—Pero la historia de españolfobia más bonita la tengo yo. En una evaluación de investigación emitida por una comisión nacional, no me aceptaron una publicación por estar en español (en un libro editado en Alemania, o sea, internacional, pero en español). Que el español no era idioma adecuado para la comunicación científica, decía la Comisión Nacional de Evaluación de la Actividad Investigadora. Recurrí. Y en la respuesta, se recrecieron aún, diciendo que "el español no era lengua apropiada para la comunicación científica, NI FUERA NI DENTRO DE ESPAÑA".... con-dos-cojones. Y con el agravante de que las publicaciones de los currícula de todos los miembros de la comisión estaban en español; alguna en catalán a todo tirar.
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