viernes, 11 de agosto de 2017

Retropost #1738 (11 de agosto de 2007): A Luva de Ferro

A Luva de Ferro

Publicado en Globalización. com. José Ángel García Landa

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Gilson Dantas, médico y sociólogo brasileño, me confirma que va a utilizar uno de mis dibujos en la portada de  A luva de ferro: EUA, mundialização, militarização e América Latina, volumen de una serie sobre "Política contemporánea". ¿Alguien adivina cuál de éstos? Sólo doy una oportunidad.

Por cierto, una reflexión sobre el mérito y la calidad. Este dibujo no valía un duro, curricularmente hablando, hace un minuto, por aparecer en mi propio sitio web. Ahora, como aparece (aparecerá) en un libro o revista, se convierte de repente en un mérito académico. Pequeño, pero mérito.

Y si le hubiese cobrado al autor, más mérito—claro que igual se lo hubiera pensado, toma y daca. Los méritos son un complot de reconocimiento mutuo, mediado a veces por el dinero. Los objetos no tienen mérito ni valor ni calidad antes de entrar en este juego: todo lo más potencial de mérito que alguien les ve—empezando por el autor que los diseña. Todo es producto de la interacción. De modo que lo que calculamos al calcular el potencial de precio, mérito, calidad, de algo... es en realidad su potencial de interacción, aunque no nos lo planteemos así. Pero no hay relación ninguna entre el valor potencial de un objeto y su valor real porque la interacción efectivamente llevada a cabo no es calculable. La interacción y la información se retroalimenta en torbellinos de interacción e información, de modo que un objeto dado, por ejemplo, la foto del Che Guevara que todo dios conoce, tiene mucho más valor que otra foto del mismo Che hecha por el mismo fotógrafo y potencialmente o a priori igual de buena o mala.

La prueba objetiva de mérito y calidad realizados: el éxito, el dinero, la oferta y la demanda. No para mí, claro, hablo de prueba objetiva. Tanto más cuando se deja de hablar de mérito y calidad, y se habla sólo ya de precio. Ya no entramos a hablar de si un Tapiès tiene más mérito que mis propios borrones—la cuestión es irrelevante e implanteable: tiene más precio, y basta.

Eso si es un original irreemplazable. Si es una copia, su precio baja a la vez que su valor cultural aumenta. Pero cuando es reconocible en cualquier parte, cuando se convierte en un icono cultural, hasta cualquier simulacro de original (la foto del Che Guevara que perteneció al propio fotógrafo, pongamos) adquiere contagio y aura de originalidad.

Todo esto también tiene que ver con el capitalismo y la globalización, claro. Que potencian esos torbellinos incontrolables y caóticos, especialmente con un instrumento que se presta tanto a ellos como la red. Si no, mirad lo que más se ve en YouTube.


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PS: A Luva de Ferro.




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