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miércoles, 1 de junio de 2016
Retropost #966 (1 de junio de 2006): Uno día de junio de 2006
Me
llaman por teléfono, me organizan una cena de cumpleaños, me mandan
mailes y postales electrónicas… (Mariajico: ¡felicidades, bloguero! – y
hasta Rosa C. me llama). A Woman with a Sorrowful Name me regala unas
sandalias (para llevar con calcetines si es preciso), un polo . . . Escribo
mi
post sobre transexualas y hermafroditos, hoy no corrijo ni un
trabajo, llevo retraso. Paseo con mi padre por la feria del libro… Proceso
a un maestro republicano.
"Bueno, por lo menos a éste
lo procesaron". Compro la Misión lingüística en el Alto
Aragón
de Jean-Joseph Saroïhandy. ("Mira, igual hasta conoció a tu padre,
tanto ir preguntando por los pueblos del Pirineo… igual que tú con
Corominas. ¿Sabes que hace poco celebraban el centenario de Corominas?"
– "Pues estuvo en casa varias veces Corominas. En La Rambla se alojaba.
Y hablábamos mucho, lo acompañaba a preguntar por esos topónimos que no
figuran en las partidas . . . ’Espelunciecha’, ’Traconeras’, etc. – Era
altísimo, enorme, casi me daba vergüenza ir a su lado… Estaba de
sabático, de la Universidad de Chicago." – "Gente como ésta hizo un
trabajo admirable. No por lo que les pagaban, por supuesto. Se podían
haber ahorrado muchos paseos de los que hacían por pura vocación").
Hablamos de gente de Biescas: de Maxi, de Miguel Santolaria (con
ocasión de los libros en aragonés). De Miguel Cajal, nuestro vecino,
que ha muerto hoy, poco después de su hermana Consuelo. Y allí termina
su casa. Transformaciones de todo, el fin de las casas y los pueblos .
. . Biescas, una urbanización proliferante. La globalización.
De la ciencia, cómo hace cuestionar los planteamientos mismos de la
filosofía y la religión . . . "La filosofía dice: hay que dudar, el
buen filósofo es el que duda. La religión dice: hay que creer, sin
comprender, es la fe. La ciencia dice: Vamos a resolver problemas, a
encontrar leyes cada vez más generales. La manzana se cae. ¿Por qué?
Porque las cosas se caen hacia abajo. Vale, pero entonces por qué no se
cae la luna? Y seguir. Y nos lleva así a la conclusión de que las cosas
son ciertas . . . según y cómo y según y dónde. En una determinada
frecuencia o longitud de onda. Fuera de eso, no hay siquiera
existencia. Uno y uno son dos . . . bueno, quizá. Quizá en el centro
del sol no tenga sentido esa pregunta." Son las meditaciones de mi
padre: "Ponte un blog",
le digo. Nos comemos una buena tarta y un flan que me ha bajado mi
madre de Biescas: el Arquetipo, que diría Borges. Acarreo personal
familiar de acá para allá, los nenes al cole, los padres al dentista.
Álvaro, Ivo y Oscar también reciben libros: del Jabato, de Kika
Superbruja y Dani, y de Sito Kesito contra los Buitres Bestiales de
Venus. ("Eh, y su robot gigantesco te falta. Bueno, pero da igual").
Oscar nos hace demostraciones de Fliporamas. Hemos descubierto que se
parece, vestido de rojo, a los nuevos duendes de la campaña
publicitaria de la ONCE. Llevo a Amayita a su casa de Delicias en moto;
al dejarla veo que volaba una cigüeña por encima (¡qué tienno! ¡qué
apropiado!). Y cómo está la circulación, como para tener un tráfico
accidente; un negrito precioso que va con su mamá me mira la moto
boquiabierto. Nací a las seis de la mañana, me informan: más de cuatro
kilos. Don Alfredo Sahagún, el médico que me ayudó a venir al mundo;
hubo de abandonar su partida de cartas después, por sustos que se
llevaban mis padres conmigo. El primero, de once.
No
fue un parto especialmente fácil por eso, aunque tampoco hubo
complicaciones. "Con la sexta hija, luego, la gente ya le daba a tu
madre el pésame más que la enhorabuena". Pero mi madre lo sobrellevó,
los años de criar hijos, ahora nietos; y aún jugaba al futbito; ahora
sólo nada —y pinta. ¡A ver si me pinta un cuadro! Vemos los cuadros que
me regaló mi maestra Antonia Fatás (igual mañana vamos a ver a sus
sobrinos, y antiguos vecinos nuestros, Marisol y Adrián. Vaya, también
me llama Marisol). Y hablamos de Luis y sus bicis y su Quebrantahuesos,
y de mi sobrino David, que este año se coloca de maestro en Rubielos de
Mora, cerca de Mora de Rubielos. También les enseñamos a los padres los
últimos libros que han salido con cosas nuestras. "¡Mira que os da
tiempo a hacer cosas!" – "Bueno, esa es siempre la impresión que
producen los demás, porque no sacaríamos tiempo para hacer lo que hacen
ellos" – "¿Y tú, qué? ¿Ubicado en Zaragoza?" – "Pues . . . en ningún
otro sitio estoy más ubicado". Como no sea en el no-sitio de la Web, a
ratos. Ya se han ido. El abuelo José se ha alegrado de las visitas; "Y
¿cuántos caen entonces?" pregunta - "Ni la mitad
que usted". Y medita mirando a su hija, "Pues
pronto llega el siguiente. Me recuerdo yo, me dijeron el día que cumplí
cincuenta años, en qué fase de la vida estaba. Y contesté, pues hoy
paso de la madurez a la vejez. Bueno, las cosas eran así entonces.
Nunca pensé en llegar a donde he llegado. Así que bueno, no estoy tan
mal, digo yo, cuando tan bien me sabe la comida y lo bien que duermo .
. ."
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