sábado, 21 de noviembre de 2015
Técnicas humanas y analogías cósmicas - Luis Carlos Martín Jiménez
Una charla interesantísima como desarrollo de la lógica materialista de Gustavo Bueno—y que puede ofrecer una perspectiva novedosa para tratar cuestiones relativas a la estructuración de la semiosfera y a la teoría del conocimiento. Por ejemplo, su perspectiva sobre las tecnologías se puede aplicar a la teoría de los marcos en tanto que acotamiento de modalidades interaccionales sobre la realidad—y de ahí a las disciplinas cognitivas, además de las ciencias o las tecnologías. Es un nuevo desarrollo de la proposición según la cual el hombre es la medida de todas las cosas; claro que hay que entrar en toda una variedad de medidas, que no todo se mide a palmos ni extendiendo los brazos. En fin, que muchos desarrollos y aplicaciones se nos pueden ocurrir, una vez logremos seguirle el hilo, que no es fácil. Otra manera de enteder este enfoque: es una teoría materialista de las instituciones—de las tecnologías tanto que instituciones, o (por volver a los marcos) en tanto que modalidades interaccionales establecidas y repetibles, que ayudan a estructurar y manipular la realidad sobre la base de una comunicabilidad y repetibilidad de estas operaciones en diferentes contextos. Como decía Goffman: marcos o procedimientos interaccionales que, una vez establecidos, pueden transportarse, desplazarse, reciclarse, y manipularse para generar modalidades de interacción (y modalidades de manipulación, tecnologías) más complejas. Y por cierto que su crítica a la noción de singularidades en física matemática va bastante en línea con la crítica de Smolin y Unger en El Universo Singular y la Realidad del Tiempo. Lo que menos me gusta del enfoque es su insistencia en la inconmensurabilidad de los enfoques, de las instituciones, de los universos, etc. Que no hay cosmos, en suma—también lo decía Borges—y que no hay consiliencia posible. Pero haberlo haylo, y hayla. La conmensurabilidad de todos estos fenómenos y perspectivas se encuentra precisamente en la razón común de todas esas tecnologías y marcos y procedimientos: en el orden interaccional humano, basado en una existencia física común en el mundo de la vida y de la percepción a nuestra escala cotidiana, y en la conmensurabilidad que proporcionan el tiempo y el espacio único que compartimos a esa escala.
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