miércoles, 7 de marzo de 2018

Retropost #2047 (7 de marzo de 2008): Correo político de hoy


Antes de que empiece la jornada de reflexión y empiece a surtir efecto la permanencia de lo escrito...

Comento en Vanity Fea sobre esta convención de "la jornada de reflexión o la electoral: si cuelgo algo de política en este blog antes de medianoche, es legal, parece claro... ¿pero se vuelve ilegal unos minutos más tarde si no lo descuelgo? ¿Debería borrar todos los posts de años anteriores que hablen de política u orienten u desorienten, jaja, el voto? Y lo mismo los libros, ¡igual si no quemamos mañana los libros de política, deberíamos prohibir su venta al menos!"

Bueno. Pues igual que el periódico de ayer que no tiras sigue existiendo, los blogs y los libros seguirán opinando durante la jornada de reflexión y la electoral. Primero, decir que voy a votar, y animo a votar, a Unión, Progreso y Democracia ("el partido de Rosa Díez"). Y voy a poner dos mensajes recibidos hoy que explican en parte por qué.

El primero, un correo de la plataforma por la Enmienda 6.1, contra la persecución oficial al español en Cataluña. Eso en un día en el que la Generalidad ha difundido un cartel sobre el día de la mujer trabajadora en veintitantas lenguas, pero no en español. Esta gente, más que ser mezquina o rastrera, es que ya está algo mal del riego, o se les han aflojado las conexiones neuronales.


Estimado firmante de la Enmienda 6.1:

Hace dos años diste tu apoyo a una iniciativa popular que reclamaba enmendar el artículo 6.1 del Estatut de Catalunya. El objetivo era corregir el trato  discriminatorio hacia los ciudadanos castellanohablantes con vecindad civil en  Catalunya por parte de la Ley catalana.

Tras la aprobación del Estatut, sumamos nuestras reclamaciones al recurso  interpuesto por el Defensor del Pueblo ante el Tribunal Constitucional. El  recurso está todavía pendiente de resolución, razón por la cual no os hemos  enviado más información al respecto.

A pesar del inmovilismo de los partidos catalanes de gobierno, durante estos dos  años ha habido cambios positivos para nuestra reinvindicación. En Cataluña, la  entrada del partido Ciutadans en el Parlament ha permitido que se empiece a oír  un discurso alternativo al catalanismo oficial.

Pero sólo es en las Cortes que nos representan a todos los españoles donde  podemos lograr que nuestros derechos sean efectivos.

Ahora, por primera vez, tenemos la oportunidad de que un partido progresista y  de ámbito nacional defienda en las Cortes los principios de ciudadanía y  laicismo identitario. Por primera vez un líder político de primera fila va a  defender en el Congreso que no se puede ser progresista y favorecer al mismo  tiempo los intereses reaccionarios de los nacionalismos.

El partido liderado por Rosa Díez, UPyD (Unión, Progreso y Democracia), ha hecho  suyos los planteamientos defendidos por la plataforma Enmienda 6.1, a la que ha  dado su apoyo expreso. Os facilitamos un link donde podéis informaros acerca de
sus propuestas:

http://www.upyd.es/servlets/VerFichero?id=1986

El texto en concreto que hace referencia a la reforma del artículo 3.3 de la  Constitución está en el punto del programa de regeneración democrática, en el  apartado 1.c).

Tenemos la absoluta certeza de que nuestro país aumentará muy notablemente su capacidad de progreso cuando el papel que hoy desempeñan los partidos  nacionalistas lo desempeñe un partido comprometido con el interés general. Es el  voto más útil.


Si te ha reenviado este mensaje un conocido y no eres firmante de la Enmienda  6.1, pero deseas apoyar esta iniciativa,
envía un correo a alta@seispunto uno.org


Y, segundo, un comunicado del Foro Ermua, explicando muy elocuentemente por qué no hay que votar ni al PSOE ni a quienes (nacionalistas todos, e IU) han venido apoyando su curioso proyecto de nación desmantelable y sectarismo interesado, proyecto acaudillado por RodrígueZ.

Contra el  todo vale 

Iñaki Ezkerra (Presidente del Foro Ermua)

La Legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero ha sido la del todo vale. La consigna del  todo vale   ha llegado a crear en España no ya una doctrina política sino una verdadera subcultura que es profundamente antidemocrática y enemiga de la  convivencia. Una subcultura heredada inicialmente del nacionalismo vasco pero ya totalmente asimilada por el partido que nos ha gobernado durante los últimos cuatros años, que llegó al Gobierno gracias a ella y que pretende servirse de ella para perpetuarse en el Gobierno. Pero es preciso decir en voz alta que para obtener el poder en unas elecciones o mantenerse en el poder  no vale todo  .

No vale proponer a los demócratas el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo a la vez que se propone a los propios terroristas otro pacto. No vale acercarse a los terroristas cuando se está en la oposición y decirles que se les va a tratar mejor que lo que lo está haciendo el Ejecutivo que en ese momento gobierna. No vale invitar a los terroristas a que propicien ese cambio como sólo ellos saben hacerlo. No vale prometer a los terroristas ni a los independentistas, ni a los que son una cosa y otra al mismo tiempo, lo que no se puede prometer. No vale violar la jornada de reflexión de unas elecciones. No vale atacar las sedes del partido rival. No vale buscar  votos entre la chatarra y los cadáveres de Atocha. No vale responsabilizar al partido rival de un atentado terrorista por más que éste sea una respuesta a una determinada política que no juzgamos ni adecuada ni moral. No vale aliarse ni con los cómplices políticos del terrorismo ni con quienes pretenden la destrucción  del Estado democrático español. No vale querer hacer pasar por respetables ni ideas ni ideologías antidemocráticas y totalitarias. No vale hacer de la izquierda un valor absoluto porque entonces se rompe la convivencia  ya que quien no pertenece a la izquierda queda excluido del respeto que merece como demócrata y como ciudadano. No vale hacer de la libertad otro valor absoluto. Porque no lo es. Porque, con ser un bien inapreciable y un derecho de toda persona, la libertad de uno debe estar limitada en su ejercicio por la libertad de los otros y viceversa. Porque hay muy pocos valores que puedan llamarse absolutos como pueda ser el de la vida, que indudablemente lo es aunque lo relativicen quienes, por otra parte y paradójicamente, absolutizan valores más relativos cuando no desechables como la secta política  o la tribu étnica. No vale llamar al otro gratuitamente fascista por un mínimo sentido de la propiedad del lenguaje, del uso adecuado tanto de los conceptos como de las palabras y porque quien desde un partido democrático hace un uso gratuito de ese vocablo coincide con los nacionalistas, o sea con quienes lo hacen desde el racismo y el totalitarismo sirviendo así a esa mala causa. No vale el desprecio hacia una religión secularizada como el cristianismo cuyo discurso doctrinal  ha sido fuente moral de la propia Ilustración y coincide con ésta incluso en las palabras que la Revolución francesa escribió con mayúsculas: Libertad, Igualdad y Fraternidad. No vale sembrar la división gratuitamente entre los españoles en materias vitales como la lucha antiterrorista. No vale intentar dividir a las víctimas del terrorismo. No vale ningunear a las víctimas del terrorismo. No vale hacer sufrir a las víctimas del terrorismo. No vale estigmatizar a las víctimas del terrorismo. No vale insultar a las víctimas del terrorismo diciendo que están siendo manipuladas como si su tragedia las hiciera menores de edad en lugar de hacerlas dignas del mayor respeto y consideración y reconocimiento. No vale omitir, silenciar, borrar las huellas y el recuerdo del asesinato cometido por ETA para que nadie se acuerde dentro de unos años de quiénes fueron los asesinos y por qué esa persona fue asesinada. No vale agredir a las víctimas del terrorismo diciendo que obstaculizan  el camino hacia la paz y que ponen palos a las ruedas de la paz y demás cursiladas con las que se las convierte en dianas del odio de los fanatizados,  los ciegos y los necios. No vale asistir a sus funerales para sacarse la foto electoralista mientras se está ignorando y ofendiendo a sus familiares en el propio cementerio y ante el difunto. No vale traicionar la memoria y la ideología y los valores y la causa del compañero de partido asesinado. No vale hacer de la táctica publicitaria y mediática un absoluto y un valor moral. No vale utilizar la Justicia de un modo táctico y selectivo al servicio propio y de intereses puramente electorales. No vale excarcelar a asesinos y encarcelarlos caprichosamente, como si  la Justicia fuera un instrumento de chantaje. No vale chantajear a los chantajistas con la Justicia cuando ésta debe ser aplicada para acabar con el chantaje, no para perpetuarlo. No vale chantajear a los demócratas con multas por usar su libertad de expresión y reunión cuando se permite ilegítimamente expresarse y reunirse y manifestarse a los terroristas y a sus cómplices. No vale mirar hacia otro lado cuando los compañeros de otro partido democrático son puestos en la diana en las paredes de su barrio o cuando se les echa de un trabajo por defender una ideología y pertenecer a un partido perfectamente  legítimos. No vale suplantar a las víctimas del terrorismo presentándose uno como víctima de una tragedia que asoló a toda España hace setenta años y que dejó cicatrices en todos los hogares de España. No vale abrir las cicatrices en nombre de una falsa memoria histórica que no es más que selectiva  e interesada amnesia. No vale decir una cosa y la contraria. No vale blandir los huesos de los muertos como si fueran garrotes para resucitar el viejo cainismo hispánico  que habíamos superado. No vale invocar la memoria histórica de los muertos de la Guerra Civil para sacarlos de las tumbas y hacer que sigan luchando sus esqueletos unos contra otros o contra los vivos. No vale hacer sufrir removiendo la memoria trágica de los vivos. No vale permitir que los asesinos y los cómplices de los asesinos insulten a inflijan dolor a las víctimas del terrorismo en letras de canciones o poniendo a las calles los nombres de los asesinos o nombrando hijos predilectos a los asesinos. No vale dejar que las nuevas generaciones jueguen en parques y plazas que llevan los nombres de los asesinos y que los tomarán por modelos de conducta a imitar. No vale negociar con quienes practican esas infamias. No vale negociar con quienes amparan esas infamias. No vale perseguir ni estigmatizar a un partido ni a un colectivo ni a unos ciudadanos que tratan de desterrar para siempre esas infamias de la vida española. No vale ser cómplice de la infamia nacionalista  y del silenciamiento de las víctimas  y del olvido.  No vale despreciar el esfuerzo de anteriores gobiernos en la lucha antiterrorista para presentarse como el gran pacificador. No vale rechazar frívolamente  la experiencia y los logros de los otros en esa lucha. No vale haber permitido que resucitara el terrorismo. No vale llevar la ominosa  negociación con los terroristas al Congreso de los Diputados. No vale haber desobedecido incluso aquella resolución votada en el Congreso de los Diputados. No vale seguir negociando con terroristas después de un atentado mortal. No vale negociar nunca con terroristas. No vale mentir sobre los terroristas. No vale mentir nunca. No vale haber dado la razón o parte de la razón a la causa de los terroristas al convertirlos en interlocutores y haber ayudado a que crecieran en el País Vasco las plataformas y los colectivos y los partidos y las mesas del totalitarismo. No vale renegar ante el nacionalismo  vasco de los valores de la España democrática y de la España histórica. No vale despreciar quinientos años de Historia de una gran Nación. No vale saltarse todos los consensos de la  Transición. No vale aliarse con socios que son los enemigos declarados de la democracia española. No vale remover los cimientos del modelo de Estado y de la Nación que nos han dado paz (la verdadera paz de la Constitución de 1978) y la auténtica prosperidad a los españoles así como respeto en el contexto internacional. No vale socavar la unidad de los españoles. No vale socavar la igualdad de los españoles. No vale expulsar a un compañero del partido sólo porque tiene principios. No vale humillar a un compañero de partido al que ya le han humillado además los nacionalistas del modo más infame y más bajo, es decir recurriendo a la violencia física. No vale acabar con la democracia interna del propio partido con el lema del que se mueve no sale en la foto. No vale hacer fotos de los serviles y los dóciles para presentarlos como los modelos civiles que no son ni serán nunca. No vale perseguir a todo lo que se mueve libremente. No valen los expedientes ignominiosos, las mentiras insidiosas ni las purgas neoestalinistas. No vale la mentira que ha sentado cátedra en esta Legislatura que ahora termina afortunadamente. No vale acosar a los candidatos de otros partidos ni dar lecciones a las acosadas ni presumir de saber contener el llanto cuando esas mujeres han demostrado un valor que es lo que hace posible que todavía quede algún resquicio de libertad en nuestra tierra. No vale restar importancia a los incidentes inaceptables de una campaña electoral cuando son el resultado de una Legislatura que comenzó violando el derecho de los españoles a meditar tranquilamente su voto.

(Este texto de Iñaki Ezkerra fue leído en la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona, el 27 de febrero, por varios miembros del Movimiento Cívico catalán y vasco así como publicado en la página web del diario La Razón el 6 de marzo de 2008. Lo suscriben entre otros Mapi Heras, Ana Velasco, Carmen Ladrón de Guevara, Nerea Alzola, Isabel Calero, Ana María Torrijo, Ariadna Hernández, Hermann Terstch, Fernando García de Cortázar, Josep March, Michelo Artiach, Íñigo Martínez de Pisón, Antonio Aguirre,  Ignacio Arsuaga, María Victoria Longares y Alejandro Campoy).

Y yo.

Ah, y votar al PP... ¿por qué no? Ahí disentimos de otros antizapateristas, peperos y coperos. Al margen de oportunismos menores, hay una objeción mayúscula:

No se apoyan guerras de agresión basadas en mentiras, con resultado de centenares de miles de muertos. Menos aún contra el propio convencimiento en muchos casos. No se da por hecho que con un asunto como éste (y visto su resultado) se puede hacer pelillos a la mar, que la memoria de la gente es corta, y quien manda manda. No hay que propiciar que un partido y unos dirigentes que actúan así vuelvan al gobierno, nunca más.


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