sábado, 26 de marzo de 2016

Retropost #784 (24 de febrero de 2006): Lo dudo, lo dudo, lo dudo...



Me acaban de invitar, un equipo de investigación de la Universidad de Hamburgo, con el que ya había colaborado antes, a participar en una publicación sobre teoría de la narración, un Handbook of Narratology que se publicará en red en la universidad de Hamburgo, y que se irá actualizando periódicamente, a la vez que se sacan ediciones impresas que publicará Walter de Gruyter. Me proponen que escriba uno de los capítulos (33 en total), que serán más bien pequeños tratados que entradas de enciclopedia.

Y lo dudo... por una parte me tienta, es lo que se considera "una buena publicación" en mi contexto profesional, de las que hace falta tener en el currículum. Por otra parte, en este momento no me tienta la escritura tratadística (ya escribí un tratado en tiempos, cuando hice la tesis, dura experiencia). Y más que seguir practicando la publicación académica disciplinada y clásica me apetece más experimentar con la autopublicación y las modalidades de escritura sin disciplina, ni autodisciplina, ni control, ni forma identificable, a que puede llevar. Quizá no para siempre, sólo para un rato (aunque toda la vida es un rato, la verdad).

Así que le he contestado al colega que me invita, agradeciéndole por supuesto la invitación (ya me hubiera dado yo con una piedra en los dientes en otro momento) pero aplazando la respuesta. Y es que he empezado la carta para decirle que sí, y me he encontrado diciéndole que no conforme la escribía, y luego lo he borrado y le he dicho que sí... y al final he tenido que optar por decirle que se lo digo otro día.

Vamos, que le debería haber enviado un Fuzzmail, para que viese claramente lo que hay. ¡Igual me desinvitaba pero ya!

En otro orden de cosas, le he enviado al Rector una queja por el episodio del otro día en el Consejo de Departamento. También dudándolo; pero es que se pasa de castaño oscuro ya. Que en una situación de conflicto la gente se lave las manos hasta el punto de darle la razón al mentiroso, cuando les consta que está mintiendo, y ellos con él, sólo por no elegir bando. Malo, cuando dar testimonio de si efectivamente se ha oído decir tal o cual cosa, o no, se interpreta como elegir bando. Hoy me ha llegado el eco de una profesora que se excusaba diciendo que no había podido hacer otra cosa, porque no tiene puesto fijo. Muy sintomático: al parecer considera que su puesto inestable no peligra por mi parte ni aunque declarase falsedades contra mí, y que en cambio sí puede peligrar por obra de la otra parte si no se pliega a apoyarles prietas las filas aun a costa de falsificar la evidencia. Como digo, irrelevante de todo punto, pero muy significativo.

Los demás asistentes al Consejo no sabían si yo me estaba inventando una acusación contra el Dr. Collado, en plan delirio, o si éste en efecto me había insultado, y los testigos que había, al negarse a decir que era cierto lo que yo decía, apoyaron al Dr. Collado, sabiendo muy bien que estaban falseando la verdad del asunto. Vergüenza les debería dar. Y, como dudo que les vaya a dar, por eso le he mandado la protesta al Rector.
Aunque creo que acabaré haciendo como Tito Andrónico, y mandaré flechas al aire con protestas a Saturno. You were as good to shoot against the wind.



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