martes, 3 de octubre de 2017

Religión, Re-ligación

Me pasa Antonio Albero esta referencia en Filosofantes, a modo de comentario de este artículo sobre la idea de creencia.

16. La capacidad de religación

La inteligencia espiritual es la raíz de la vida espiritual, pero la espiritualidad no es la religiosidad. La vida espiritual es bísqueda, inquietud, anhelo de sentido, camino hacia lo desconocido, autotrascendencia. En la medida en que el ser humano se interroga por lo eterno, por lo infinito, prepara la religiosidad, pero la religiosidad puede no irrumpir en la vida de una persona.

La religiosidad expresa la capacidad de religarse que tiene el ser humano, de vincularse a un Ser que reconoce como distinto de sí y con el que establece alguna forma de comunicación. Religación es vínculo, comunicación, reconocimiento de la alteridad.

La vida espiritual puede desembocar en la religación, pero no necesariamente. La religiosidad no es la confesionalidad, porque esta última consiste en la libre identificación con un credo religioso e incluye el sentido de pertenencia a una comunidad de fieles y la práctica de determinados rituales. La religiosidad es cultivo del vínculo, pero no incluye esta identificación. Muchas personas se sienten vinculadas, desde lo más íntimo, a un Ser superior, pero no expresan este vínculo en el marco de una confesión.

La espiritualidad no exige, necesariamente, la religación con un Ser superior, tampoco la exculye. Cuando el ser humano se pregunta por el sentido de su existencia, toma distancia del mundo y de sí mismo, puede sentirse sostenido por un Ser que le trasciende. Cuando vive la experiencia de estar sostenido, referido a algo más grande que él, vive la experiencia religiosa.

Tanto en su interior como en el exterior, el ser humano puede hallar indicios de algo que está por encima de él y de todo lo demás, y de lo que él y todo lo demás dependen. La pregunta acerca de ese Ser, la búsqueda del sentido último, pertenece a la esencia del hombre. La espiritualidad es precisamente esta búsqueda, mientras que la religiosidad es el reconocimiento de un Ser superior del que proviene todo cuanto existe. La religiosidad activa la inteligencia emocional, pues tal vinculación altera los estados emocionales. Suscita temor, temblor, pero también paz y serenidad.

[...]

La religiosidad es una experiencia que emana de lo más profundo de la persona. Según Viktor Frankl, no es algo innato, determinado biológicamente. La religiosidad constitutiva del ser humano se canaliza a través de los esquemas religiosos existentes en su contexto social y cutural. Existe en él una predisposición, pero se activa en íntima correlación con el ambiente.

La inteligencia espiritual es ese dispositivo de la mente humana que hace posible la experiencia ética, estética y religiosa en el ser humano. Es la condición de posibilidad de lo que Viktor Frankl denomina las experiencias cumbre de la vida humana."

Francesc Torralba Roselló, Inteligencia espiritual, Plataforma, Barcelona, 2010
Gracias por la referencia. Disiento sin embargo en tanto que creo ("creo") que la ligazón principal de la religión no es con el ser trascendente, sino que es la ligazón entre los sujetos sociales establecida a través del ser trascendente (que en gran medida representa de hecho a los valores sociales o al 'otro' interiorizado), o la ligazón entre los sujetos sociales a través de otros rituales u objetos simbólicos. Dios en este sentido no es tanto el objeto de la religión, sino un símbolo de la misma, y de la comunidad como una serie de valores que trascienden a su presencia inmediata. Y luego, sí, hay personas más sensibles que otras tanto a estos valores comunales como a las diversas dimensiones de su simbolismo, pero ello no afecta a la naturaleza antropológica de esos valores, sólo a la manera en que se viven como constituivos de una estructura de personalidad o proyecto vital. Pero bueno si hay para discutir sobre el tema... !
Son muy interesantes, sobre el uso de símbolos como mediación social, las teorías de René Girard sobre el chivo expiatorio y otros rituales generadores de cohesión social, así como la línea de razonamiento sobre el otro interiorizado que va desde Adam Smith a G. H. Mead.






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