sábado, 21 de julio de 2018

Retropost (21 de julio de 2008): Percepción primigenia


Estos días estoy a vueltas con la Fenomenología del Espíritu de Hegel, que va a ser uno de mis libros de cabecera del verano, para darle vueltas a este post sobre la crítica dialéctica. 
Bien, pues uno de los primeros movimientos de Hegel consiste en desconstruir la "inmediatez" de lo particular, reduciéndolo a lo universal, al concepto y al lenguaje. Es un movimiento que prepara, por cierto, mucho de lo que luego pasará en Derrida por perverso y original—hallar mediación y complejidad y semiosis allá donde otros ven sólo lo simple, directo, inmediato y presente. Gramatología avant la lettre.
Uno de los argumentos de Hegel (también Heidegger avant Heidegger) es etimológico. La percepción no es inmediatez y contacto del sujeto con lo individual y particular sin más, sino que está ya "always already" mediada por el concepto, por lo Universal. Para ello señala que la palabra alemana para "percibir", Wahrnehmen, nos remite a una relación con la Verdad, con la esencia de algo—de lo percibido, una verdad que se encuentra más allá de la particularidad accidental:
"al señalar este pedazo de papel, la experiencia me enseña lo que es de hecho la verdad de la certidumbre sensorial: lo señalo como un "Aquí", que es un Aquí entre otros Aquíes, o es de por sí un "simple estar junto de muchos Aquís"; es decir, es un universal. Lo capto entonces como es en verdad, y en lugar de conocer una cosa de modo inmediato, capto lo que es su verdad, o la percibo (wahrnehmen)." (§ 110, p. 66). 
Bien, pues este énfasis en la verdad de lo percibido es propio de la lengua alemana, y subraya un aspecto importante de la percepción. Mi padre reflexiona mucho últimamente sobre esta cuestión heideggeriana, el lenguaje como sedimento y depósito de conocimientos e intuiciones—sobre la cantidad de significados que están ocultos en las palabras, no puestos allí por casualidad, sino por la experiencia colectiva de las generaciones. Y por los accidentes, claro, que hacen que una lengua subraye lo que no subraya otra. Pinker, en The Stuff of Thought, dedica un bonito análisis a destripar y desacreditar la teoría de Sapir-Whorf según la cual el lenguaje determina el pensamiento, pero sobreviven a su análisis muchas de las maneras fundamentales ("obvias" o "redundantes") en las que el lenguaje orienta el pensamiento. Estos saberes etimológicos (e incluso las falsas etimologías a su manera) son una de las maneras en las que se da esa orientación del pensamiento por el lenguaje—al menos cuando la etimología es desenterrada o construida, y nos lleva a relacionar dos conceptos o aspectos de la realidad cuya relación pasaba desapercibida o era captada subliminalmente.
Volviendo (sin haber salido de allí) a estas cuestiones de captar y percibir, observaremos que en el verbo alemán wahrnehmen no sólo está wahr, sino también nehmen, "captar" o "coger" como dice Hegel. Y esta mitad de la palabra sí que la tenemos en común, porque percibir también contiene captar, en su origen latino, "per-capio"—"agarrar por, coger a través de".

La percepción sensorial incluye vista, oído, olfato, gusto y tacto. De estos, dos requieren un contacto y proximidad, el tacto y el gusto. Los otros sentidos actúan "a distancia" del objeto, es un decir. Vemos que la palabra que los engloba a todos, percibir (o "sentir") no remite a la distancia, sino a la proximidad—es decir, reduce la distancia a la proximidad, reduce "ver" a "coger con la vista" o bien "agarrar con el oído". Esto nos lleva al terreno de la semántica cognitiva—ahora hay mucho interés en lingüística (a menudo ignorante de lo ya dicho por Vico) en ver cómo el vocabulario de los sentimientos, o el de la psicología, está construido metafóricamente sobre otro vocabulario más básico, y deriva la expresión compleja de la simple.

Por emergencia necesaria, diríamos, lo complejo tiene que venir antes de lo simple, y sería interesante ver en qué medida puede considerarse que el lenguaje guarda así una huella del propio crecimiento de la complejidad: así, en percibir, el contacto táctil o la apropiación alimenticia (agarrar, para qué) viene primero, y la distancia, la mediación, viene despúes, igual que en las formas simples de vida lo táctil tiene primacía evolutiva sobre lo visual. Como lo visual ("Ah, ya veo") tiene primacía sobre lo conceptual o intelectivo.

(Vaya, veo que en este punto estoy de acuerdo con George Herbert Mead. En el capítulo 2 de su Filosofía del presente que estoy traduciendo, nos dice sobre la percepción que "La experiencia a distancia es la promesa de la experiencia de contacto. El algo que podemos agarrar es la sustancia a la cual pertenecen las cualidades del sonido, el color, el sabor y el olor.")

Una lingüística conceptual bien enraizada (raíces con tierra antes que derivaciones especulativas) tendría así que enlazar de modo consiliente con una teoría no digo ya del origen del lenguaje, sino con una teoría de la evolución de la vida y de la percepción, y con una teoría cosmológica que nos dice qué cosas vienen primero, y cuáles captamos primero.






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