martes, 17 de noviembre de 2015

Retropost #412 (12 de julio de 2005): Un espasmo de compras y Los Heterodoxos Españoles



Hacemos excursión a Santiago de Compostela, y tras una visita a los lugares santos nos dedicamos a consumir como dementes en el comercio local. No en el mercado de dentro del templo (ya no hay Cristo que los azote y les eche fuera los tenderetes); allí resisto la tentación de comprar discos de la Capilla Real de Catalunya y otras músicas, sacras y paniaguadas en su mayoría. Pero todo Santiago es un mercadillo petrificado en torno a la catedral, así que allí caen, para empezar, dos gaitas gallegas para dos gaiteiriños voluntarios, que nos escoltan a partir de entonces dando el concierto, como si fuésemos políticos de la Xunta. También un helicóptero playero made in China, y un equipo completo de bombero (que buena falta hace en Galicia en verano). Y luego una colección de libros:

- El volumen 1 de las Crónicas de Narnia, de C. S. Lewis; es el Harry Potter de los años 50. Dicen que pronto la película.

- Unas actas de un congreso sobre Modernity, Modernism, Postmodernism, editadas por nuestro colega Manuel Barbeito.

- Otras actas: Fenomenología y Ciencias Humanas, de otro congreso celebrado en Santiago. La Universidad de Santiago de Compostela tiene una tienda universitaria en condiciones, y en la zona turística. No como otras que yo me sé, que cerraron la tienda que tenían arrinconada en el campus. Y eso que yo creía que lo de las tiendas universitarias iba con los nuevos tiempos.

- El que debe ser el último ejemplar de La Red, no de Sandra Bullock sino de Juan Luis Cebrián (1998). Pronto una reseña in a blog near you.

- Un libro de Carl G. Jung, Symbole der Wandlung (Zurich: Rascher, 1952), que fue a parar a una librería de viejo. Tiene una dedicatoria de un comprador anterior, que transcribo: "El amor, es una llama ardiente, que necesita una constante viveza y un continuo revivir, y entonces es como bella mansión, siempre hermosa. Para mi chatuca la llama de mi corazón. Tu nanito. Vergara, 2-IIII-70." La dedicatoria parece aludir a uno de los símbolos principales de los que habla Jung. Espero que nanito acertase con el regalo, pero hasta las historias felices tienen un final triste después, mucho después del the end con beso.

- The Bride of Lammermoor, de Walter Scott. Este me lo he comprado porque no conseguí echarle el guante a un DVD de Lucia di Lammermoor esta primavera... El libro también es de viejo; no tiene fecha, pero un propietario anterior lo compró en 1929.

- The Works of Oscar Wilde en un volumen, ed. G. F. Maine (Collins, 1948, reimp. 1957). No me resisto a citar un fragmento, que cierra el libro: "To love oneself is the beginning of a life-long romance".

- Y, last but not least, la Historia de los Heterodoxos Españoles, en dos volúmenes, del erudo más que erudito Menéndez Pelayo, editada por la Biblioteca de Autores Cristianos. Este católico julay, grandísimo putañero y mayor hipócrita, comienza su libro con el anuncio de que va a escribir "la triste historia del error entre las gentes peninsulares" desde el punto de vista de un "hijo sumiso de la Iglesia" (en efecto, el censor eclesiástico encuentra "mucho que admirar y aplaudir" en el libro). Pasa repaso a los disidentes del nacionalcatolicismo y a sus ridículos errores de dogma, sabiamente reprimidos por el secular brazo secular; alaba a la Inquisición.

Y termina Menéndez Pelayo, menudo Pelayo éste, con los males de su propio tiempo, tras la Constitución de 1876, "y cómo desde esa Constitución hemos llegado, por pendiente suavísima, a la proclamación de la absoluta libertad de ’la ciencia’ o (dicho sin eufemismos) del error y del mal en las cátedras; y a los proyectos ya inminentes del matrimonio civil y de secularización de cementerios. Dentro de poco, si Dios no lo remedia, veremos, bajo una monarquía católica, negado en las leyes el dogma y la esperanza de la resurrección, y ni aun quedará a los católicos españoles el consuelo de que descansen sus cenizas a la sombra de la cruz y en tierra no profanada". Aunque, reflexiona satisfecho, "los esfuerzos de nuestras guerras civiles no prueban ciertamente falta de virilidad en la raza".
Estos señores eran como Bin Laden o el Ayatollah Jomeini, pero con corbata de pajarita, para despistar; y de ellos están hechos los cimientos de nuestra cultura. A ver si llega pronto lo del Estado laico que anuncia el gobierno, y nos dejamos ya de mandangas y de subvencionar el error y el dogmatismo. Que lo paguen los fieles, los del turbante invisible preto a la cabeza. Yo ya le he comprado esto a la BAC, ¿no?





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