Hace tiempo anuncié que me iba de Facebook, por la insufrible política censora y sectaria del insufrible Zuckerberg, tan buenista y tan intragable como una montaña de azúcar. Lo cierto es que volví, pues tengo allí tres o cuatro páginas activas, y me daba pena desperdiciarlas después de varios años de dedicación.
Pero da igual: si no me voy de Facebook, Facebook me va echando por capítulos. Al parecer somos incompatibles. Y es que Facebook tiene ideas chinazis que defiende y aplica con la mente inflexible de un programa, o de un chino que aplica el Programa. Ahora me expulsa 30 días (y luego otros 30, o 90, ya veremos si vuelvo) por la denuncia de un informante de éstos que estarían felices a sueldo de la Stasi, un apparatchik de la Universidad de Zaragoza que reacciona con odio desmedido a todas mis publicaciones, y va chivándose al administrador de aquí y al de allá, consiguiendo que me bloqueen estas gentes que obviamente son de su cuerda y piensan como él, en varias páginas de Facebook en la Universidad. Otras veces también cierran las páginas a todo tipo de participación; vamos, un triunfo del diálogo y de la Web2.0.
Y esto es el "delito de odio". ¿Han visto qué piel tan fina—tan selectivamente fina, claro? ¿Qué grititos de horror sensible de estos no-odiadores?
Al parecer es éste, el virtuoso de la ética chinazi de la comunicación.
Este sujeto me preguntaba "qué es un progra", y le contesté que es un progre preprogramado, tal como él puede ver en su espejo. Aparte de un typo, claro.
El odio que no tolera Facebook aquí es supuestamente (supongo) odio a los chinos—pero obviamente no tengo nada contra los chinos, y sí contra los chinazis, es decir, contra el régimen totalitario que algunos llaman comunista y que seguramente lo es en cierto sentido, pero queda mejor descrito como nazi o específicamente chinazi, pues es una alianza siniestra entre megacapitalismo, élites financieras y lobbies encamados con el gobierno y el PCC, y racismo elemental de base, junto con nacionalismo disparatado y censura total a la libertad de expresión. Todo envuelto en una esfera dura de totalitarismo unicejo. Supongo que eso no es odioso para Facebook, ni para Zuckerberg, a quienes no parece que les preocupen los encierros de millones de chinos con la excusa del totalitarismo sanitario, a malvivir o morirse en la prisión de sus casas o de los campos de concentración. Al mierda éste del Gutiérrez tampoco parece que le impresionen estas cosas, pues cuida mucho de que no se insulte ni ofenda a los chinazis como él.
Y como ven es literalmente cierto lo que digo de que cuida de silenciar las voces distintas a la suya. Con la cooperación de Facebook. Lo que más me gusta del mensajillo éste de Facebook y de las acciones de Gutiérrez es su carácter de artefacto autodesconstruido, o profecía autocumplida, o Q.E.D. autodemostrativo.
Canallas como éstos, socialistillos virtuosos de pega, supuestos progres, o progras, abundan a patadas. En la Universidad y en Facebook. Lo bueno es que si no vuelvo por allí, tendré menos posibilidades de encontrármelos, y sin duda mejorarán mi salud y mis niveles de Odio.
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