miércoles, 3 de noviembre de 2021

Un Orden Ineluctable: Teilhard de Chardin y el despliegue de la complejidad

 

En su ensayo de 1925 sobre "La Paradoja Transformista" (incluido más tarde en La Visión del Pasado) Teilhard de Chardin distingue entre varios logros de la teoría evolucionista: algunos discutibles o sometidos a debate, como la fórmula precisa mediante la cual se generan las nuevas especies, pero otros sólidamente asentados e indiscutibles, como el orden y secuencia de distribución de las formas vivientes comprendidas ahora en el marco de un único marco conceptual que abarca todo el tiempo y el espacio—una Gran Historia o (en la línea de mis reflexiones sobre el tema) un Anclaje Narrativo de cada forma sobre el trasfondo de un orden de desarrollo en el que todo pasa a ser su contexto y no puede haber otro. Todo es histórico, todo tiene su lugar (que hace comprensible a cada fenómeno) en lo que antes era la Cadena del Ser y ahora es la historia de la evolución, la Gran Historia cósmica de la vida—y de todos los demás fenómenos, si extendemos el razonamiento evolutivo sobre el desarrollo y despliegue de la complejidad, mediante la transformación de los simple en complejo, o el surgimiento de lo complejo y variado a partir de lo simple.

Así razona Teilhard de Chardin, que aún emplea el viejo término "transformismo", pero distingue bien entre lo que es teoría y lo que es observación asentada, descripción de la realidad:

Sin duda, existe una explicación científica del origen de las especies porque ni el Murciélago, ni la Foca, ni las Aves tendrían un lugar natural en el Universo si no aparecieran en virtud de factores experimentales analizables.Y el campo en donde buscar esta explicación ya ha sido hallado; está entre dos épocas geológicas, en el interior de grupos zoológicos perfectamente determinados.

Tras esto, cuando oigo hablar sin restricción de la fantasía transformista, declaro que no entiendo de qué habla la crítica. ¿Fantasía el que una especie zoológica se vierta en otra? Bien. Hasta ahora hemos razonado sobre esta hipótesis. —¿Ilusoria la ascensión general de las formas siempre hacia más consciencia y más responsabilidad? Pase también. Este punto de vista está demasiado impregnado de filosofía, incluso de una especie de mística, para poder impedir a un puro hombre de ciencia el que perciba en las modificaciones de la vida más que un simple trabajo de diversificación—. Pero ¿fantasía la distribución ordenada, organizada ineluctable, de los vivientes a través del tiempo y del espacio? Esto sí que lo niego con todo el peso dee mi propia experiencia paleontológica.

clma, puede decirse. Se está luchando aquí contra un adversario fantástico. Nadie sueña en discutir la distribución geométrica que usted propone. Es demasiado evidente para que ningún naturalista intente liberarse de ella. ¿Sí? Entonces, ¿cómo no veis que al hacer esta única concesión se salva lo que se pretende destruir? Acabamos de decirlo: una agrupación natural de animales en el teimpo y en el espacio es la seguridad de que los vivientes han penetrado en el Universo por una puerta natural: y el origen natural de los vivientes es la garantía de que hay una razón natural (es decir, científica) para el fenómeno de su aparición sucesiva (1). Pero el Transformismo, en el fondo, ¿qué es sino la creencia en un lazo natural existente entre las especies animales? Por el solo hecho de admitir semejante lazo en la naturaleza viviente volvéis a admitir en vuestras perspectivas el punto de vista evolucionista entero. Y reconozco que no es posible que no acontezca así. Comprendido en su más lato sentido, como debe serlo, el Transformismo ya no es una hipótesis. Se ha convertido en la forma de pensar fuera de la que ya no hay explicación científica posible. He aquí por qué, aun cuando sea bajo una forma absolutamente inesperada, es el Transformismo quien, inevitablemente, continuará dirigiendo y animando la Morfología del futuro. (La Visión del Pasado, 112-13).

 

(1) Se entenderá, pienso, que en todo este párrado el término "natural" (tomado en su sentido de oposición a "artificial") no implica ninguna especie de limitación impuesta a la influencia de la Causa Primera. Véase además la nota de la página 141. [142 en esta edición: "Nótese que, durante una primera fase (Neptuno antes de haber sido descubierto con el anteojo, los electrones antes de los resultados convergentes de las últimas experiencias, etc.), estos núcleos naturales [se refiere Teilhard a las unidades básicas de cada ciencia natural: electrones, o moléculas, o quizá genes en lo que será la genética] fueron simples "hipótesis". Esto demuestra qué injusto se es para con la Hipótesis al descubrirla siempre como medio provisional y transitorio de agrupar nuestros conocimientos. Lejos de ser cosa accesoria a la Ciencia, la Hipótesis es el fin, el alma y la consistencia cierta de las construcciones científicas, cambiante, frágil, pero progresiva como la Vida misma. Las buenas Hipótesis se modifican continuamente, pero en un sentido preciso, siguiendo el cual se perfeccionan: y al término de esta evolución pasan al rango de elementos definitivos, destinados a figurar ulteriormente en todo edificio representativo del Mundo].

(2). Frente al Transformismo, definido tal como acabamos de hacerlo, no es admisible una actitud expectante o bien agnóstica. El problema que se plantea entre los científicos no es ya el saber si las especies apareen las unas al amparo de las otras, sino cómo aparecen de ese modo.

 

Recordemos que todo este razonamiento venía antes de la integración de selección natural darwinista y genética mendeliana en la Teoría Estándar, antes de la deriva genética, antes de las mutaciones matematizadas, antes del Equilibrio Puntuado y del nuevo catastrofismo, antes de la Selección de Grupo y antes de la epigenética.... no se puede reprochar a Teilhard de Chardin que admitiese dudas razonables sobre el mecanismo de la Selección Natural como (suficiente) explicación del origen de las especies. Ahora bien, lo que sí aparece con claridad meridiana en el pasaje anterior es la versión o anticipación que nos da Teilhard de lo que será la famosa frase de Theodosius Dobzhanski:

Nada en biología tiene sentido al margen de la teoría de la evolución.

Nótese también en este pasaje el distanciamiento escéptico de un acercamiento demasiado espiritualista a la dirección de la Evolución, que es lo que se le reprochará... por otros pasajes, supongo que habrá de ser.


The Story Behind Any Story: Evolution, Historicity and Narrative Mapping

 

 

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