En
Notre-Dame vemos una proyección translúcida de la imagen de Notre-Dame,
un simulacro que casi coincidía con el original, hasta en tamaño. Eso
es postmoderno, dejaba al original un tanto irreal, supongo que cada
modelito que venden en las tiendas y cada fotografía que le hacen por
una parte potencia el original (lo difunde etc.) y por otra parte le va
minando parte de su realidad. Está lista Notre-Dame para que le hagan
una copia a escala 100/100 y la coloquen en el centro del Arco de la
Défense, como sugiere nuestra guía de Paris. De Quasimodo, ni rastro;
allí sigue siendo non sancto, aunque peor sería claro que hubiesen
contratado a alguien para que se columpiase por las campanas.
París como nos comentaban los últimos visitantes: tan el de siempre en casas y calles y rincones, y tan sorprendentemente multirracial y cambiado (como para una crisis de identidad). Pero entre todas las etnias e idiomas, nos llama la atención la abundancia de una en concreto: los españoles que van de puente de la Inmaculada Constitución.
Y ahora venimos de una excursión literaria a la casa de Victor Hugo en la Place des Vosgues. Observo que los objetos reales expuestos también producen un notable efecto simulacro. Debe de ser el ojo que los mira.
París como nos comentaban los últimos visitantes: tan el de siempre en casas y calles y rincones, y tan sorprendentemente multirracial y cambiado (como para una crisis de identidad). Pero entre todas las etnias e idiomas, nos llama la atención la abundancia de una en concreto: los españoles que van de puente de la Inmaculada Constitución.
Y ahora venimos de una excursión literaria a la casa de Victor Hugo en la Place des Vosgues. Observo que los objetos reales expuestos también producen un notable efecto simulacro. Debe de ser el ojo que los mira.
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