domingo, 22 de enero de 2017

Retropost #1325 (22 de enero de 2007): Ensayando el blog



Estoy leyéndome la antología de Robert Atwan The Best American Essays (Nueva York: Houghton Mifflin, 2004), antología de antologías ensayísticas publicadas desde 1986. Me interesaba especialmente la introducción de Atwan, y su antología de los prologuistas que escriben sobre qué es un ensayo. Sobre todo por el parentesco entre la forma del ensayo y la de la anotación de blog. En mi caso: en otros hay menos parecido. Así que aquí comento algunas ideas de estos ensayos sobre el ensayo.

Nace el ensayo cuando Montaigne se dedica en la segunda mitad del siglo XVI a experimentar con un tipo nuevo de prosa. "Impaciente con la filosofía formal y la disquisición académica, pronto encontró una manera de crear un discurso más personal y flexible" (1)—y viendo que el resultado escapaba a moldes genéricos previos y tenía un cierto carácter de improvisación, los llamó ensayos. Eran ensayos "personales, tentativos, altamente digresivos y totalmente asistemáticos en su acercamiento a un tema" (2). Atwan distingue hoy entre ensayos formales (artículos de revista) e informales (ensayos personales).  Los blogs aún no entran en esta perspectiva, por lo que veo, aunque Atwan sí se pregunta si la cultura digital dará lugar a nuevas formas del ensayo (ya lo estaba dando mientras escribía).

"Los ensayistas tienden a ser personales, reflexivos, andan a su ritmo; los escritores de artículos ("articulistas" solían llamarse) normalmente se quedan cerca de los hechos, raramente se van del 'asunto' y rara vez interrumpen el flujo de información con opiniones o reflexiones personales" (3). Y los artículos suelen ir sobre un asunto concreto de actualidad (son más efímeros) mientras que el ensayo personal deriva hacia temas más generales y perennes, menos noticiosos. A Atwan le va (dada la naturaleza de su antología) el ensayo personal: es "la cualidad personal de la escritura lo que en última instancia hace que un fragmento de prosa sea un ensayo" (4). Lo personal puede ficcionalizarse: "yo" es un pronombre muy complejo, y el "yo" del ensayista oscila entre una persona real y un personaje creado.

Hay una relación entre ensayo y memoria/autobiografía, dice Atwan. (Y diario, podríamos añadir aún con más razón. El ensayo periódico de Addison y Steele, prototipo de la columna periodística, añade una dimensión temporal al ensayo que, situándolo en una secuencia y un calendario, lo asemeja al diario íntimo personal, y al artículo del bloguero, tenga éste o no una dimensión de diario personal). Con la dimensión personal, memoria o diario, viene el peligro del egocentrismo y protagonismo exagerado del escritor. "Y, como protagonistas principales, cómo podemos resistir la tendencia a ocupar el centro del escenario, y evitar considerarnos dotados de mayor sensibilidad, valores más refinados, una autoridad moral superior y especialmente poderes de retrospección más agudos que ningún otro miembro de nuestro casting de personajes secundarios?" (7). El narcisismo amenaza con deteriorar nuestra escritura personal. Recomendación de Atwan:

La solución requiere un régimen saludable de auto-escepticismo, y respeto hacia la incertidumbre. Aunque la primera persona del singular puede abundar, debería ser un "yo" ricamente complejo y mutable, nunca uno que designe una entidad conocida de modo fiable y completamente estática. En algunas de las mejores memorias y ensayos personales, los escritores son misterios para sí mismos y la obra deviene la representación de la sorpresa y el descubrimiento de uno mismo. Estos elementos hacen que la "escritura de la vida" continúe siendo escritura viva, mientras un "yo" misterioso conversa con otro "yo" igualmente misterioso". (8)

El proceso de escritura debería progresar no según un esquema de introducción, desarrollo, conclusión a un tema prefijado y pre-conocido, sino en medio de la incertidumbre, "probando ideas y posiciones, escribiendo mientras se está en un estado de incertidumbre, de no saber" (9). (Claro que esta incertidumbre puede ser irritante para el lector. Muchas veces en la revisión se conserva el elemento justo de incertidumbre: una incertidumbre construida y retóricamente eficaz, diría yo). El ensayista puede no llegar a una conclusión intelectualmente sólida, divagar continuamente sin llegar a certidumbres o coherencias. Se han desarrollado correctores de ensayos automatizados con fines educativos (E-rater) pero estos sistemas, si bien pueden corregir aspectos gramaticales o estilísticos muy formales, no pueden valorar un ensayo auténticamente creativo.

Un ensayo creativo tiene un elemento de riesgo para Atwan (esto me recuerda a la manera en que Toolan teorizaba el riesgo para el hablante al usar el lenguaje de modo comunicativo creativo, en Total Speech). Riesgo de enfrentarse a la incertidumbre en la propia vida, y poder escribir sobre ello. Temas vulgares, intratables, poco prometedores, incómodos, son un reto para el ensayista. Riesgo y determinación, a nivel personal y creativo.

Observa Atwan que durante gran parte del siglo XX el ensayo se volvió literario: una reliquia victoriana, en tono afable ilustrado y acomodado, y vuelto hacia la propia literatura. Pero el ensayo ha ido a más, y hoy puede competir en complejidad temática e interés formal y lingüístico con la mejor poesía o ficción narrativa. Es curioso cómo hay acontecimientos públicos que parecen inspirar y retar a los ensayistas: ¿será una forma que también muestra la tensión de la esfera pública? (En ese caso, es de prever que será con una atención especial a cómo se vive desde la experiencia personal). En cuanto al ensayo en el siglo XXI... como digo, Atwan no habla de blogs. Tampoco parece consciente de la manera en que Internet aporta una dimensión radicalmente nueva al ensayismo, al poner en contacto inmediato al ensayista y sus lectores.

Sí se preocupa, aun dando la bienvenida a la cultura digital, por el ritmo acelerado que parece imprimir a la textualidad. Proliferan los textos, tenemos acceso inmediato a ellos, y eso no favorece la lectura reposada. Tenemos los textos, pero nos impacienta leerlos.

Montaigne inventó el ensayo poco después de la invención de la imprenta: una cosa lleva a la otra, dice Atwan. La biblioteca personal, posibilitada por la imprenta, lleva a la costumbre (intertextualizante—Montaigne es intertextual al cuadrado) de hojear ( browsing, navegar por la red intertextual): "Montaigne equipped his home office with one of the earliest book-lined studies, where he loved to spend his time browsing" (16). "An idea took hold; he began to write just the way he read. His medium became his message, and the personal essay was born" (17).

(¿Montaigne, el primer escrilector? Bien, pues una transformación de esta navegación textual, y de esta interacción con otros escritores (amén de con los lectores) es lo que supone la linkteratura. Si la inmediatez y la improvisación, la conexión de ideas sobre la marcha, dieron lugar al ensayo, ¿a qué no está dando lugar la textualidad y multimedialidad electrónica, la nueva navegación global e inmediata? A una transformación de la escritura, de la literatura, de la interacción y de la consciencia.  Hace poco escribía yo sobre el origen de la consciencia en la internalización de la interacción comunicativa: de hecho acabo de revisar y completar el artículo que empecé hace unos días, y que puede encontrarse aquí: "Interacción internalizada: El desarrollo especular del lenguaje y del orden simbólico").
 
¿Modifican los blogs la consciencia? Es el tema de este post de IfBook. (Vía Tecnocidanos). La idea básica es la ya conocida de los teorizadores de los medios de comunicación, McLuhan y Ong: que el medio es el mensaje, y que las tecnologías de la palabra se interiorizan, dando lugar a nuevas formas de conceptualización y de elaboración cognitiva.  El autor ve en los blogs una oralización de la escritura, y cita a alguien que se queja de que la lectura de blogs acaba con su reflexión lectora, con su introspección... para verse pillados en una cultura oral y diálogo inmediato; no en un producto terminado, sino en una propuesta que terminan de hacer los otros con sus comentarios. Qué suerte, serán los que tienen comentarios. A mí me ayudan los blogs a pensar, pero es por la ligereza de la forma, que invita a conexiones poco trabajadas (y quizá poco fundamentadas) entre distintas áreas de la experiencia. Y quizá también pensando en la interacción posible (porque la efectiva como digo es bastante escasa). En ese sentido sí veo en los blogs, con su cronología marcada por el ritmo de publicación, su forma que invita a enlazar, a volver a retomar un tema, a intercambiar perspectivas... los veo, digo, como una escritura en proceso muy interesante para el bloguero mismo y para el teorizador de los blogs: no siempre para el sufrido lector que como siempre pasará a otra cosa si no encuentra YA lo que busca... y antes aquí que en un libro que ha pagado para leer y que ocupa espacio en su casa, dos razones de peso para creer que tiene más peso que un blog. (Y hay tanta insoportable levedad sin embargo...).

Los blogs y la consciencia in fieri. Un tema a desarrollar, quizá aquí, quizá en un futuro (como estamos in fieri, no lo puedo asegurar). Sí me interesa seguir comentándolos en relación al ensayo como forma procesual, siguiendo las reflexiones recogidas en el libro de Atwan. Léase blog donde pone ensayo, y ensayo donde pone blog. Los intercambiaré gratuitamente en las citas (inexactas por tanto) que traduzco... a ver qué dicen. Ninguno habla de blogs.

- Qué es un blog. O qué no es. Opinón y hecho, ombligo y cerebro, análisis y polémica, confesión y reportaje, persuasión y provocacion... para Justin Kaplan. Dice que lo que sabemos es que no es poesía, y que no es ficción. (O sí...)

- A Jamaica Kincaid no le gusta tener opiniones fijas, y por eso le gustan más las opiniones de los demás que las suyas, que la limitan. O eso dice. En todo caso, por eso le gustan los ensayos, por el contacto con otras ideas y opiniones.

- ¿Un ensayo ideal? Para Alan Lightman, debe estar en movimiento, viajar, no quedarse a donde parece que va, sino explorar.

- El post como objeto. Lo que más lo define, como al ensayo para Ian Frazier, es que es algo que tiene su forma definida, que empieza y acaba, y es manejable, un objeto circunscrito. Aun si es más virtual que una redacción en una hoja de papel.

- Pero el ensayo en el blog también es acción, como dice Frazier. La acción de escribir, la idea que va tomando forma y de repente pide expresión, y hasta que no sale no te quedas tranquilo, esa combinación de paciencia con impaciencia súbita por decir.

- Y vaya de lo que vaya un blog, aun de temas distantes e impersonales... en gran medida va del sujeto escritor. (Joseph Epstein).

- Diversidad. Los viejos temas sobre los que se escribía se han multiplicado. Todo es tema para un post.

- Y al igual que hay (poemas, novelas) ensayos memorables, hay artículos de blog que son memorables.  En ellos el lenguaje no es sólo el medio de comunicación: es lo comunicado (Joyce Carol Oates)—el intercambio comunicativo, irrepetible y memorable, los vuelve únicos. (La mayoría no lo son, por supuesto. Como la mayoría de los libros, ensayos, poemas).

- El autor debe estar presente (quizá invisible) por todo, ser la energía que subyace al ensayo. Como decía Thoreau, todo lo que decimos está en primera persona. (Justin Kaplan).

- "Como un poema, un ensayo auténtico está hecho de lenguaje y carácter y tono emocional y temperamento y valor que se le echa, y azar" (Cynthia Ozick).

- Ensayos frente a artículos: El artículo está atado a su fecha de nacimiento. "Un ensayo desafía a su fecha de nacimiento, y a la nuestra también" (Cynthia Ozick).

- La voz del ensayista... "El ensayista influyente es alguien que tiene un sentimiento agudo de lo que no se ha dicho (adecuadamente), algo de lo que habría que hablar (pero de modo diferente)." (Susan Sontag).

Vaya, es que me voy olvidando de cambiar "ensayo" por "blog"... ¿Por qué? Pues porque una anotación de blog que no tiene algo de ensayo es sólo eso, una anotación de blog. Cuando es las dos cosas vale más.

- El estilo conversacional: teorizado por Hazlitt para el ensayo en "Familiar Style" (1827), nos dice Joseph Epstein. (La vuelta a la oralidad conversacional en la escritura, es eterna y recurrente. De cuántas maneras no se habrá hecho, cuántas distancias no habrá tomado cuidadosamente dentro de un acercamiento. Skaz, román paladino. En los blogs, un capítulo más).

- El ensayo como diálogo. (Toma, y el blog ni te digo...):  "Un ensayo logrado (...) devuelve al lector un pensamiento, un recuerdo, una emoción enriquecida por la experiencia de otro". Puede confirmar o desmentir la propia sensación, pero en todo caso empieza a pertenecer también al lector (Kathleen Norris).

- Atractivos de la autoblografía: "El tema interesa a la mayoría de los escritores. La investigación no requiere normalmente viajes ni llamadas telefónicas ni horas de biblioteca. La empresa parece fácil" (Tracy Kidder).

- El público del ensayista y bloguero. "El ensayista no se para a identificar el terreno común; no escribirá 'Picasso, el gran pintor español que vivió mucho tiempo en Francia...' (Elizabeth Hardwick) —Aquí se salta a decir inmediatamente lo que le interesa, de la manera como le interesa. Tiene esto algo de autocomunicación. No sé qué voy a decir hasta que lo digo. Pero es una autocomunicación mediada por red. Si a este acicate a la expresión, de autointeracción, le sumamos las nuevas modalidades de interacción con gente real... sí, los blogs modifican la consciencia, tanto como la escritura ensayística o más.

Posibilidades ilimitadas de ensayo.











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