viernes, 9 de agosto de 2013

Uno que supera con éxito la mayoría de edad

Hoy cumple Alvaro 19 años, y va superando bien esa fase crítica que decía mi padre, que opinaba medio en serio medio en broma que los chicos deberían ser encarcelados entre los 15 y los veinticinco. Alvarete buen estudiante, tranquilo, con sus aficiones extrañas (estilográficas y tintas, navajas), su novieta, sus amigos tranquilos... Y sus resistencias mentales, las justas, a la vieja generación, sin cortar comunicación para nada con ellos. Aunque sí se le pone un nubarrón entre las cejas cada vez que recibe una sugerencia que no es bienvenida, y arma la resistencia pasiva. Por ejemplo lo de ir a la playa no va con él. Con sus trabajos y planes de ahorro y demás se entretiene; se ha autorregalado un telefonillo de Google que es la niña de sus ojos, y debe llevar una vida alternativa en Internet que no conocemos mucho, aunque lo que más le gusta es ver tutoriales y reseñas de tecnologías y cosas. Cuando tenemos una duda o incógnita sobre algo, nosotros nos quedamos dudando pero él no: a los cinco segundos ya lo ha consultado en Internet. Cómo abrir un coco. Cómo doblar un papel seis veces. Aún le van las vacaciones tranquilas, en plan familia, para estar a su aire y con la cabeza desacelerada. Hoy el plan es ir a  comer por algún chiringuito de la costa (que normalmente comemos en casa, claro). Y a cruzar la ría para ir a ver Lobezno Inmortal, a Vigo. Una con muchas tortas sin más, y de Marvel, vamos lo que me hubiera gustado a mí ver a la edad de los chavales, y me gusta ver con ellos.

Se levanta y lo felicito.
—Añoso te veo, Álvaro, felicidades.
—Sí que me siento añoso, sí...
—Bueno, pues desayuna fuerte. ¿Luego irás a remar también en tu día de cumpleaños?
—Sí.
—Seguro que eres el más blanco de todos los del remo...
—Ofcórs. 
—¿Aspiras a mantener tu raza blanca?
— ....
—¿Irás a remar con gafas?
— Claro que no.
Se levanta Ivo.
— Buenos días Ivo, ¿tú cumples años hoy?
—No, yo no...

Con lo deprisa que va la cosa. Nunca se sabe.

— Vaya. ¿Vas a ir a remar como un galeote?
— Sí...

Se levanta Oscar.

—Buenos días, Oscarelo.  ¿Tú vas a ir a remar?
—Yo no.
—Podrías sustituir, amarrado al duro banco, a Alvaro el galeote, que hoy es el día de su cumpleaños.
—Hum.

Y mientras, oímos a Brenda Lee, que canta "As Usual", "Jambalaya", "Sweet Nothing", y cosas en esa línea.

—Te podías afeitar Álvaro, que te estás dejando una barba islámica.
—Huy me da una pereza... pero sí que está muy islámica.
—Otitas, ¿has felicitado a Álvaro?
—Ay, no.... Alvaro, felicidades.

Una humilde felicitación de Oscarelo. Me dice Alvaro que se va a empezar a leer el libro de Bill Bryson En casa. Y en esas estamos. Dieciocho años, superados; a por los diecinueve, que cada año trae su afán, y los cincuenta y tantos también, seguimos en las mismas. De momento un poco más playeros, ahora nos bajamos con Beatriz a nadar un rato al mar de abajo, que nos siga quien quiera.



 
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