miércoles, 10 de julio de 2024

Integración y consiliencia en Unamuno

En el segundo volumen de Ensayos de Unamuno (Aguilar), hay una selección de pasajes críticos de sus cartas. En una sección titulada "Literatismo, preciosismo, 'turrieburnismo'" critica a la literatura literaria, que se encierra en sí y no se compromete con el mundo, con la realidad, con la vida, el saber, la ciencia, la experiencia. 

De todos modos no es exactamente "consiliencia" lo que pide Unamuno, pues este concepto apunta más bien a un mapa cognitivo que haga encajar unas ciencias con otras y unos saberes con otros; lo de Unamuno es a la vez menos específico y más amplio, pues quiere integrar no sólo distintas disciplinas y saberes, sino también conocimiento y emoción, comprensión intelectual y ética y estética, y comprensión—y compresión—de toda la experiencia vivida. Quizá sea más bien multidimensionalidad o complejidad lo que le pide Unamuno a la literatura. O (es su término) integración. Desde luego, no "páginas bellas" ni "hermosos y poéticos versos." 

 

En fin, así dice:


Literato que sólo de literatura se ocupa,  poco de grande hará, porque la literatura no es una especialidad. Reducida a especialidad, cae en artificio. Debíamos meditar la vida del gran Goethe, atento a todo, abierto a todas las grandes corrientes del pensamiento humano, interesándose por la ciencia y la religión y la vida. El literato especializado es hoy casi un producto francés, es el triste legado de Flaubert, los Goncourt y compañía. Es lo que me disgusta del Mercure, todo lo tratan literariamente; los artículos filosóficos no son más que literarios. Y aquí, en España, repase usted a los literatos jóvenes de algún prestigio, y verá que flaquean por ahí, que solo la literatura como especialidad les ocupa. Y la literatura, si ha de ser algo grande, tiene que ser, no lo olvidemos, un trabajo de integración.

Los más grandes poetas han meditado mucho, de un modo o de otro, en el misterio de la vida y de la existencia, del principio y del fin de las cosas, o lo han sentido. Cada día, siento más desvío hacia esa poesía de pura sensación—olores, colores, sonidos, ráfagas, etc.—que no llega al alma de las cosas. Reconozco el valor de la poesía pictórica, literaria, musical, escultórica, oratoria, etc.; pero prefiero la poesía poética, la revelación del alma de las cosas. para mí, la poesía es una traducción de la Naturaleza en espíritu. Claro está que no pretendo erigir en principio objetivo esta mi concepción de la poesía; pero, por mi parte, subordino a ella mi producción ...

... Cada vez comprendo mejor cuán intensa y variada tiene que ser la cultura de un literato, y cada vez me apena más el intenso literatismo de nuestros literatos. No saben nada o casi nada, son bravíos. A Goethe, su gran cultura científica, lejos de perjudicarle, le engrandeció. Aquí quedan los más en la literatura francesa. Libros (buenos libros) de botánica, geología y biología me han enseñado a sentir el paisaje más que descripciones de otros. Lo mezquino y formulario de nuestra segunda enseñanza hace que sea tan fofa nuestra producción literaria. El sentir y el pensar brotan de la misma fuente, son caras de la misma función. Sentir la ciencia y pensar el arte es buen camino para pensar ciencia y sentir arte...


La consiliencia en Unamuno


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