domingo, 21 de octubre de 2018

Retropost (21 de octubre de 2008): Orígenes del bable



A cuenta de un reciente análisis genético de neandertales asturianos (en Biolinguistics): en suma, todavía no sabemos si hablaban o no los neandertales, y menos aún qué decían. Aunque los autores no pueden descartar la posibilidad, no consideran que la estructura genética descubierta sea prueba suficiente. Tampoco se descarta en el artículo la hibridación con otras especies humanas. Lo que me parece improbable es que se puedan explicar las mutaciones observadas en genes "lingüísticos" de los neandertales con "the existence of two parallel selective processes with identical molecular outcomes in two different species"—eso suena a estadísticamente improbable. A mí me parece que de hecho, mientras la investigación no pueda descartar una cosa y otra, a saber, lenguaje neandertal e hibridación entre especies, más plausibles se van haciendo ambas—sobre todo si tenemos en cuenta que no es una cosa de todo-o-nada, sino de grado. El concepto de una "capacidad de lenguaje" como algo bien delimitado que parece presuponer el artículo (quizá por influencia generativista) me parece lo más discutible del trabajo, y lo que sesga sus razonamientos. Porque lo de neandertales "speaking in a modern way" (p. 226).... ¡ja, ja! ¿quién exactamente propugna eso? Los generativistas corren el peligro de pasar de un mecanismo lingüístico puramente conceptual y racional a uno puramente genético—o de identificar ambos—saltándose a la mayor velocidad posible todo el terreno intermedio entre genética y estructura actual, el terreno perteneciente propiamente a la evolución del lenguaje y a su modelación por los procesos comunicativos y por la interacción social.

A este nuevo (y viejo) paradigma de la lingüística chomskiana lo podríamos llamar lingüística gene-rativa.

El artículo ("Also sprach Neanderthalis... Or Did She?", de Antonio Benítez-Burraco, Víctor M. Longa, Guillermo Lorenzo y Juan Uriagereka) puede leerse en el último número de Biolinguistics; se registra uno gratis, como parte que es del Open Journal Systems.

Un caso especialmente llamativo de la separación generativista entre lenguaje y capacidad simbólica general puede verse en la reseña de Massimo Piattelli-Palmarini en ese mismo volumen. "Symbolic systems are not relevant to language, and they
cannot be offered as an intermediate step in language evolution"—nos dice, así con un par (240), oponiéndose al evolucionismo en la línea de Arbib, Deacon o Tomasello. Más acertada me parece la contestación de Edmund Blair Bolles defendiendo una postura evolutiva comprensible.

El lenguaje surge de la capacidad simbólica, y las características "únicas" que le atribuye Piattelli-Palmarini derivan de una capacidad más general de articular símbolos complejos, de transformarlos, insertarlos y subordinarlos unos en otros—el tipo de procesos cognitivos que analiza Goffman en Frame Analysis. ¿Qué es la sintaxis (ese icono generativista), sino una serie compleja de marcos invisibles trazados alrededor de los sonidos y palabras, para ordenarlos unos con respecto a otros de modos cada vez más complejos? Pues esa herramienta cognitiva pertenece a una capacidad simbólica general, y por ahí deben buscarse no tanto los orígenes del lenguaje (búsqueda sin fin, esa) sino los principios de desarrollo del lenguaje.

Claro que Piattelli-Palmarini parece creer que "No sentence in any language requires “minutes” to be understood by a ten-year-old, or by anyone at any age" (241). No, a veces requiere años llegar a entender una frase—y otras veces no llega a entenderse nunca. Pero vete a explicarle esto a un generativista. Tendría que mutarle algún gen, antes de entenderlo.






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