Este señor que aquí veis, Robert de Beaugrande, no sólo tiene un estilo propio en el vestir, sino también en cuestiones de lingüística y crítica. Además de un filólogo como la copa de un pino, es un espíritu independiente y original, autor de estudios que han abierto nuevos caminos en lingüística del texto y en el análisis crítico del discurso. Ya en 1981 publicaba junto con Wolfgang Dressler Introduction to Text Linguistics, un libro que en su capacidad de integración estaba a años luz de lo que se solía llevar por entonces. No contento con romper muchos moldes teóricos, y estando ya de vuelta de todo, decidió ya hace años pasar de los editores académicos y sus reglamentaciones y exigencias y protocolos y copyrights, y ha pasado a reeditar y regalar sus obras completas o casi en su sitio web, http://www.beaugrande.com
Hoy me ha mandado para la bibliografía un aviso de actualizaciones en su sitio web. Allí se encuentran, por ejemplo, cosas como Linguistic Theory: The Discourse of Fundamental Works - A Friendly Grammar of English - Text Linguistics at the Millennium - "Critical Discourse Analysis and the New Patriotism" - A Survey of Contemporary Theorists - o A New Introduction to the Study of Text and Discourse, también en español: Nueva introducción básica al estudio del texto y del discurso. Y más y más escritos sobre semiótica, educación, política lingüística, sobre lingüística funcional y aplicada, sobre estudios de corpus, sobre manías y prejuicios del mundillo académico y editorial, polémicas con Chomsky o con Widdowson...
Su planteamiento: "If I advocate 'freedom of access to knowledge and society', I cannot reach out by means of expensive or hard-to-find books". Yo es que a este hombre lo voy a coger de role-model; cualquier día me compro una chaqueta blanca. Una lástima, supongo, es que sus publicaciones han dejado repentinamente de tener calidad al pasar al estado de samizdat. Porque la calidad la otorga, como todo el mundo sabe, el editor, no el autor.
¡Enhorabuena, Dr. Beaugrande, y gracias! A ver si cunde el ejemplo. No creo.
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