martes, 17 de diciembre de 2013

El siglo rebelde

Este es un libro que traduje hace unos 15 años—El siglo Rebelde de los Tilly, familia de historiadores, sobre protestas sociales, sus causas y su represión entre 1830 y 1930.




Un aspecto interesante a tener en cuenta: la manera en que el terrorismo de Estado actúa normalmente, no mediante comandos contratados y organizados por el Estado, a modo de los Gal etc., sino mediante el uso selectivo e la represión— reprimiendo sólo las protestas espontáneas o bandas de violentos que no cuentan con el visto bueno del poder, y dando cancha libre a los demás o haciendo la vista gorda.

En ese sentido amplio, terrorismo de Estado hay mucho, siempre. La tesis de los Tilly es que si la represión no acaba con las protestas violentas o con los grupos terroristas, es porque acabar con ellos interesa menos de lo que parece o de lo que se pregona. Los supuestos "incontrolados" son con frecuencia un elemento útil para las autoridades. Se me ocurre por ejemplo que, en una situación ya de guerra abierta como la que se dio en España, me refiero al interior de cada bando, los supuestos espontáneos asesinaron a miles de maestros en un bando, y miles de curas en el otro. Sin que yo conozca un solo caso en el que las autoridades respectivas llevasen a juicio o investigasen quién de los incontrolados de su bando había matado al cura, o al maestro. La banda la porra está para hacer el trabajo sucio, mientras los políticos lanzan discursos más presentados y presentables. Pero... luego toman la decisión clave por lo bajo: ¿Matones? ¿Qué matones me dice usted? Ese expediente no lo abras. A esos no me los detengas. Eso no lo investigues. A ese, suéltalo, o indúltalo.






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