viernes, 20 de abril de 2012

Más lingüística y más realidad virtual

Estuve ayer en algunas sesiones del X Congreso Internacional de Lingüística General de la Universidad de Zaragoza, sin registrarme, eso sí, que uno no está ya para congresos (—como decía García Calvo cuando lo querían ingresar: "mire doctor, que tengo la salud muy flojita y no estoy yo para hospitales").

Pero aparecí por alguna sesión de la tarde, a la ponencia de Mª Antonia Martín Zorraquino, "La llamada intertextualidad y su relación con el cambio de código 'code switching'", donde se comentaba un ejemplo de Spanglish por así llamarlo y un fragmento de Gaudeamus (casi digo Volavérunt) de José Mª Conget, con una cita de Baudelaire. Por cierto que fueron compañeros de promoción, Conget y Martín Zorraquino digo. Yo comenté sobre el párrafo analizado que habría que distinguir qué efectos se lograban específicamente con el code switching—comparando por ejemplo qué pasaría si la misma cita hubiera estado en español—y también señalé la necesidad de estar atentos tanto a los principios generales de organización lingüística como al detalle concreto, por ejemplo qué significa Baudelaire en ese ambiente zaragozano del 68, con Francia como sueño de libertad y liberación (ensoñación sexual, en ese párrafo). Diríamos que con la cita, Conget parisifica Zaragoza, dentro de lo posible, o su recuerdo de ella.

Luego siguieron un par de ponencias sobre la ironía, "Los valores paramétricos de la ironía verbal" de Fernando García Murga (UPV) y "La ironía en el acto de insultar" de Monika Lisowska (Varsovia).  Con elementos interesantes y para dar que pensar los dos, aunque me pareció que subestimaban en los análisis la importancia del contexto y la situación—que toda ironía verbal viene a ser situacional, y que no se puede determinar su naturaleza al margen de la relación entre los interlocutores, ni perder de vista que aparte de los interlocutores hay otros receptores al lado, receptores que pueden no ser blanco de la ironía pero que son observadores o intérpretes de la misma. En un comentario señalé que de hecho muchas veces el efecto insultante es virtual: la persona que es insultada lo es de modo imaginario, y en el acto del insulto estamos trabajando con hipótesis y presuposiciones, y afiliaciones de grupo.  La multiplicidad de públicos receptores, importante para entender los efectos irónicos, está en cada uno de los interlocutores también ("contenemos multitudes"), pues nos dividimos en roles sociales o interpretativos que pueden cada uno posicionarse de modo distinto en la interacción verbal, unos de modo solidario, otros de modo confrontacional. Por ejemplo, una persona que es insultada mediante una referencia irónica se ve desdoblada entre quien recibe el insulto (rol negativo) y quien es capaz de captar la ironía en solidaridad comunicativa con el emisor (rol positivo).

Me llamó la atención en la charla de García Murga esta cita de Sánchez de Zavala, procedente de un articulo sobre la (supuesta) no existencia de principios rectores de la conversación:

"Cuando hablamos, designamos objetos, posibilidades, situaciones, o lo que sea, pero lo que manejamos mediante las expresiones que usamos son criaturas de una naturaleza muy diferente; no son sino ejemplares de propiedades abstractas, relaciones, situaciones, etc. Así que, de una manera u otra, actuamos, cuando hablamos, como si las 'cosas' designadas fueran de hecho lo que las formas de las palabras que usamos implican que sean; actuamos como si  pretendiendo [fingiendo, quiere decir] que ambos dominios, la 'realidad' designada y la esfera semánticamente construida mediante el lenguaje, estuviera habitada por las mismas criaturas" (1990)

Bueno, aparte de la agramaticalidad, es una bonita manera de decir que cuando hablamos generamos una realidad virtual que manipulamos, en la que nos movemos, etc., y que la usamos para superponerla a la otra. (Ver La caverna del cerebro: el lenguaje como realidad virtual). Es una noción ésta que complica y desestabiliza no sólo la noción de realidad, sino también, retroalimentativamente, la de lenguaje, como se echa de ver si examinamos algunos de los parámetros de la situación lingüística tal como aparecen en el handout que nos pasa el autor.

Por ejemplo, comienza planteando que la actividad lingüística es similar al "juego simbólico", con este esquema:

Mundo    ––      Representaciones primarias (percepción)    —    Actividad / (simular)

Meta-representaciones — Juego simbólico

Vemos que la percepción ya se plantea como una representación, con lo cual lo que solemos llamar "representaciones" se llaman aquí "meta-representaciones" (y las meta-representaciones serían meta-meta-representaciones). El tema es que si la realidad ya es representacional, ya vivimos en el mundo platónico, en el que no hay realidad bruta al margen del juego simbólico, y éste interpenetra la realidad de modos más complejos de los que permitiría sospechar el diagrama.

Algo parecido sucede cuando más adelante, en una aproximación al análisis pragmático-situacional, distingue García Murga dos parámetros de la actividad lingüística en base a la atención— veamos:

"El elemento que origina todo tipo de representaciones es la percepción que el individuo realiza del mundo. El individuo fija su atención en aspectos determinados del mundo. Esa atención es altamente dinámica. Introducimos, por tanto, dos parámetros relacionados entre sí:
- La Situación Presente (SPR)
- El Foco de la Situación Presente (Fspr)
El parámetro SPR establece el 'nivel básico de realidad' sobre el que se situarán las entidades designadas por medio de la actividad lingüística. en el caso más simple, SPR coincide con el mundo exterior, con el mundo que nos rodea. Sin embargo, SPR puede tomar como valor 'mundos alternativos'

                REAL
SPR = {
               FICTICIO

Respecto al foco de atención, evidentemente su valor dependerá del contexto inmediato en el que se desarrolle la actividad lingüística y su valor ontológico szerá igual que el de la SPR"

Me interesa la atención a la atención que se echa de ver aquí. Ahora bien, la situación se complica si consideramos que la situación presente no es un hecho bruto, sino un hecho interpretado—aunque sea por el analista que describe la situación, y no ya por uno u otro de los interlocutores. Diferentes interlocutores, por otra parte, pueden tener diferentes nociones sobre la situación presente (que como vemos es un ente ideal)—por no hablar sobre el foco de la situación presente ( —esta cuestión del foco podría relacionarse provechosamente con lo que comento en el artículo sobre la espiral hermenéutica, que también versa sobre cómo la atención puede dirigirse sobre uno u otro aspecto de un objeto intepretado).  En suma, que si la situación presente puede ser "patentemente ficticia", también tiene una dimensión de ficcionalidad-entiéndase-bien o de idealidad que deriva de la retroalimentación antes mencionada entre el mundo y las ideas, o entre la percepción y la representación.

Otros parámetros designados por García Murga resultan comparablemente complicados una vez tenemos en cuenta la multiplicidad interaccional de las interpretaciones, y la retroalimentación entre realidad y representación.  Así sucede con el "Agente implícitamente designado" o el "Interpelado Implícitamente designado." Para García Murga pueden considerarse como sus valores base "el hablante / el interpelado mismo de la expresión emitida"— pero como hemos dicho antes, contenemos multitudes, y un mínimo análisis complicará la identidad aparentemente sólida o simple del agente hasta convertirlo en un juego de niveles comunicativos, roles sociales o máscaras. Ello sin pasar a complicaciones ulteriores o agentes "complejos" como los que se pueden encontrar en la ficción narrativa experimental o no. (Ver aquel artículo sobre "Múltiples autores implícitos").

Lo mismo la Situación Parcial Designada, la Actividad Designada, la Situación de Trasfondo Implícitamente Designada.... se encuentran sometidas al juego de la interpretación, de la interacción y de la ambigüedad también, porque las situaciones interaccionales son multidimensionales, y con frecuencia jugamos a varias partidas a la vez (como señala Pinker), y sólo retroactivamente, a veces, aclaramos cuál era el juego. Todo esto viene a complicar notablemente la paramétrica de la ironía, de tal manera que es maravilla que a veces logremos determinar o acordar que una frase es irónica.  No vendrá mal la sobreabundancia de marcas y convenciones, para evitar equívocos con la ironía.

Otra ponencia irónica, de Xiaoquing Zhou, que a pesar de su nombre viene de Comillas, tiene que ver con "El uso irónico de la pasiva con 'bèi' en chino". Con el crecimiento de Internet también llegaron a China y a sus centenares de millones de usuarios los trending topics y las palabras de moda; 'bèi' fue la palabra del año en 2009, en concreto su uso agramatical con verbos que no admitían la pasiva. Se puso de moda en críticas a versiones "oficiales" de los hechos y noticias, que simulaban un consentimiento o aquiescencia con el poder, y en realidad revelaban una aquiescencia "under duress", típico de China. Son equivalentes a expresiones españolas como "lo dimitieron" o "lo suicidaron". Así la pasiva viene a reflejar una protesta ante la pasividad forzada que imponen las autoridades, y ante la dificultad de criticar el discurso oficial: 'bèi' pasa de ser una pasiva a ser de hecho un símbolo, un adjetivo en 'el año bèi'  y un shibboleth diría yo, una palabra clave de actitud crítica y queja ante la satisfacción forzosa y artificial impuesta por el régimen chino.

Y cerramos la tarde con una larga mesa redonda, "Despertando las lenguas", con Emilio Ridruejo Alonso (U de Valladolid), M. Carme Junyent Figueras (U de Barcelona) Henrique Monteagudo Romero (U de Santiago de Compostela) y José Bada (presidente del CSLA, Consejo Superior de Lenguas de Aragón). Se habla mucho de la planificación lingüística, y vamos a derivar, claro, a casos cercanos como el catalán y el catalán de Aragón (Bada defiende el catalán como lengua propia aragonesa y se queja de la actitud del gobierno aragonés ignorándolo). Se escucha a los catalanistas con atención y respeto, sin entrar directamente en polémicas, aunque yo percibo una cierta desesperación de ellos mismos ante la realidad, que es tozuda—tanto gente del público como Junyent se quejan del declive del catalán en Cataluña, pero no pueden culpar a las autoridades de eso, ni a una política poco favorable (a mí me parece más que favorable francamente abusiva). Junyent constata el fracaso de la imposición lingüística, porque la gente se resiste sin más a hablar catalán por obligación, es lo que se trasluce de sus palabras —aunque ella parece lamentarlo—y observa que sería mejor eliminar toda política de planificación lingüística. Otros del público observan que siempre hay una u otra, no se pueden eliminar (aunque yo observaría que pueden estar más o menos enfrentadas a la realidad, y el caso de Cataluña es realmente espectacular en ese sentido). Junyent cree que siempre han fracasado las políticas de planificación; otros disienten—las de imposición de lenguas mayoritarias y que favorecen la comunicación han solido tener éxito en Europa. Yo también observo que me sorprende que me digan que ha fracasado la política lingüística con el catalán, cuando es obvio que el catalán tiene muchos más ámbitos donde practicarse precisamente por esas políticas, de los que tenía hace cuarenta años. Pero la gente cada vez habla menos catalán, me dicen, y en la educación hay un simulacro de hablar catalán. En la primaria sí se habla, pero en la secundaria se habla mayormente en español a pesar de la versión oficial, y en la Universidad por supuesto también. No es la idea que dan los medios de comunicación, les digo, y dice Junyent que hay una negativa de las autoridades políticas a reconocer la realidad de las cosas. También dice que hay muchos expedientes y recursos de protesta pidiendo que se imponga el catalán de hecho y no sólo de derecho, y que no prosperan.  (Pues menos mal; aquí también nos salvará la realidad virtual).

El de Santiago de Compostela parece galleguista bastante militante; dice que no le importa ser español si no le piden que se ampute algo... y peca como todos los nacionalistas de suponer como presuposición de base que en su comunidad la lengua es el gallego (o el catalán, etc.) y que la otra es de fuera, o de gente que no es de la comunidad. Habla de las políticas de planificación lingüistica en relación al poder (si son posibles), al deber (si son éticas, o políticamente correctas) y al querer (si queremos afrontar el costo). Se queja de que España no acaba de aceptar su multilingüismo, lo cual (vistas las políticas de "lenguas propias" en las periferias) supongo que quiere decir que debería subtitularse o traducirse todo lo que se diga en una lengua a todas las demás. Ahí hay un claro coste no sólo de dinero sino de engorro que me parece que explica por qué ni se puede, ni se quiere, ni se debe aceptar el multilingüismo en esos términos.

Ante alguna referencia crítica al Consejo Superior de Lenguas de Aragón, del que forma parte, Martín Zorraquino subraya el buen clima de entendimiento y trabajo que reinó allí a pesar de la incertidumbre política que lo rodea y de la diversidad ideológica de sus componentes. Recuerda que el PSOE aprobó una Ley de Lenguas, que el PP anunció su derogación al ganar las elecciones, pero que con el pacto con el PAR está pendiente una "modificación" de la misma más bien. Y que allí están a la espera de lo que digan los políticos, pues ellos han de trabajar en el marco legal que se disponga, pero hay confusión al respecto y no direcciones claras.

Termina José Bada con una llamada al entendimiento, a no utilizar la lengua como bandera sino para comprenderse, pero claro, entre sus palabras en catalán de la franja (que emplea como ejemplo de la posibilidad de mutua comprensión) y sus palabras en español (castellano lo llama él) se entienden mucho más generalmente las que dice en español—si de entenderse va la cosa.





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