No oficialmente, claro, sino ambientalmente o moralmente. Mejor dicho, inmoralmente—vendiendo su programa nacional-socialista a nivel de toda España, con la franquicia de Podemos y las mareas y mareos nacionalistas. Y envileciendo o desactivando la conciencia moral y política de tantos españoles a los que, como a Wyoming, la unidad de España se la suda.
Aquí (min. 26) sobre el efímero espíritu de Ermua, que se decía entonces:
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