miércoles, 26 de mayo de 2021

Brevísima Historia de España


 

Capítulo VI  de la Historia de España de Juan de Mariana: "De las costumbres de los españoles."


Groseras sin policía ni crianza fueron antiguamente las costumbres de los españoles. Sus ingenios más de fieras que de hombres. En guardar secreto se señalaron extraordinariamente; no eran parte los tormentos, por rigurosos que fuesen, para hacérsele quebrantar. Sus ánimos inquietos y bulliciosos; la ligereza y soltura de los cuerpos extraordinaria; dados a las religiones falsas y culto de los dioses; aborrecedores del estudio de las ciencias, bien que de grandes ingenios. Lo cual transferidos en otras provincias, mostraron bastantemente que ni en la claridad del entendimiento, ni en excelencia de memoria, ni aun en la elocuencia y hermosura de las palabras daban ventaja a ninguna otra nación. En la guerra fueron más valientes contra los enemigos que astutos y sagaces; el arreo de que usabnan simple y grosero; el mantenimiento más en cantidad que exquisito ni regalado; bebían de ordinario agua, vino muy poco; contra los malhechores eran rigurosos, con los extranjeros benignos y amorosos. Eso fue antiguamente, porque en este tiempo mucho se han acrecentado, así los vicios como las virtudes. Los estudios de la sabiduría florecen cuanto en cualquiera parte del mundo; en ninguna provincia hay mayores ni más ciertos premios para la virtud; en ninguna nación tiene la carrera más abierta y patente el valor y doctrina para adelantarse. Deséase el ornato de las letras humanas, a tal empero que sea sin daño de las otras ciencias. Son muy amigos los españoles de justicia; los magistrados, armados de leyes y autoridad, tienen trabados los más altos con los bajos, y con estos los medianos con cierta igualdad y justicia; por cuya industria se han quitado los robos y salteadores, y se guardan todos de matar o hacer agravio, porque a ninguno es permitido, o quebrantar las sagradas leyes, o agraviar a cualquiera del pueblo, por bajo que sea. En lo que más se señalan es en la constancia de la religión y creencia antigua, con tanto mayor gloria, que en las naciones comarcanas en el mismo tiempo todos los ritos y ceremonias se alteran con opiniones nuevas y extravagantes. Dentro de España florece el consejo, fuera las armas; sosegadas las guerras domésticas, y echados los moros de España, han peregrinado por gran parte del mundo con fortaleza increíble. Los cuerpos son por naturaleza sufridores de trabajos y de hambre; virtudes con que han vencido todas las dificultades, que han sido en ocasiones muy grandes, por mar y por tierra. Verdad es que en nuestra edad se ablandan los naturales y enflaquecen con la abundancia de deleites y con el aparejo que hay de todo gusto y regalo de todas maneras de comida y en vestido y en todo lo al. El trato y comunicación de las otras naciones que acuden a la fama de nuestras riquezas, y traen mercaderías que son a propósito para enflaquecer los naturales con su regalo y blandura, son ocasión de este daño. Con esto, debilitadas las fuerzas y estragadas con las costumbres extranjeras, demás desto por la disimulación de los príncipes y por la licencia y libertad del vulgo, muchos viven desenfrenados, sin poner fin ni tasa ni a la lujuria ni a los gastos ni a los arreos y galas. Por donde, como dando vuelta la fortuna desde el lugar más alto do estaba, parece a los prudentes y avisados que, mal pecado, nos amenazan graves daños y desventuras, principalmente por el grande odio que nos tienen las demás naciones; cierto compañero sin duda de la grandeza y de los grandes imperios, pero ocasionado en gran parte de la aspereza de las condiciones de los nuestros, de la severidad y arrogancia de algunos de los que mandan y gobiernan.

 

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