viernes, 14 de diciembre de 2018

Retropost (14 de diciembre de 2008): ¿Vivir literariamente?


Comentario puesto hoy en el blog de Demetrio Pin, antes conocido como Víctor Gómez Pin—en un artículo sobre las relaciones entre lenguaje, vida, y literatura:


De dos premisas falsas sobre el hombre y sobre el lenguaje se deriva una conclusión necesariamente falsa sobre el deber y la acción: en este caso, claro, dos negaciones no resultan en una afirmación.

Veamos; dice Vd. que "La esencia o naturaleza del hombre reside en el lenguaje (el cual responde a leyes que le son propias y que no siempre concuerdan con las que rigen el orden de la naturaleza inmediata y de la vida)".

Bueno, el lenguaje es un elemento importante en la naturaleza humana, pero no se puede reducir a él esta naturaleza. Como no se podría decir, por ejemplo, que "la naturaleza humana reside en la mirada". O "en las manos"— por importantes que sean a la hora de hacernos lo que somos. Como alguien dice por ahí, Harpo Marx no sería humano si la naturaleza humana residiera en el lenguaje. Pongamos en "la interacción comunicativa", por ampliar la cuestión— y sigo subrayando lo que no son sino elementos, pues la naturaleza humana es un conjunto borroso de atributos y capacidades, evaluados comunicativamente. Por ejemplo, también es humano alguien que esté en coma profundo, etc., entre otras cosas porque "lo fue", porque puede volver a serlo, y porque lo es y tiene forma humana y es hijo de humanos. El lenguaje no lo es todo, excepto quizá para los filósofos del lenguaje.

También discutiría yo eso del orden propio del lenguaje ajeno a lo humano... los razonamientos de Pinker más bien demuestran que el orden del lenguaje va ligado a las necesidades del conocimiento y la acción humana, por extrañas formas que acabe adoptando la gramática.

La premisa número dos también es falsa: "2) el lenguaje, frenado de ordinario en su despliegue por esa misma naturaleza de la que procede, se emancipa plenamente en la obra literaria." El lenguaje en la obra literaria sigue atado y conectado a la realidad humana, social, psicológica, literaria, etc. de la que procede – siquiera sea por reacción y negatividad, creando utopías y fantasías frente a lo que sentimos como real. ¿Independencia? Cierta autonomía, todo lo más; una función muy necesaria por otra parte para la realidad humana. La literatura es intercambio comunicativo, con uno mismo o con los demás, y está bastante más atada a esa interacción, y auto-interacción, de lo que podría parecer. No funciona sola, para nada.

Por consiguiente, "3) llegar a vivir en conformidad a las leyes que marcan a narradores y poetas, vivir literariamente, en el sentido más riguroso del término, ha de ser la máxima subjetiva que anime nuestras acciones: no ya lo que "somos capaces de hacer", sino lo que es imperativo hacer. He de enfatizar una vez más que se trata de una apuesta. Apuesta de hecho nada arriesgada, pues de no hacerla todo está ya de antemano perdido"...

... 3, digo, carece de apoyatura lógica y de sentido discernible para mí.

Los poetas, decía Shelley, son los legisladores no reconocidos del mundo... y bien, quizá no se les reconozca todo lo que ellos quisieran porque hay muchos legisladores más, con título tan legítimo como el de ellos. Así que no dejemos que la literatura dicte sus términos a la vida, no más que la vida a la literatura. ¿Que interactúan? Evidentemente. Pero sin supeditarse una a otra por imperativos como los que aquí se presuponen.



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