Dos modalidades de la desilusión, una frente a otra—nuestra vida póstuma nos hace pasar tanto por la una como por la otra.
La desilusión de que una persona a la que querías de cerca ya no es ahora nadie para ti, te es totalmente indiferente y ajena, tanto que sus intentos de aproximación a ti son ridículos o repugnantes, y te preguntas qué podías haberle visto en aquellos tiempos a este lamentable viejo amor.
... y la desilusión de ver que una persona que te quería de cerca te da a entender que ya no eres nadie para ella, que le eres totalmente indiferente, tanto que tus intentos de aproximación a ella son ridículos o repugnantes, y casi prefieres no saber cómo te ve ahora el viejo amor a quien tanto le gustabas en aquellos tiempos.
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