martes, 29 de marzo de 2016

Retropost #791 (1 de marzo de 2016): En el Dream Team



Bueno, por fin por fin me ha llegado el volumen que encargué del anuario Symbolism (vol. 5, 2005), en el que tengo un artículo sobre Nabokov y la intertextualidad. Les ha costado, y lo he tenido que encargar y pagar yo mismo, o sea que sueldo por la contribución, cero; los beneficios se los queda todos la editorial, supongo. Y los venden caros, aseguro. Me mandaron primero dos birriosas separatas, y luego un paquetillo más, menos mal; pero la revista, en tapa dura, demasiado buena para enviarle un ejemplar a los autores. Así, desde luego, no pienso volver a jugar. Uno se cansa de hacer el primo, observando además que se han quedado con el copyright, no sé con qué derecho, pues yo jamás he firmado un contrato. Debe estar implícito en el hecho de contribuir a la revista. Lo que digo, una razón más para autopublicarse.

Claro que, autopublicándose, uno pierde el caché de aparecer publicado en sitios reconocidos, y al lado de gente reconocida. Bajas al nivel del casposo pasante que se autoedita un volumen de poemas en cien ejemplares (cincuenta para él y familia, y los cincuenta para distribución acaban en una librería de viejo veinte años después). No se puede caer más bajo que la autoedición, y sin embargo tienta, tienta...

En este caso, yo aparecí aquí por invitación. Aunque no sea el caso esta vez, nada tiene tanto caché como una revista que se presenta como "peer-reviewed" pero luego saque volúmenes especiales donde los editores captan por invitación a los autores. Aquí me invitó en este caso, supongo que por proximidad geográfica y colaboración previa, la Dra. Susana Onega, editora de este número sobre la intertextualidad, antes de que tuviésemos desavenencias sobre la plaza de cátedra a la que me presenté. Y la verdad es que estoy en buena compañía, todo un dream team de críticos escribiendo sobre la intertextualidad, supongo que también por invitación especial: Adolphe Haberer, presidente de la Sociedad Europea para el Estudio del Inglés (ESSE); Linda Hutcheon, la teorizadora más importante de Canadá seguramente, Jürgen Schlaeger, catedrático de la Universidad Humboldt de Berlín, Valentine Cunningham, de Oxford y conocidísimo en el mundillo; J. Hillis Miller, doctor honoris causa por nuestra universidad, el menor de sus méritos; Christian Gutleben, de Estrasburgo (captado como yo, supongo); Catherine Belsey, famosa postestructuralista-materialista; Daniela Carpi, conocida poco aquí pero más en Italia, Jean-Michel Ganteau, que no lo conozco, y Patricia Waugh, célebre teorizadora de la metaficción y el postmodernismo. Bueno, en general creo son más famosos que yo. Vamos a verlo en Google hits, un terreno en el que ando relativamente fuerte. Hacemos búsqueda con comillas:

"José Angel García Landa": 122.000 resultados Google. ("Aproximadamente", nos dice Google).

"Adolphe Haberer": 297 resultados Google (¿Quée? Esta medida no debe ser de fiar).

"Linda Hutcheon": 41.000 resultados Google. (Más son, pero menos también. Aquí algo falla).

"Jürgen Schlaeger": 546. Pues tiene más resultados "Susana Onega": 754.

"Valentine Cunningham": 11.200

"J. Hillis Miller": 57.600 ("Hillis Miller" a secas, que también debe ser él mayormente, tiene 68.100). Esto es más raro, este hombre sí es bastante famoso. Yo tengo resultados atípicos.

"Christian Gutleben": 247.

"Catherine Belsey": 20.900. Estoy pensando, decididamente, en subir mi caché.

"Jean-Michel Ganteau": 182. Ya decía yo que no lo conocía.

"Daniela Carpi": En 308 páginas hablan de ella.

"Patricia Waugh": 12.200. Pas mal, mais...

Bueno, resulta que al menos con un criterio objetivable y mecanizado, estoy en el dream team por méritos propios. Es más, resulta que tengo que ponerme las pilas y empezar a cobrar por mis apariciones en los sitios. Evidentemente estos resultados un tanto sorprendentes vienen de trabajar directamente en la red, haciendo un blog, la bibliografía, etc. Pero es lástima que no acudiesen a Google como criterio orientativo, por ejemplo, antes de ponerme un 1’8 sobre 10 en las oposiciones, ¿no?

Claro que vaya usted a saber qué dicen de mí en esas ciento veintidos mil páginas. Igual me ponen a caldo; ahí Google no da pistas.

Y un dato curioso para terminar. Abro el paquete donde me venían los dos ejemplares, directamente desde AMS Press, Nueva York, y qué veo, de relleno en el paquete un periódico. En español. Neoyorquino, pero en español. Y a toda plana, "Barcelona rompe marca del Real Madrid"... Nada, que estamos en la aldea global. Global, y aldea.





PS, 10 años después: Google ha tweakeado una y otra vez su algoritmo, para reducirme a proporciones más razonables. Ahora los resultados son mucho más igualados, y no en favor mío tan descaradamente.




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