Amaya Lucía, La femme de trente ans, nos invita a comer en el hotel Príncipe a un montón de hermanos, cuñados, sobrinos. Se encontró el otro día en mi página, dice; autogugleándose sale mi blog en primer lugar. Me temo que eso les pasa a varios de mis conocidos. Aprovecho este medio de difusión para anunciar que tenemos en camino al próximo sobrino (nieto de mis padres)... que ya debe hacer el número dieciséis o algo así. Adivinad de quién es, quienes tengáis datos; pistas no he dado.
La incomodidad que supone tener un hijo... te altera la vida, a veces te la vuelve del revés por completo. Menos trauma si ya estaba vuelta del revés (no quiere decir que se vaya a poner al derecho, claro). Pero volver la vida del revés es la única manera posible muchas veces.
The awful daring of a moment’s surrender
Which an age of prudence can never retract
By this, and this only, we have existed.
Which an age of prudence can never retract
By this, and this only, we have existed.
La planificación familiar con frecuencia, y de modo incalculable, no sale según lo planeado, lo cual pone en entredicho la sensatez de hacer planes. Pero bueno, nos entretiene hacerlos, y desde luego hay cabezas que necesitan tenerlo todo planificado. Aunque luego la vida coge tus planes y hace con ellos lo que bien le parece, sin consultarte mucho. Para mayor confusión, lo que a uno le parece un plan, a otro le parece una locura, una imprudencia, o ceguera... y en última instancia sólo nos queda organizar día a día la forma que va tomando nuestra vida: tomar riesgos calculados, y según el resultado que el destino nos depare, seguir calculando y planeando...
Por cierto, ¿qué planes tienen nuestros conocidos? Buena pregunta. Como dice Buckingham,
We know each other’s faces. For our hearts,
He knows no more of mine than I of yours,
Or I of his, my lord, than you of mine.
He knows no more of mine than I of yours,
Or I of his, my lord, than you of mine.
Había planes de ir a ver Harry Potter, Chicken Little... que no se materializan. Le regalo a Blanquita Las Crónicas de Narnia, eso no estaba planeado. Y esta noche nos vamos de cena con unos amigos – bueno, creo que iremos, vete a saber. Todo, todo, pende de un hilo.
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