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jueves, 19 de julio de 2018
Retropost (18 de julio de 2008): El Incidente
Justo acabábamos de ver una bandada de cuervos posados observándonos al lado de la playa, y hablábamos de Los Pájaros de Hitchcock—películas que tenemos que volver a ver, éstas de Hitchcock. En su lugar nos cruzamos el puente de piedra de la ría y nos vamos a unos cines bien majos y bien vacíos al lado del Landro, a ver esta película de M. Night Shyamalan, El incidente,
pariente próxima y heredera. Esta vez no hay pájaros en la cabeza de
una mujer, aunque sí que hay un argumento secundario de crisis
matrimonial; el subtexto misterioso lo ponen la histeria terrorista y los pájaros de la cabeza del director Shyamalan,
con una historia de árboles que se vengan de los humanos o los atacan.
Vamos, que hay una oleada masiva de suicidios en el noreste de USA, con
un viento que le da a la gente, que entonces pasa a automasacrarsede
la manera más rápida; y la cosa queda a medio explicar un poco a la
mecagüen diez, con esa teoría de la vegetación. Ya se nos prepara desde
el principio cuando el protagonista (profesor) habla en su clase de
ciencias de actos inexplicables de la Naturaleza (por no mentar a
Dios). Podían haberse ahorrado lo de las plantas, y quizá con eso habría
eliminado algún aspecto ridículo la película, dejándolo en simple
misterio, e insinuaciones sobrenaturales. Es facilón el final, con la repetición del comienzo tras la aparente resolución feliz (con embarazo incluido). Y vamos, otros momentos torpes también tiene que serían quitables, plumeros que se ven por aquí y allá—como el anuncio del iPhone que nos cuelan. (Por cierto, que el iPhone no lo venden en todas las tiendas de Movistar, sólo en algunas, las "premium" o no sé qué. Hemos intentado comprarlo, y nada, ni aunque nos lo vendan por el cine. Vaya fiasco de campaña de marketing). En
conjunto la película está visible, y se sigue con suficiente tensión la
huída campo a través del matrimonio en crisis, con una niña que les han
colocado unos amigos, y que acabarán adoptando al morir éstos. Muchas
de las conversaciones de esta película resultan forzadas, mal
coreografiadas, dependientes de un solo personaje; éstos también tienen a
veces reacciones absurdas. No se vé por qué habría de parecer loca la señora que vivía sola, sólo por tener una muñeca de película de terror. Allí se menciona El Exorcista. Está bien la música de James Newton Howard.
Hay alguna escena espectacular y lograda, como el suicidio de los
obreros de la construcción al principio. Pero a fin de cuentas viene a
ser una película derivada y forzadilla, con una voluntad de originalidad
de autor tan limitada como el autocameo de Shyamalan al estilo de Hitchcock.
Necesitaría interacciones menos forzadas entre los personajes al
moverse—esto de ponerse de acuerdo unos desconocidos con otros alrededor
del protagonista parece clave en las de Shyamalan,
y flojean por allí. Y una actitud menos oportunista y más reflexiva
hacia el tema de la histeria terrorista y la paranoia americana. Pero
claro, eso es lo que precisamente la hace más americana, esa mezcla de
exposición de la histeria y de participación desvergonzada en ella. En
lo que no se equivoca el guionista Shyamalan es en que veremos más
episodios de éstos de terror colectivo; y más películas en esta línea
seguro que también, e incidentes de masacres masivas que por suerte o por desgracia serán más explicables para los que queden vivos.
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