Compiten entre sí el Tribunal Constitucional, el Tribunal Supremo y ahora la Audiencia Nacional, dando fallo tras fallo que subordina la justicia a objetivos partidistas (mal se dice a veces "políticos")— para volverla cegata, o que se haga la tonta, selectivamente. Siempre muy selectivamente.
Ahora archivan el asunto del chivatazo a Eta, el "caso Faisán"—tras cinco años de diligencias judiciales y de "sumario" por así llamarlo. Hay que recordar que el faisán es un plato que se cocina medio podrido: el característico juez Garzón se encargó de tenerle este caso parado al PSOE durante años: esperaba él sin duda que hasta la noche de los tiempos.
Luego hereda el caso el juez Ruz, y sale la Audiencia Nacional por interviniendo por peteneras—resulta que las pruebas, que tenían temblando a los implicados y al PSOE, no les parecen pruebas a estos magistrados. No ven nada. ¿Caso? Qué caso? Y eso que esas pruebas los tenían moviendo hilos desesperadamente en el PSOE, a través de la Fiscalía del Estado, siempre atenta a torcer la ley, y a través de los jueces de su servidumbre, encabezados (otra vez) por el Condecorado Gómez Bermúdez. La solución iba a ser, se intuía, sentar que esto del chivatazo a los etarras no era delito competencia de la Audiencia Nacional, que era una mera revelación de secretos, un tecnicismo pschá, y que pasase a un juzgado de Irún (donde los jueces ya están convenientemente marinados, ambientalmente).
Pruebas
suficientes había para, al menos, encarcelar a esos policías que se
chivaban a la Eta, o a sus superiores, claro, si de ellos venían las
órdenes y los primeros los seguían encubriendo. Y de ahí el peligro,
que si les apretaban las tuercas y optaban por tirar de la manta, aquí
podía salir imputado
el Ministro del Interior, o el Candidato del PSOE, o el mismo
presidente del gobierno, que es públicamente y con luces de neón (pero
los jueces no lo quieren saber) quien corrompió el
ambiente para tratar con mano suave a los etarras "y no joder el
proceso de paz", como decía el etarra aquél al que grabaron. No les
gustó ni
al PSOE ni a los de su cuerda que algunos
siguiesen actuando contra los terroristas
entretanto ellos buscaban favorecerlos y comprenderlos, y "ensuciar la
toga con el polvo del camino", como decía el corrupto Fiscal General.
Así
que ahora resulta que los Magistrados Corporativos han decidido,
mejor, darles a estos jueces que van por libre una lección de jurisprudencia práctica y de
gramática parda, en la cabeza del juez Ruz. "¿Caso? ¿qué caso?
¿Pruebas? ¿Qué pruebas?" —como los jueces de OJ Simpson, vamos, que ni
con un asesinato en directo se hubieran convencido de que había crimen,
pues a saber si era un holograma en 3D. Indemostrable. Estos lo hacen un poco diferente: crimen
hay, dicen, pero no se sabe qué crimen, ni quién lo cometió; hale, coja usted
la lupa y siga mirando, a ver si encuentra algo. Esto supone lanzar un mensaje en letras de neón a los jueces que vayan
por libre, y que se crean que pueden orientar un caso en base a
indicios racionales, al orden de la justicia, a la legalidad de las actuaciones,
etc... Cuando lo que quiere la justicia española, y lo que
promociona, y lo que hace subir como la espuma, es a los jueces que se chupan el
dedo... pero para ver de qué lado sopla el viento. Y a los que miran de
reojo no a la justicia, que es ciega, sino a la otra mirada de reojo del
otro colega que cuenta conmigo para que no le obstaculice la carrera.
Una lección memorable, sí señor, vaya
usted a por más pruebas de eso que pasó en un bar hace cinco años, y
vuelva aquí cuando las tenga, ya verá lo que le decimos que nos
parecen. Siga usted por allí. Pardillo.
Era esperable algo así, claro. Menudo país, y menudas altas esferas,
donde se reúne como en un sumidero lo peorcillo, una vez han hecho
carrera girando alrededor. En España, el lugar donde más delitos se
cometen por metro cuadrado es, literalmente digo, las salas de los
juzgados. Pero esos crímenes nunca llegan a juicio, ni son sancionados
como tales. Y los que los
cometen impunemente son cada vez más respetados por sus colegas, y por
el poder, y
suben que da gusto.
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En EsRadio hablan de esta historia y de otros pufos del PSOE:
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