El sueño de Casandra
Publicado en Cine. com. José Ángel García Landa
Es la última película de Woody Allen, no comedia sino tragedia, llena de ecos de las tragedias de Shakespeare (especialmente Macbeth)
y de las griegas. Es éste un género que la novia del protagonista,
actriz aspirante, considera difícil. Y cierto es que queda
convenientemente rebajado a las motivaciones prosaicas de dos aprendices
de asesino.
Una pareja de hermanos endeudados y
ávidos de medrar aceptan matar a un enemigo de un tío suyo, rico y
corrupto—a cambio de que éste se haga cargo de sus vidas y haciendas. En
ellos confluyen por un lado Macbeth y Lady Macbeth, y por otro lado las
conversaciones en Shakespeare de asesinos a sueldo como los contratados
por el propio Macbeth o por Ricardo III.
No
acaba de hacer clic el guión con los actores en este punto—en los
momentos cruciales en los que han de decidir dejar de ser buenos chicos y
convertirse en asesinos falla o el tono, o la luz, o las
palabras—aunque no es de descartar que la realidad sea así de torpe, en
efecto.
Continúa Woody Allen explorando temas
que le interesaban en las películas anteriores de su serie inglesa: las
ansias por medrar y aparentar, la presión de la clase social, el deseo
sexual y el dinero guiando las motivaciones de las personas, el papel
del azar determinando quién sale adelante y quién no... Y también el
análisis de caracteres. Los dos hermanos se ven arrastrados uno por
otro, en una de esas sociedades cerradas de emulación mutua que a veces
forman las parejas de hermanos cuando no se enzarzan en rivalidades. Ya siempre será este momento,
dicen tras darse cuenta de lo irremediable de su crimen. Pero lo viven
de maneras distintas. Uno de los hermanos se ve destrozado por los
remordimientos (un poco como Lady Macbeth), mientras que el otro, menos
tierno, está a punto de matarlo (en connivencia otra vez con el tío,
para evitar ser delatados)—y muere accidentalmente en la pelea a la que
le lleva su angustia. El primero, ya antes desesperado y atormentado,
se suicida. Y así acaban como Eteocles y Polinices, matándose en el
barquito que había sido su sueño, mientras sus novias discuten cómo
vestirse para gustarles a los dos."Cassandra's dream" es el nombre del
barco que simboliza sus ilusiones inocentes al principio. Lo compran
movidos por un recuerdo idealizado de una barquita que les regaló su tío
cuando eran niños—pero al crecer todo se tuerce, por la presión de la
ambición y el dinero, y salen a la luz los trapos sucios y unos
caracteres sin sustancia moral para enfrentarse a las consecuencias de
sus actos. Y lo que empieza como un plan ilusionado acaba como una
tragedia griega narrada en las páginas de sucesos.
Es una de las cosas que me parecieron flojas en Match Point—la
facilidad con la que una persona se plantea sin más convertirse en un
asesino, y sigue siendo una "persona normal" a todos los efectos para el
guionista/director y para sus vecinos—pero está claro que es una de las
cosas que impresionan a Woody Allen y que quiere comunicar: cómo en
esos pequeños gestos de indiferencia a los demás, que muestran la
voluntad de aprovecharse de ellos, se trasluce lo que puede dar de sí
una persona. Comienzan los hermanos con una indiferencia hacia las
consecuencias de sus acciones, embarcándose en la borrachera del juego a
la manera de una droga (también hay abundante droga de por medio...).
Siguen adelante, medrando y figurando, "tomando prestado" sin permiso el
coche de sus clientes en el garaje—acción presentada como aparentemente
irrelevante o incluso simpática. Continúan pidiendo prestado primero a
amigos y familia, luego a prestamistas y mafiosos, sin valorar nunca su
capacidad de devolver el préstamo... Con visión selectiva, miden siempre
su posible beneficio o placer inmediato, nunca el precio a pagar según
un cálculo prudente. El padre de estos chicos (un perdedor, claro) nunca
buscaría medrar perjudicando a otras personas, al menos nunca hasta el
punto de llegar al asesinato— ni su nuera la novieta rubia. La actriz
morena y tiburona, parece claro que sí: organiza sus relaciones
personales de acuerdo con sus planes de carrera. De esta pasta se hacen
los triunfadores, y los criminales. Y le bastaría, como a los hermanos,
con verse en la situación adecuada y tener algo que ganar para transigir
con lo que hiciese falta a costa del vecino. A los asesinos, nos dice
Woody Allen, no hay que ir a buscarlos a remotas situaciones, sino que
basta con observar a las gentes que nos rodean—a muchas de ellas. Un
tema que también es muy judío, por otra parte.
Cassandra's dream. Written and dir. Woody Allen. Cast: Colin Farrell, Ewan McGregor, Hayley Atwell. Music by Philip Glass. 2007.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se aceptan opiniones alternativas, e incluso coincidentes: