sábado, 15 de octubre de 2011

Seguimos en el universo

 




Seguimos en el universo, y en el cosmos, a pesar de nuestros paseos por el multiverso y por la dimensión hipercósmica, de la mano de Stephen Hawking y de Olaf Stapledon.

Stapledon nos presentaba su hipercosmos como un mito heurístico o ficción filosófica. Por su parte, Hawking no está convencido de no estar en un multiverso— más bien al contrario:
"La suposición habitual en cosmología es que el universo tiene una única historia definida. Se pueden usar las leyes de la física para calcular cómo se desarrolla esta historia con el tiempo. Llamamos a esto el enfoque de la cosmología 'de abajo arriba' (bottom-up)." (139)
Es decir, partiendo de un origen del universo, se puede describir el estado presente —Pero si tenemos en cuenta la naturaleza cuántica del universo, y la "suma de historias" definida por las ecuaciones de Feynman, hay muchas historias posibles que satisfacen la descripción del estado actual del universo.
"En cosmología, dicho de otro modo, no habría que seguir la historia del universo de abajo arriba porque eso presupone que hay una única historia, con un punto de inicio y una evolución bien definidos. En lugar de eso, habría que trazar las historias de arriba abajo, hacia atrás desde el momento presente. Algunas historias serán más probables que otras, y la suma será normalmente dominada por una historia única que empieza con la creación del universo y culmina con el estado que se considere. Pero habrá diferentes historias para diferentes estados posibles del universo en el presente" (140).
Esto suena, en parte, no tanto como una paradoja sino como una admisión de las limitaciones del conocimiento científico, y de su precisión, introduciendo la teoría de probabilidades. Es decir, que es en parte una reformulación no tanto del universo, sino de la imagen del universo resultante de la epistemología revisada una vez habida cuenta de los límites de la observación.
"Las historias que contribuyen a la suma de Feynman no tienen una existencia independiente, sino que dependen de lo que se esté midiendo. Creamos la historia mediante nuestra observación, en lugar de crearnos la historia a nosotros" (140).
Aquí adquiere el razonamiento de Hawking-M una dimensión retrospectiva no carente de interés, si bien se muestra de manera es especialmente estrafalaria el choque de los presupuestos de una mente puramente matemática cuando se "reencuentran" con la realidad de los fenómenos históricos (pues el universo lo es). En puridad matermática, muchas historias o estructuras descriptibles son posibles, pero en su encuentro con la descripción de un fenómeno histórico, se encuentran los matemáticos en que deben pasar por algún tipo de análisis probabilístico como el de Feynman—y que deben explicar la constitución no de un universo probable en términos abstractos, sino del nuestro, que de por sí es altamente improbable (aunque posiblemente no más que cualquier otro, observándolo desde el nuestro). Así pues, exponen H-M., es matemáticamente más probable que "otros universos" tengan un número de dimensiones espaciales distinto de tres, pero al estar en un universo de tres, nos interesan especialmente las historias que generan un universo de tres dimensiones.

Aquí nos encontramos otra vez con el razonamiento central del principio antrópico, algo que tratarán Hawking y Mlodinow en los capítulos finales si el universo fuese ligeramente distinto, seres como nosotros no podrían existir; y esta adecuación entre nuestra existencia y el universo nos levanta sospechas e interrogantes sobre el lugar especial de la mente en un universo en el que hay mentes: la explicación que demos de nuestro universo debe ser compatible con un universo en el que sean posibles tales explicaciones.



En un universo simple no habría mentes, fenómenos complejos. Un universo con mentes, como el nuestro, es un universo que se desarrolla en sus inicios de manera irregular, aunque las probabilidades matemáticas de un universo regular sean en principio mayores. Me interesa resaltar, sin embargo, que de los muchos universos teóricos de Hawking-M, seguimos estando en uno que es único. Proclaman Hawking-M que "nuestro universo mismo es también uno de muchos, y que las leyes que en él se manifiestan no están determinadas de modo que sea único" (143). Pero no proporcionan un contacto entre este universo y los (hipotéticos) otros universos, un contacto que sea físico, digo: la conexión entre este universo y los universos alternativos es puramente matemática, con lo que la teoría del multiverso debe su espectacularidad en gran medida a la manera en que se expone. 
 
No se abre la posibilidad de un contacto físico entre este universo y otros, lo cual en realidad sería abrir otra serie de paradojas, pues un universo que pudiese tener contacto físico con otros universos sería meramente una parte de un universo mayor, con lo cual se reduciría al absurdo, por otra vía, la teoría del multiverso… Y es que ésta no puede ser sino hipotética, producto de un modelo mental, como las especulaciones de Stapledon en Star Maker. O bien una fantasía epistemológica, basada en las limitaciones de nuestra medición y observación—tendría tanto sentido hablar de multiversos a nivel cósmico como de los multiversos que generan las acciones de nuestros conocidos y amigos cuando no los estamos observando, y podrían estar haciendo mil cosas hipotéticamente diferentes. Eso también es un multiverso, según como se describa.

Con lo cual no salimos de la gran sorpresa y paradoja que es nuestra existencia en concreto en este universo: un límite del conocimiento que muy posiblemente no lleguemos a superar nunca. Es paradójico, digo, el que Hawking multiplique los universos posibles a la vez que seguimos en uno muy determinado, sin nada (al margen de la hipótesis) que indique que efectivamente hay otros además de éste y de sus leyes en apariencia arbitrarias, o inanalizables. Cito de nuevo, a ver si se aprecia la paradoja:
"Parece ser que estamos en un punto crítico de la historia de la ciencia, en el que debemos alterar nuestra concepción de los objetivos y de lo que hace aceptable a una teoría física. Nos encontramos con que los números fundamentales, e incluso la forma, de las leyes naturales que se manifiestan, no vienen exigidos por la lógica o por principios físicos. Los parámetros son libres de tomar muchos valores, y las leyes pueden tomar cualquier forma que lleve a una teoría matemática consistente en sí misma, y de hecho adoptan valores y formas diferentes en universos diferentes". (143)
El "de hecho" se refiere a un pura hipótesis matemática, pues lo que sabemos es que "de hecho" las leyes adoptan una única forma, la que conocemos en nuestro universo. Las otras formas son, en lo que se nos alcanza, probables a nivel matemático, pero inexistentes en física—en física no puramente teórica, es decir, en la única física que conocemos, la de nuestro universo. 
 
La irregularidad que adopta la Fuerza inanalizable que da lugar al universo es la que es, y no podemos ir más allá en su análisis, al margen de decir que, sí, en principio, podría haber sido otra—y podemos inventar universos mentales, matemáticos, en los que sí es otra. Pero esos son universos contenidos en libros, y esas especulaciones no nos sacan de nuestro universo, y de la paradoja de que las cosas sean, en efecto, como son, y no de otra manera. Y que tienen una única historia, aunque resulte de la suma de muchas.


 
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