miércoles, 2 de septiembre de 2015

Retropost #163 (26 de marzo de 2005): Postmodern Pelaires




Para ponerse al día de lo último de lo último, hay que ir a Biescas. Lo que no veas allí, es que no se ha inventado todavía. Si quieres ver un tipo irse volando con una hélice a la espalda, Biescas es el sitio adecuado. Las casas se compran y se venden sin visitarlas siquiera, barrios enteros aparecen a veces desde la última vez que pasaste. Y pequeños detalles desaparecen: aquí quitan una fuente, allí un escalón al cual se te había acostumbrado el pie desde hace cuarenta años. Pero no importa: la próxima vez que vengas quizá hayan reaparecido. La antigua piscina es una pista de skateboard, con pintadas de spray de diversas tribus urbanas, por lo demás invisibles, actualizadas semanalmente. El camarero no es el habitual, dice la gente: un día te encuentras un ruso, al otro un ucraniano. Es difícil echarle el guante a un cocinero, cierra el restaurante. El pan casero era buenísimo, y duraba más días; hay quien lo compra de propio llegándose en cuatro por cuatro, antes de comer, al pueblo donde todavía lo hacen. El horno de antaño, de los tiempos de la abuela, también lo fabricaban no sé donde, y lo habían traído de propio. La gente se pasea con un equipo wifi en una mano, un bluetooth en la otra. Se crean nuevas tradiciones ancestrales, de dos años de antigüedad (el encuentro de las procesiones) pero que ya parecen ser sus inexistentes originales medievales. Se estudia el paso de un tren internacional de alta velocidad. Vienen desde Holanda a criar niños aquí, el nivel de ginecología allá está de pena. "¿Pañales sin iniciales? Pero buéno". Buscando por los rincones de la casa de los abuelos, encuentras la última película lanzada por Hollywood este mes está en un DVIX en el fondo de algún cajón, ya olvidada. Y recuerdos de la infancia: Mortadelos en alemán. En el cuarto del fondo está olvidado un peluche de Bob Esponja. Ordenadores y lectores de DVD se amontonan en los desvanes, hay papelotes amarillos con viejas direcciones de correo electrónico. Un cable suelto que hay por el suelo arrugado, del que nadie se acordaba, es una conexión a Internet de alta velocidad, desde ahí se cuelgan blogs, por ejemplo éste. "Ay mi blog, hace días que no lo actualizo...! ¿Qué tal llevas el tuyo?" El último Newsweek (de la semana que viene, encontrado en Biescas), nos anuncia que los blogs en Japón ahora se publican impresos y se convierten en bestsellers. Alguien despliega un móvil para convertirlo en un diminuto ordenador. Diversas naves anfibias corren por el suelo de casa, robots bailan al estilo de Michael Jackson. La gente se opera los ojos, se ponen el pelo naranja, y los dientes azules; se gastan bromas unos a otros personalizando páginas web. Inquiero: "- ¿qué es lo más moderno que has visto en Biescas? - ¿Lo más moderno? Pues tú." "¿Llueve? Mira por la ventana... o entra en Internet para ver el tiempo en Biescas - no, no llueve".




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