jueves, 4 de septiembre de 2014

Un momento de Virginia Woolf


En un examen de literatura inglesa he puesto este texto de Virginia Woolf, un fragmento de A Room of One's Own:

The mind is certainly a very mysterious organ, I reflected, drawing my head in from the window, about which nothing whatever is known, though we depend upon it so completely. Why do I feel that there are severances and oppositions in the mind, as there are strains from obvious causes on the body? What does one mean by 'the unity of the mind', I pondered, for clearly the mind has so great a power of concentrating at any point at any moment that it seems to have no single state of being. It can separate itself from the people in the street, for example, and think of itself as apart from them, at an upper window looking down on them. Or it can think with other people spontaneously, as, for instance, in a crowd waiting to hear some piece of news read out. It can think back through its fathers or through its mothers, as I have said that a woman writing thinks back through her mothers. Again if one is a woman one is often surprised by a sudden splitting off of consciousness, say in walking down Whitehall,* when from being the natural inheritor of that civilization, she becomes, on the contrary, outside of it, alien and critical. Clearly the mind is always altering its focus, and bringing the world into different perspectives. But some of these states of mind seem, even if adopted spontaneously, to be less comfortable than others. In order to keep oneself continuing in them one is unconsciously holding something back, and gradually the repression becomes an effort. But there may be some state of mind in which one could continue without effort because nothing is required to be held back. And this perhaps, I thought, coming in from the window, is one of them. For certainly when I saw the couple get into the taxi-cab the mind felt as if, after being divided, it had come together again in a natural fusion. The obvious reason would be that it is natural for the sexes to co-operate. (…)


Y alguna cosa quiero comentar al respecto, en incisos. Porque me parecen un pasaje, y un momento, muy representativos de Virginia Woolf, eternity in a moment casi:

The mind is certainly a very mysterious organ, I reflected,

Ciertamente reflexivo, lo de reflexionar o reflejar ad infinitum sobre la mente. El órgano (?) seguirá siendo misterioso después de nuestras reflexiones (o las de Woolf)—quizá más misterioso, pues podemos descubrir profundidades o dimensiones insospechadas para quien no se ha parado un momento a reflexionar. Y sin embargo también será más conocido, en algún sentido, taking a new acquaintance of itself observándose en sus procesos, asociaciones, y niveles o planos simultáneos de funcionamiento. Woolf, en su ensayo sobre modern fiction "Mr Bennett and Mrs Brown", ya llamaba la atención sobre esta dimensión extraña de la realidad que se da cuando la examinamos de cerca y descubirmos nuevas dimensiones, sólo por el procedimiento de no someternos a los hábitos de percepción o de representación manidos o habituales. La mancha en la pared es otro magnífico ensayo donde la mente de Woolf observa sus propios procesos, un ensayo a cuenta de nada, podríamos decir, pero es un nada llena de productividad, como el vacío cuántico. Otro ensayo de un momento perdido, con la mente en blanco, por así decirlo, o en blanco palimpsesto. Los momentos indefinidos están llenos de potencialidades y de pensamientos apenas formulados que bullen bajo la superficie vacía, son el equivalente perfecto de la página en blanco, una tentación a la creatividad, o un reto para extraer de ellos lo que nadie veía y ya estaba, sin embargo, allí. En la mente.

drawing my head in from the window,

Esta reflexión tendrá lugar en el momento en que Woolf se retira a la habitación (a room of her own) tras mirar por las ventanas de la percepción a la calle—todo transcurre en ese segundo, un segundo a cámara lenta, denso como los de Joyce, o como esos excursos de Sterne en Tristram Shandy. La habitación es la mente vuelta sobre sí; la ventana es una ventana al mundo, y por ella acaba de ver Virginia Woolf una escena que procederá a alegorizar, o que se ha alegorizado espontáneamnente en su mente, proporcionándole la imagen que necesitaba para aliviar las tensiones que bullían bajo su mente. Un hombre y una mujer entran juntos en un taxi, y el taxi arranca. Desde una ventana, los miraba Virginia Woolf, que ahora vuelve su atención sobre sí.

about which nothing whatever is known, though we depend upon it so completely. 


No es desacertado. Eran los años en que se estaban empezando a formular el psicoanálisis, la fenomenología, la psicología moderna, la neurología, el interaccionismo simbólico de Mead. A la espera de la neurología cognitiva y de la teoría de la mente. Y qué poco se sabe de la mente si se descuentan estas aportaciones. También las percepciones e intuiciones de Woolf merecerán explicación, y aún siguen necesitándola. Decir que dependemos de la mente completamente es, sin embargo, algo un poco chusco. Más acertado sería decir que vivimos en un entorno mental, o que somos entidades mentales antes de ser nada más. Dicho en otro registro, somos cuerpo y alma, pero somos más nuestra alma que nuestro cuerpo. Cuerpo y mente tienen un paralelo sin embargo, y parece apuntar Woolf a una corporeidad de la mente—a ciertas articulaciones o músculos o estructuras que le dan su morfología, y que pueden estar sometidas a tensión o a movimientos forzados:

Why do I feel that there are severances and oppositions in the mind, as there are strains from obvious causes on the body?

Lo nota porque es mujer moderna, viviendo en las tensiones de la modernidad, y la mujer está luchando por un nuevo papel en el espacio público. Por eso escribe Woolf, y para eso necesita su habitación, su espacio. La tensión entre el espacio masculino y el femenino se formula de manera inolvidable en  A Room of One's Own cuando le impiden la entrada a la biblioteca universitaria por ser mujer.  Esta tensión del espacio público la vive Virginia Woolf como una tensión interna (también una tensión en su matrimonio, con su esposo a la vez protector y opresivo). Y esa tensión subyacente, personal y política (the personal is the political, dirán las feministas) ha encontrado una imagen para expresarse, y un alivio, en la imagen de la mujer y el hombre entrando en el taxi, un automóvil que, no lo olvidemos, es un elemento y símbolo de modernidad, mucho más para Woolf que para nosotros.

What does one mean by 'the unity of the mind', I pondered,

Aquí apunta todo un tema modernista, la multiplicidad subyacente al yo—bien teorizada por entonces en la teoría sociológica de los roles que propone el interaccionismo simbólico, de Cooley y de Mead, aunque en la época de Woolf se pensaba más frecuentemente en los términos del psicoanálisis, y las tensiones entre las pulsiones inconscientes y el yo socializado (como hace el Freud de Das Unbehagen in der Kultur, 1929). Quizá la crítica a la unidad de la mente, y su denuncia como una ilusión, encuentre su expresión perfecta en este poema de E. E. Cummings:


so many selves(so many fiends and gods
each greedier than every)is a man
(so easily one in another hides;
yet man can,being all,escape from none)

so huge a tumult is the simplest wish:
so pitiless a massacre the hope
most innocent(so deep’s the mind of flesh
and so awake what waking calls asleep)

so never is most lonely man alone
(his briefest breathing lives some planet’s year,
his longest life’s a heartbeat of some sun;
his least unmotion roams the youngest star)

—how should a fool that calls him “I” presume
to comprehend not numerable whom?

Conservo la tipografía del original en sus detalles, porque para entender este poema en toda su dimensión formal hay que tener en cuenta que Cummings (que solía firmar "e. e. cummings") a veces dejaba de utilizar las mayúsculas desafiando las convenciones ortográficas de la poesía o de la prosa inglesa, como hace en este poema—en el que no es casual que la única mayúscula corresponda al prepotente "Yo", I, que tantas veces era escrito por cummings como un en tono menor. En fin, junto al carácter menor del yo va expresada en este poema su precaria unidad, o su difusión dispersa por todo el universo. Y sin embargo hay un yo, el yo (mayúsculo) de I pondered, del mismo modo que en la deconstrucción del yo pensada por Hume ofendía e irritaba la continua presencia de ese yo sujeto filosófico (y firmante del libro). Un autor tiene que ser un yo, a un cierto nivel, e incluso un punto de vista o voz privilegiados—aunque la disolución o precariedad del yo sean su tema.

for clearly the mind has so great a power of concentrating at any point at any moment that it seems to have no single state of being.

La mente como gestión de la atención, es lo que le llama la atención a Virginia Woolf—y es esa capacidad de concentrar la atención lo que la vuelve multiforme, o le posibilita el acceso a submundos dentro del mundo, o dentro del momento—vuelve el momento, como vemos, en esta frase del texto. La mente plástica, proteica, nos hace vivir en una potencialidad permantente, en una encrucijada de infinitas posibilidades que (por supuesto) apenas habían comenzado a intuirse a la hora de estudiarla. Sobre la capacidad de atención, que ha sido considerada por Tomasello como uno de los componentes básicos de la mente humana, puede leerse más aquí, en "Atención a la atención". Disponiendo de una mente multidimensional, es tanto más importante poder centrar la atención. Este momento de Virginia Woolf es un caso ejemplar de cómo se combinan esos dos aspectos de la mente, su apertura al mundo y su multiplicidad—la ventana—y su capacidad de centrarse en sí y, reflexivamente, transformarse y transformar el mundo, centrando la atención.

It can separate itself from the people in the street, for example, and think of itself as apart from them, at an upper window looking down on them.

En esta frase ya la mente ha reconocido en la escena vivida por Virginia Woolf, asomándose a la ventana, un modelo de su propio funcionamiento. Aunque parecen apuntarse aquí, en realidad, dos fases: la primera, una sensación vivida en ese momento de contemplación a la ventana, donde empezaba a tomar cuerpo la imagen, en la percepción y en la reacción a ella; la segunda, una vez se ha completado el momento de retirarse de la ventana, y volver al escritorio, cuando puede ya expresarse plenamente la sensación de aislamiento vivida, completada por el aislamiento aún más perfecto de la escritora en su habitación, que termina de completar la impresión producida y de perfilar el sentido que se le está dando.


Or it can think with other people spontaneously, as, for instance, in a crowd waiting to hear some piece of news read out.

Somos individuos, y somos sociedad; somos uno y muchos a la vez—the crowd inside—pero en una multitud podemos sentir en gran medida como el resto de la multidud, y (por comunicación, por empatía) sabemos que participamos de lo que viven los demás, y que ellos también están dentro de nosotros pues el mundo comunicativo en que vivimos nos es común al menos en gran medida. Hay un momento de proyeccción empática, de hecho, también en la primera escena que contrasta con esta: la escritora desde la ventana también siente y vive en parte lo que es reunirse con su pareja y subir juntos al taxi. La unión espontánea con los otros, en la experiencia colectiva de la muchedumbre, me hace pensar en el activismo de Virginia Woolf, quizá en sus experiencias anteriores con el movimiento sufragista (recogidas en The Voyage Out)—sin decir nada al respecto, sugiere a un grupo de personas participando de una empresa común y pendientes de una noticia... un momento de participación en la vida de la comunidad que se vivía entonces de modo espacialmente intenso y que puede haber sugerido esta imagen por contraste a la imagen de la mente solitaria asomada a la ventana.

It can think back through its fathers or through its mothers, as I have said that a woman writing thinks back through her mothers.

La experiencia mental no es sólo presente, sino que es una experiencia de viaje en el tiempo, una experiencia de moverse a través de los mundos construidos por la historia y la cultura, y de proyectarse en ellos, viviendo experiencias ajenas a través de la literatura. Una literatura que es ante todo la de la cultura patriarcal, fathers, y muy especialmente Leslie Stephen, alias Mr. Ramsay en To the Lighthouse, hombre de letras y editor nada menos que del Dictionary of National Biography, el registro oficial de los padres de la patria. Y de las madres, claro—porque Virginia estaba especialmente atenta a la tradición femenina soterrada e incluso inventada, como en su historia de la genial Judith Shakespeare en A Room of One's Own. Las feministas anglófonas de una generación posterior, como Ellen Moers en Literary Women, Gilbert y Gubar con The Madwoman in the Attic, o Elaine Showalter en A Literature of Their Own, entroncarán directamente con esta voluntad de "pensar hacia atrás a través de las madres", redescubriendo experiencias y condicionantes, y haciéndose conscientes de ellas en esa reflexión. La escritura de Woolf y textos como éste serán una inspiración potente en esa reflexión, y Virginia Woolf ha resultado ser más feminista de lo que parecía ser, una vez reinterpretada como ella misma sugería.

Again if one is a woman one is often surprised by a sudden splitting off of consciousness,

Atención a la mente y a lo que pasa en ella—cómo se puede dividir contra sí. La experiencia particular de ser una mujer conlleva esas divisiones o tensiones a las que aludía antes el texto, tensiones en la mente—casi una doble personalidad, la heredada de los padres y la de las madres, o la que se descubre en momentos particulares. Porque volvemos a encontrar una alusión al momento, al hecho de que que esa tensión se percibe en momentos concretos—

say in walking down Whitehall,* when from being the natural inheritor of that civilization, she becomes, on the contrary, outside of it, alien and critical.

La mujer como el otro dentro de la civilización, o el otro dentro de sí, porque esta división se vive dentro, no es entre la mujer y la sociedad patriarcal, sino dentro de la mujer misma, un "splitting off of consciousness". Vemos a Virginia cabreada con el rol limitado de la mujer en el espacio público, como sufragista frustrada, viviendo ese descontento como una alteración mental, una esquizofrenia—quizá parte de esas mismas voces que no la dejaban vivir. Hay que recordar que se tiró por una ventana una vez, Virginia Woolf, ya que hablamos de ventanas, y que fueron en parte las voces que oía—alien voices—dentro de sí lo que la hizo decidirse, una vez más, por el suicidio. Es decir, que la separación del espectáculo de la vida no le era una experienica ajena; y como vemos ese sentimiento de alienación iba en gran medida unido a la condición femenina. Fue problemático para Woolf, lo de ser mujer—sexualemnte hablando, parece ser que nunca llegó a aceptarlo, y de ahí en parte sus fantasías lésbicas o transexuales como las que proyectó imaginativamente en Orlando—novela escrita para su amada Vita Sackville-West. No todas las mujeres, quizá, pero poniéndose aquí a sí misma como arquetipo de mujer, la mujer educada y pensante es un elemento inadaptado en la sociedad. Quizá en parte ya por eso de que el pensamiento no puede tomar asiento, pero las tensiones son aquí más potentes—allí en los años 20—y llevan hasta el borde de la patología. Le hacen desear a Virginia una experiencia no traumática, armónica, una existencia sin divisiones como la que proyectó en parte en Orlando o la que consigue imaginar a través de su arte la pintora Lily Briscoe en To the Lighthouse. La imagen de la integración de los opuestos, el elemento masculino y el femenino reconciliados, subiéndose al taxi de la vida, es tentadora, aunque ni su matrimonio ni su experiencia fuesen tan armónicos como ese sueño de integración perfecta.

Clearly the mind is always altering its focus, and bringing the world into different perspectives.

La mente reprsenta el mundo, y así lo constituye, y lo transforma—apuntando aquí la noción de un mundo a modo de relato cinematográfico, o de objeto fotografiable, modelable a través del foco de la atención mental. Sea lo que sea el mundo, el mundo vivido es el resultado de estas perspectivas que le dan una forma particular.

But some of these states of mind seem, even if adopted spontaneously, to be less comfortable than others.

Habla la enferma, la persona sometida a tensiones internas, dolorida por las posturas forzadas de la mente, y que busca ante todo alivio, un posicionamiento menos forzado en el mundo. La cultura patriarcal es a la vez espontánea y forzosa; el orden de los sexos es a la vez espontáneo y forzado. Otro orden también se generaría espontáneamente, en circunstancias distintas.

In order to keep oneself continuing in them one is unconsciously holding something back, and gradually the repression becomes an effort.

Aquí aparece el lenguaje del psicoanálisis; la Virginia que ha pasado por psicoterapia y que se ha hecho consciente del peso de las represiones victorianas que acarrea—la necesidad de modelar su foco de atención y el mundo en que vive para aliviar las tensiones impuestas a la mente. Quizá para hacerse consciente de cosas que ahora no puede ni pensar con claridad, porque obviamente estas tensiones mentales impiden enfocar con claridad las cuestiones.

But there may be some state of mind in which one could continue without effort because nothing is required to be held back.

Aquí apunta la utopía—un estado de mente sin tensiones (quizá una vez trascendido el orden sexual, lo cual nos llevaría más allá de la evolución o al fin de la evolución...). Es una utopía que quizá no ordene nunca el orden social, pero que sin embargo existe, en tanto que utopía—y en tanto que experiencia vivida, crucialmente: no en una vida, sino apuntando en momentos concretos. Un orden utópico que aparece como un estado de mente, quizá para nunca realizarse más que como tal, pero ya es algo, pues es una realidad en la que se ha habitado, y como decía Hamlet, nada es bueno ni malo si no es que nuestra mente así lo juzga, una mente que construye sus propios mundos y cárceles mentales (the mind-forg'd manacles, que decía Blake). Una mente que puede construir también su habitación propia en la que refugiarse, y su utopía.

And this perhaps, I thought, coming in from the window, is one of them.

Este momento. Un punto culminante del pasaje está aquí: en hacerse consciente del momento, del presente —the present, the gift— porque vemos ahora más claro que todo este stream of consciousness ha tenido lugar en un momento intenso. ¿O no? Está el momento, y está su reelaboración en el pensamiento, la reflexión sobre el momento, que también (como hemos dicho antes) se echa de ver en la escritura de este pasaje, sobre un momento tanto vivido y experimentado como recreado y explorado con el pensamiento.

For certainly when I saw the couple get into the taxi-cab the mind felt as if, after being divided, it had come together again in a natural fusion.

Un alivio percibido, y experimentado más conscientemente al reflexionar sobre él y convertirlo en una cierta alegoría. El elemento masculino y el femenino, reconciliados, y partiendo en el taxi a seguir el viaje de la vida. Tal vez, también, un matrimonio con éxito, que no se diferencia aquí de la integración satisfactoria y no represiva de los principios masculinos y femeninos.

The obvious reason would be that it is natural for the sexes to co-operate. (…)

Y reaparece la naturaleza. Pero esa naturaleza, mediada y distorsionada por la cultura, no dicta exactamente en qué manera han de estructurarse, cooperar, o repartirse los papeles los sexos. Llevamos toda la historia, y la evolución, a cuestas, a la hora de redistribuir estos papeles. Y siempre es un dilema, porque también parece obvio que la cultura no está en flotación libre por encima de la historia, ni de la naturaleza. Reaparece ésta, lo natural, en esta línea donde dejamos el texto. No todas las distribuciones de roles —internos y externos— serán igual de naturales, y hemos visto los peligros y tensiones que generan las distribuciones antinaturales. Materia para seguir pensando, cuál es la cooperación natural de los sexos, dentro de la mente, y en la sociedad. Tema para tratar, quizá, en otro momento.

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* Whitehall, la sede del poder político en Londres.


 
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