miércoles, 20 de febrero de 2019

Retropost (20 de febrero de 2009): Sociobiological Key Largo


Reviviendo clásicos de Bogart, nos encontramos en Cayo Largo con un personaje desenraizado, Frank McCloud, individualista escéptico y desengañado, que al final sin embargo se arriesga por los demás y toma postura poniendo en peligro su vida...

Frank ya tiene ciertos toques de delicadeza humana: es discreto, poco dado a peleas, atento y retirado; aparece por Cayo Largo porque no tiene nada mejor en qué ocuparse, pero también va para hacer una visita de cortesía al padre y la viuda de un compañero del ejército que murió en Montecassino. Conecta bien con ellos, y tras un momento de crisis que lo pondrá a prueba, restaura los valores de comunidad, la ley y la decencia, y se queda con la chica. Es por tanto un personaje seleccionado por esa selección natural del cine. Hay que decir que el gángster Rocco (Edward G. Robinson), negación de todos esos valores sociales, muere, pero que también lo hizo el pobre soldado de Montecassino.

La película tiene una ambientación y ritmo teatrales, siguiendo el drama de Maxwell Anderson; y lo mejor de ella son los momentos inesperados en que los personajes parecen actuar de modo imprevisible y fuera de guión—pero no hay tantos de esos. Quizá el gángster gordo e insolente sea el mejor de todos. Bogart está muy bien cuando está lacónico—menos bien, cuando su papel le obliga a ser el teorizador explícito de la tesis de la película, dando voz a la indignación con el crimen organizado, y también al desengaño que renuncia a combatirlo y lo acepta como parte del sistema. Estos discursos son buenos para una obra de tesis, que lo es Key Largo, aunque se disfrace superficialmente de naturalismo a la Hemingway. Tampoco sé si tiene muy claro cuál es la tesis, exactamente. Quizá por eso sobran especialmente las situaciones en que se explicitan los discursos éticos—deberían ser más indirectas tanto la defensa del interés egoísta-simiesco como las actitudes de sumisión o de combate a ese interés.

Lo del individualismo egoísta y la cooperación social es lo que nos lleva al tema sociobiológico. Me leía hoy en Babel's Dawn este post sobre el origen del lenguaje como producto no sólo de la inteligencia individualista, sino de la cooperación de grupo. Y cómo estas dos características, la inteligencia para provecho propio, y el sentido de grupo, están en los seres humanos en perpetua tensión o contradicción, haciéndonos quizá lo que somos:


"So it looks like the evolution of language required two contradictory threads: creative intelligence and  a sense of we. I say contradictory because each thread pushes against the other. Intelligence provides advantage to the smarty pants with the clever insight and subverts group identity while a sense of we undermines the personal ambition that makes creative thought fruitful. The human condition is characterized by an I-we tension that underlies all comedy, tragedy, and moral quest."

Y de la sociobiología ya volvemos así a la moral quest,y por tanto a Cayo Largo. En McCloud hay inteligencia (es el "wise guy" que tanta gracia le hace al gángster Rocco) y por tanto hay escepticismo individualista, pero tam bién hay inteligencia moral, responsabilidad social y toma de postura por defender el bien común, la polis y los ideales sostenibles del grupo. Rocco es la pura negación de la sociedad, destruyendo no sólo a la polis y a los polis, sino incluso matando a sus propios esbirros sin pestañear, cuando le estorban más que le ayudan en un momento dado.

Bien, pues la película nos presenta la lucha de esas dos tendencias sociobiológicas en Frank, "creative intelligence" para la supervivencia en un ambiente hostil, y también "a sense of we" que le lleva a ponerse en peligro (contradiciendo así en apariencia a la selección natural darwiniana) y a defender los valores del grupo: decide, y dice a Bacall y al suegro de ella, que no puede elegir, que tiene que luchar. Y lucha, y mata: podría haber muerto al enfrentarse a Rocco, como su amigo murió luchando en Montecassino contra los gángsteres del fascismo. Aunque todo caso hubiera también contribuido así a la selección de grupo que los darwinianos estrictos son tan aversos a tener en cuenta. Tal como sale la cosa, resulta que hay suerte, y vive. Parece que McCloud podrá perpetuar sus genes individuales, y no meramente sus memes sociales—visto que Lauren Bacall abre las ventanas, ilumina la casa y lo mira arrebatada.

En la película sin embargo hay tensión más fuerte (por involuntaria) entre altruismo y egoísmo. Digamos que Frank McCloud, una vez abandona su inercia y decide luchar, nos da una apariencia de moverse por valores sociales altruistas: es el mensaje que propone la película en la retórica de su guión y en el comentario explícito de los personajes. Y sin embargo, si nos atenemos a lo que hace Frank, y no tanto a lo que dice, sus acciones muy bien podrían deberse, como las de Rocco, a un estricto cálculo individualista.  Frank está bajo peligro de muerte (los matones de Rocco y sus pistolas) siempre que están en Cayo Largo: después de la tormenta que simboliza la crisis ética, se ve obligado a embarcar con todos los gángsters para llevarlos hasta Cuba. Allí será, en el barco, cuando actúe y los elimine a todos. Pero como digo, en realidad se interpreta mejor su acción (en contra de lo que nos quieren hacer creer Frank mismo, Bacall, o Huston)  como un estricto cálculo de supervivencia individual. Cuando decide enfrentarse a Rocco, no es puramente por sed de justicia, quizá ni siquiera impuramente: es que sabe, siendo inteligente como es, que Rocco lo eliminará tan pronto como lleguen a Cuba. Su única oportunidad de vivir no es someterse a Rocco, sino matarlo. Por eso mismo no acepta la trampa de Rocco ni sus pactos, y una vez gana ventaja no le da ya ninguna oportunidad sino que lo remata como a un perro.

Creo que el mensaje sociobiológico de Cayo Largo es doble, uno más optimista en la superficie—la necesidad de cohesión social y de acción altruista, a lo Kropotkin— y otro más escéptico, en el que Bogart y Rocco son puros supervivientes, y no están tan lejos uno de otro, un mensaje en el que (quizá) el ideal americano de una sociedad compartida tiene muchos puntos oscuros, y el Estado de Derecho es una selva en la que conviene disfrazar nuestros móviles egoístas con un barniz altruista (es el que prefiere Bacall creer que nos mueve). Pero hay quienes son eliminados en esa lucha por la vida—y no son sólo los Rocco, sino también los indios seminolas que pasaban por allí, marginales en la comunidad americana, y que desde luego no reconquistarán Florida. La comunidad de blancos se ha reforzado con la crisis y la tempestad, pero la brecha con los indios se ha hecho mayor de lo que era al principio.  (Todo esto tiene una lectura política, claro, sobre el Estado como árbitro del altruismo—una lectura o dos quizá, la lectura que propone la película y la que la acompaña como su sombra, una interpretación menos altruista de América y sus ideales, quizá hasta en Montecassino, donde Occidente se enfrenta al gángster Arturo Ui...)

Porque hasta la solidaridad de grupo y el altruismo juegan sobre la base de un enfrentamiento básico, de esa lucha por la vida y por el poder (por los recursos, por los memes ideológicos) de individuos, de grupos, de comunidades o de especies. Y todos barren para casa, para sí o para su grupo. Y si se hace esto de barrer para sí, pero encima obteniendo puntos por solidaridad grupal altruista—eso ya es una actuación de calidad, digna de un auténtico wise guy.


Key Largo. Dir. John Huston. Screenplay by Richard Brooks and John Huston, based on Maxwell Anderson's play. Cast: Humphrey Bogart, Edward G. Robinson, Lauren Bacall, Lionel Barrymore, Claire Trevor, Thomas Gomez, John Rodney. Music by Max Steiner. Prod. Jerry Wald. USA: Warner Bros / First International, 1948. DVD Turner Entertainment, 2004.




















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