sábado, 1 de agosto de 2015

Retropost #101: 25 de enero de 2005


25 de enero

Bueno, por fin me aceptan en Atlantis la reseña del libro We, the "Other Victorians"; a uno de los informantes no le gustó nada mi reseña, demasiado informal el lenguaje y arbitrario el contenido, decía... pero sin ejemplos, desdichadamente. Para argumentar y contraargumentar, mejor los blogs que los informes confidenciales; hay géneros que no se prestan.

Estos días está teniendo lugar en Bilbao el congreso sobre los nuevos medios en la enseñanza universitaria. Pero hay que dosificarse, ahora que a la universidad no le interesa fomentar nuestra participación en congresos (pronto será un demérito). El congreso sobre Internet y lenguaje de Castellón donde tengo pensado participar se postpone hasta octubre.

Pongo un post, esta vez sobre víctimas y verdugos, en Por la boca muere el pez, al hilo de las víctimas del terrorismo de quien tanto se habla estos días for the wrong reasons. Dale que te pego todo el mundo a llamar verdugos a los terroristas. De ahí a llamar esbirros a los funcionarios de prisiones no hay ni medio paso. Y, visto y no visto, ya tenemos a las víctimas entre rejas. Cuidado con el lenguaje, que habla a través de nosotros...

Otra cosa para la que ya no hay tiempo: leer. Hoy me llega Los demonios de Dostoievski (uno de las primeras novelas sobre una banda terrorista). ¿Lo conseguiré leer antes de los cuarenta y cinco años? ¿De los cincuenta? ¿De los setenta? Littera scripta manet, sed lector brevis. Cualquiera de los objetos que adquirimos tiene muy buenas probabilidades de sobrevivirnos­ a veces intacto. Yet do thy worst old Time: despite thy wrong / My love in unread verse ever lives young.

Pongo este minipost en el blog de Esstupenda sobre La importancia de llamarse Ernesto; a la blogguera le ha gustado la película, como a mí:
"Una cosa curiosa sin embargo", añado: "la obra va sobre la vida secreta de su protagonista, que en Londres, con sus amigos es 'Ernesto'; ya sabemos que eso de las dobles vidas y dobles morales es muy victoriano, y en el caso de Wilde claro su doble vida era la homosexualidad. Aquí el sueño era tener una vida matrimonial que quisiese un 'Ernesto'.. y se resuelve felizmente! En la realidad las cosas fueron de otra manera, claro. Todo entre líneas..."
Bueno, en la película las cosas son de otra manera: allí el protagonista no descubre que se llamaba Ernesto de nacimiento, sino que lo decide, falsificando la información. ¿Sabría Wilde qué quería decir? Nuestros pensamientos son nuestros, pero sus ramificaciones y conexiones se nos escapan, y sólo de lejos adquieren sentido, y se ve qué nos hizo decir qué, o hacer qué. Soneto 15: "That this huge stage presenteth nought but shows / Whereon the stars in secret influence comment".





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