jueves, 17 de diciembre de 2015

Retropost #462 (18 de agosto de 2005): Los Cuatro Fantásticos





Ayer, visto que venía tormenta (storm), aparcamos la piscina y nos fuimos a ver con todos los nenes Los 4 Fantásticos: pudimos disfrutar luego viendo a Oscar imitar al Doctor Muerte convertido en estatua. Pibo: "Me ha encantado." Yo leía a los 4 fantásticos desde los primeros 70, en inglés en los comics de Marvel que conseguí a montones en la base americana de Zaragoza, y en español en aquellos horribles librillos cambiados de formato y con los bordes que no encajaban completados a la mecagüen diez por algún no-dibujante mal pagado. Los tiempos en que llamaban a la Cosa "el hombre de piedra", apelativo que vuelve a surgir en la película. Nos cuentan el origen, ligeramente variado, siguiendo la estrategia que tan bien funcinó en Spiderman. Aquí la diferencia está en las relaciones más próximas y ambiguas con el Dr. Muerte, cuyo origen latveriano queda en el trasfondo y se ve convertido en un tiburón de Wall Street. Corteja a una Sue Storm mucho más voluntariosa y sexy que la original sufrida ama de casa: hasta se desnuda repetidamente, en estado invisible, claro. Johnny también es más repelente e insolente, y más dado aún a los deportes de riesgo, al estilo de eminem fin de siècle más que al de adolescente de los años 60 con letra grande en el chaleco de lana. A Mister Fantástico, como a Cíclope, lo mantienen repelentillo y enfrascado en empresas tanáticas: la mejor frase de la película es la de Johnny Antorcha al ver por primera vez el laboratorio de Mister Fantástico en el edificio Baxter: "Pues qué quieres que te diga, Reed, me parece que te traes demasiado trabajo a casa". En Ben Grimm, con sus neuras en primer plano, ofrecen bien una síntesis de los aspectos más dramáticos del personaje. Le sacan una esposa que no tenía y que lo abandona al verle la Cosa, y a la Alicia original de los tebeos la des-escultorizan (un detalle que tenía sus posibilidades, sin embargo) y la vuelven negra, para enfatizar el tema de ojos que no ven, prejuicillos a la mar. Efectos, etc., muy logrados, no hay queja por allí, pasen y vean, mejor con niños (al menos dentro de uno). Última escena: se aleja hacia Latveria el contenedor con Victor Von Muerte, y cerramos el bucle del principio porque va convertido (ahora sí) en su propia estatua metálica, aunque nada muerto. Se cierra la puerta del contenedor y una transición imposible nos lo muestra alejándose en un carguero gigante con letras cirílicas entre miles de otros contenedores. A tener en cuenta aquí: - La escena final de Working Girl, con el alejamiento irónico de la cámara que muestra a la chica en una oficina entre miles de otras en un rascacielos. - La escena final de Raiders for the Lost Ark, con el arca dentro de su arca perdida en un almacén gigante de donde nunca más saldrá (un poco como el libro de Arena en la biblioteca de Buenos Aires). - El espectacular tracking de The Crowd, de King Vidor, imposible también aunque la dirección es contraria. Muestra la vista panorámica de New York desde el punto de vista del inmigrante hacia un rascacielos, y la cámara (como si de un piloto suicida se tratara) se adentra en el rascacielos donde se nos muestra al protagonista trabajando en una oficina. Aquí el inmigrante ya se ha adentrado hasta el tuétano en el sistema americano, pero aspira a demasiado y es derrotado. Como siempre en la nueva serie de superhéroes, su amenaza se asocia con el terrorismo. En este caso se le expulsa del sistema financiero americano y se le devuelve, derrotado pero no destruido, a su tenebroso origen latveriano. Volverá el vampiro terrorista...





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