Publicado en Personales. com. José Ángel García Landa
Después de varios años de decirlo, hoy hemos ido por fin al monasterio de San Pelay. Está en el Paco de Gavín, cruzando el río Sia desde Biescas, en una pequeña llanada con prados que hay en el monte, y que debió ser despejada originalmente por los propios monjes, hace mil años. Pero luego el monasterio se abandonó, y desapareció del mapa y de la memoria, aunque algún documento creo que aludía a él. Cuando yo vivía en Biescas nadie sospechaba su existencia. Hace unos años lo descubrieron, y ahora está a medio excavar. Quién sabe qué otras antigüedades están alrededor, o más bien estarán en el futuro cuando se descubran. Y es que Biescas siempre ha sido un pueblo con culo de mal asiento, cambia perpetuamente a toda velocidad, no sólo en el presente (con una urbanización nueva cada vez que vas) sino también en el pasado. Todo fluye. Ni siquiera el pasado es lo que era. Nada cambia tanto como lo escrito en el Libro de la Historia. Si al menos el futuro se estuviese quieto hasta llegar... pero ni por esas, tampoco el futuro es lo que solía ser, ni en Biescas ni en ninguna parte.
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