Su interpretación desautoriza (una vez más) la versión oficial, y coincide sustancialmente con las investigaciones de Fernando Múgica, de Luis del Pino y otros que defienden el montaje de la conspiración, del encubrimiento oficial, y de la falsificación de pruebas. Quién organizó realmente el atentado, sigue siendo un misterio. Quién tiene interés en ocultarlo y en negarlo, está más claro, y es la pista que se deberá seguir si un día algún gobierno decide investigar este asunto, en lugar de seguir encubriéndolo.
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