminaré con sólo una alusión al concepto y maniobra mental de world-blending
derivado de Fauconnier y Turner (Dannenberg 178): "the mental activity
of world-blending that takes place when the
human mind deals with ontologically complex input" (163). Creo que este
concepto y enfoque tiene un gran futuro en el análisis narrativo. En el
estudio de la ciencia ficción y la fantasía de modo obvio, pero también
a la hora de describir el ontological plotting
de los mundos que narramos . . . y el de los mundos que
habitamos.
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