domingo, 2 de septiembre de 2012

El origen perdido

Me leo la novela de Matilde Asensi El origen perdido (2003) que se vende como "un homenaje al poder de la palabra" con un fascinante argumento sobre la búsqueda de los orígenes de la humanidad...

...—y que resulta un infumable batiburrillo baratillo de mitología, fantasía estereotipada y pseudociencia de lo más irritante: hackers, incas perdidos, extraterrestres, creacionismo, antidarwinismo, lenguaje mágico... Lamentable combinación resulta: pura ficción gratuita, de la que desacredita a la ficción como acercamiento serio, o siquiera imaginativo, a ciertas cuestiones. Hasta el mapa de Piri Reis sale, que no oía hablar de él desde los años setenta. Está bien para Tintín, pero no para una novela que busque un entretenimiento mínimamente capaz de merecer atención. Mitología que nos remonta a diseñadores extraterrestres y a una diosa creadora. Como en Prometheus, vamos—hay gente que lo de la evolución y los australopitecos lo lleva muy mal, y prefiere enviados de las estrellas, el mito de siempre que supuestamente nos dignifica. Pero no es digno tropezar siempre en esta piedra, cuando hemos desarrollado un cerebro para algo. ¿Para niños? No, es una pésima influencia educativa. Pero es que también falla como relato: la ciencia mal utilizada trabaja en contra del interés narrativo, y la novela se va haciendo pedazos conforme avanza, con los personajes repitiendo como verdades penetrantes las más torpes objeciones al evolucionismo. No vale la pena comentar más. Busquen el origen por otra parte, aquí está perdidísimo.





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