martes, 18 de agosto de 2015

Retropost #135: 28 de febrero de 2005: Cierta incoherencia


28 de febrero

Último día de febrero, una suerte. ¿Por qué?

- Porque febrero tiene un día menos.

- Porque no hay elecciones americanas.

- Porque no hay Juegos Olímpicos.

Y, ¿por qué el 2000 fue bisiesto? ¿eh? ¿Porque hubo elecciones americanas y juegos olímpicos? ¿Porque el 1996 había sido bisiesto? Pues no. Los años terminados en dos ceros no son bisiestos. Pero bueno, ¡si este sí que lo fue! Es que la regla es más complicada: porque cada 500 años se incumple. Un lío. Pero el año pasado por fin fue bisiesto sin complicaciones (aunque sí, ay, con elecciones americanas y juegos olímpicos), y éste es, albricias, no bisiesto.

Enhorabuena a los que han terminado los exámenes de Febrero, o el Febrero de los exámenes, sobre todo si han aprobado algo... put a feather in your cap!

Y una noticia triste: sin esperar a marzo se ha ido a morir el padre de mi macintosh.

Hoy hemos tenido consejo de Departamento. Había que elegir dos tribunales para dos concursos de plazas de profesorado funcionario, las primeras oposiciones que se harán por la nueva ley (LOU). Una de las plazas ya había salido por el viejo sistema, pero se dejó sin cubrir en una actuación memorable del tribunal, actuación notablemente injusta que llevó a denuncias, recursos, protestas, bajas laborales, gritos, cierres de filas, correcciones de actas, peticiones de apertura de expediente, vergüenzas ajenas y propias, grabaciones de reuniones, y un empeoramiento generalizado del ambiente en nuestro centro. Ahora, una vez está fuera del camino de la plaza el candidato inconveniente a quien no se quiso aprobar (a pesar de que tenía méritos sobrados para ello), vuelve a salir la plaza a concurso: así se cumple la voluntad del tribunal que la dejó vacante alegando insuficiencia del candidato. Esperarían otro mejor. Se va cumpliendo así el trayecto de la plaza, hasta que vaya a parar a donde tiene que ir, y no a donde parecía que iba a ir si alguien no intervenía decisivamente. Se consiguió, pero todo tiene un precio.

Yo fui uno de los denunciantes del caso, pero mis denuncias fueron enviadas por el Rectorado al archivo de la papelera: no soy parte implicada, así que mis detalladas argumentaciones de por qué el tribunal había actuado incorrectamente se consideraron impertinentes. Sí se me investigó a instancias de la presidenta del tribunal, que consideraba que mis denuncias la difamaban y pidió que me abrieran un expediente. De momento no me han abierto ninguno; a ella tampoco. El recurso presentado por el propio candidato también se desestimó porque el Rectorado en estos casos hace suyas las valoraciones del tribunal, mientras las formas mantengan un envoltorio externo de legalidad. (Aunque un miembro del tribunal vote a favor del candidato y luego argumente apasionadamente, en un escrito dirigido al Rectorado, en su contra – el Rectorado no hila tan fino como para ver en eso ’cierta incoherencia’).

Hoy se designaban, pues, tribunales para esa plaza y para otra. Se me ha mencionado, para sugerir que por haberme visto implicado en "el caso" no formase yo parte de esos tribunales; a lo que he contestado que, en efecto y por favor, no contasen conmigo para ningún tribunal. También se ha sugerido que no participe la presidenta del tribunal que dejó la plaza vacante; por otra parte no se la había nombrado de oficio, algo que en otros casos hubiera cabido esperar. Y se ha optado por consenso por formar tribunales para las dos oposiciones con otros miembros que no sean presuntos implicados.

Pues que las ganen los mejores. Así quedará a salvo la justicia y nadie se habrá visto maltratado.





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