Me dirán que lo que importa a fin de cuentas es la calidad, claro—pero bueno, eso ya está más en el ojo de quien la ve, depende depende. Muchas veces ha resultado ser un espejismo, miren las obras de Stalin, o las de Echegaray. Y Cebrián, en la Real Academia. Así que la calidad es dudosa, en el mejor de los casos. Pero volviendo a la cantidad, mis 150 metros de currículum, esos no me los quita nadie.
Me había olvidado de esta edición de mis Obras Incompletas (The Incomplete Workes). Si prefieren la sustancia antes que la lista, por ahí pueden empezar:
Luego las completo.
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