miércoles, 6 de marzo de 2019

Retropost (6 de marzo de 2009): Encerrada en este hospital

Encerrada en este hospital

Encerrada en este hospital está Mireyita, no sé si tomando pentotal entre todas las cosas que le meten en vena. Está inconsciente, todavía le dura el efecto de los sedantes, pero se irá despertando poco a poco, no sabemos cuándo. De momento casi mejor que duerma mientras le va bajando la inflamación. Ayer estaba muy hinchada por la mañana—le salía un parecido a Gerardo, decían (se refieren a nuestra versión actual de Gerardo en 105 kilos). Ayuda que le han afeitado la cabeza, aparte de las operaciones espantosas que le han hecho, y que a ver si pronto deshacen. El cráneo es un puzzle. También es un misterio saber cómo va a salir de todo esto, aunque las peores opciones parece (o queremos creer que parece) que las vamos descartando poco a poco. De momento con saber que está viva y que va dando señales de mejoría ya es bastante. Está monitorizada, conectada a una pantalla con un montón de indicadores de colores de pulso, actividad cerebral, que la hay... y a respiradores, y sondas, y goteros, y bolsas, y más aparatos. Tiene fracturas que aún no se las han recompuesto, esperando primero a que se asiente bien de la operación más terrible, la de la cabeza. Y el golpe de la nuca es lo que más inflamado tiene todavía, aunque también se le notan inflamadas hasta las manos. Pero eso ha cambiado mucho en unas horas, y a ver si sigue bajando igual de deprisa. Lo que es tener vitalidad hasta estando como está, piensa uno en los poderes de regeneración de Lobezno, ójala.

No la podemos ver a todas horas, sólo un rato por la noche ayer y otro nos dicen que a las dos; estamos en una especie de camping improvisado a la puerta de la UVI, pero tenemos hasta conexión a Internet. Dentro de un rato va a llamar Gerardo a ver un piso que alquilan Luis y Tere para instalarse en Almería el tiempo que haga falta; de momento estamos en un hotel que paga la organización de la vuelta ciclista; también vino el organizador a preguntar, y una señora que ayudó a Tere la llama todos los días. También ha venido a hablar con sus padres el guardia civil que la atropelló con una moto; un buen hombre, que por suerte salió ileso del accidente. El hospital éste se llama Torrecárdenas, es una cosa enorme a la entrada de Almería por donde vinimos ayer, me tocó conducir un buen rato el todoterreno de Gerardo. Hasta ayer estuvieron Sonia y Susana, que les ayudaron mucho a Luis y Tere en los primeros momentos que fueron los más difíciles, cuando había tanta incertidumbre. Y la sigue habiendo. También están Edu, el novio de Mireya, que es ciclista profesional, y también está David, con algo así como un subidón de adrenalina, alterado el hombre, pero bueno, los padres tienen la cabeza centrada, están organizando lo que pueden para cuando salga Mireya del hospital, que aún no sabemos si va a ser cosa de semanas, o de meses.

No tenemos idea de nada en realidad, lo único es que como no van llegando nuevas noticias malas, sino buenas por pequeñas que sean, el panorama se despeja un poco. O eso busca creer la cabeza. En realidad aún están todas las posibilidades abiertas, siempre lo están, pero vamos pensando menos en las peores. Ahora queda esperar cuándo se despertará (por no decir "si..."), cómo se centrará, si sufrirá mucho, porque mientras está dormida está tranquila. Si podrá hablar, si se sentirá por todo y se moverá bien... para saber todo eso quedan días, eso para una primera impresión. Luego, saber cómo de deprisa recuperará y hasta qué punto; es inútil querer correr en eso porque desde luego va a ser cuestión de los próximos años. Las cosas que más te afectan pasan a veces así, de repente.

Mientras, hemos enviado a Álvaro a Bruselas, invitado por unos amigos, y hoy han ido a Amsterdam, donde parece que se lo pasa bien. Le hacemos un seguimiento indirecto con los medios a nuestro alcance. A Mireya también, muy indirecto. A ver si dentro de un rato podemos verla otra vez y se nota algún cambio. Nada más en el día de ayer ya se notaba: de tan inflamada que estaba, que parecía Gerardo decían, ya va perdiendo el parecido. Y sí se parece a ella, por lo menos, entre todas las sondas y tubos y cosas.

Aquí hablaban del accidente de Mireya: La joven atropellada sigue ingresada en la UCI.

Y aquí también.

(PS: Pero hay que matizar una cosa importante en la manera en que estos y otros medios cuentan el accidente. Por la manera en que lo ponen, lo que se imagina uno es que Mireya era de esos fans que vemos en la tele que se ponen en medio de la carretera a cortarles el paso a los ciclistas, a animarles, a empujarles... y que en esas la pilló la moto. Pues PARA NADA. No digo que estos medios digan eso, tal cual—digo que es lo que deduce el lector, la composición de lugar que se hace. Lo que pasó fue que Mireya y otros espectadores estaban en una isleta de la carretera, entre los carriles principales, por donde pasaban los ciclistas, y un carril de desvío lateral, cortado al tráfico, pero mal cortado por lo que se ve. Al llegar el pelotón, Mireya no se echó encima de ellos, ni se asomó para ver mejor ni nada de eso. Al contrario, dio un paso atrás—con tan mala fortuna, que en ese momento le dio un golpe la moto del guardia civil que se había metido por el carril cortado al tráfico. El guardia intentaba rebasar al pelotón al parecer, y por eso iba tan deprisa; y, al contrario que los espectadores, interpretó que el carril estaba abierto y se metió por él. Otros saltaron fuera del paso al verlo llegar, gritando "¡Cuidado!", y milagro que no se llevase a nadie más, incluyendo algún otro guardia; Mireya no tuvo esa suerte, y al dar el paso atrás... pasó lo que pasó, por una conjunción de errores y azares todo esto, sin ninguna mala intención por parte de nadie, pero también sin ninguna imprudencia temeraria por parte de Mireya, ni posiblemente de nadie).

Le envían muchos mensajes de apoyo en este foro de ciclistas, en el que me entero que el alias de mi hermano, fiera del ciclismo, es "Oculista"—por sus amenazas a los rivales, que les dice "¡Os voy a sacar los ojos!"  —También Mireya se puso en una carrera un cartel en el trasero que decía eso. A ver si la vemos pedaleando pronto otra vez. Que te vas a poner bien, le decimos cada cual a nuestro estilo, por si sirve de algo. Ivo le ha enviado un dibujo. A ver si lo puede ver pronto, y a ver si nos mandan de la UCI a otro sitio, cualquier pequeño paso se agradece. Aquí seguimos acampados a la puerta, de momento.

Oculista no será su padre, pero sí que le hizo de socorrista, o de médico, a Mireya. En el momento del accidente, dentro de la desgracia la suerte fue que estuviese allí su padre. Le salvó la vida: la reanimó de una parada cardiorrespiratoria, y por eso estamos contando lo que estamos contando.







—oOo—

Mireya murió esa noche, hace hoy diez años.
Siempre con nosotros. Forever young. 

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