sábado, 6 de agosto de 2011

Cuando se vendía música

Ahora las últimas tiendas de discos van cerrando; la mayoría han cerrado ya hace años. Sin embargo, el otro día me compré estos CDs para el verano:

Chip Taylor & Carrie Rodriguez, The New Bye & Bye.
Doa, A fronda dos cervos
Uxía, Meu canto
Duffy, Endlessly
Celine Dion, Taking Chances
Johnny Cash, I Walked the Line
Emmylou Harris, Hard Bargain
Lucinda Williams, Blessed
Norah Jones, Ryan Adams Belle and Sebastian Sean Bones Ray Charles Dirty Dozen Sasha Dobson El Madmos Brass Band Foo Fighters Herbie Hancock Charlie Hunter Talib Kweli Little Willies Willie Nelson Outkast Dolly Parton Gillian Welch Q-Tip M. Ward and David Rawlings … featuring Norah Jones.
Meat Loaf, Bat Out of Hell Live with the Melbourne Symphony Orchestra
Noa, NOApoles
Regina Spektor, Begin to Hope
Bob Dylan, The Essential Bob Dylan
Celine Dion, Taking Chances World Tour: The Concert
Bettye LaVette, Interpretations: The British Rock Songbook
Evanescence, Anywhere But Home

Y hasta dos cassettes, Electricity de Sleepy LaBeef y Without Walls de Tammy Wynette. Hay una tienda en Pontevedra donde venden, nuevos, algunos de los últimos cassettes de los años 80 y 90. LPs ya no me compro, aunque alguno cayó a principios de siglo, de música francesa inencontrable... El último que regalé, fue hace casi veinte años: The Future, de Leonard Cohen.

Ahora ya no se puede regalar música—es ridículo, o despreciable, es una manera de desautorizarse socialmente a uno mismo: es de mal gusto; todo debe ir a la ruina. A mí me gustaba comprar música, aunque fuese cara, y regalarla; me gustaba más la música entonces. Ahora aún escucho mis discos, pero más despacio. Y no me bajo música, no me hace gracia, aunque algo sí uso Spotify o YouTube—mucho menos que antes mi cadena de sonido, sin embargo. Puedes regalar recomendaciones musicales, en tu blog o en Facebook, poco más. En cualquier caso suelen ser poco apreciadas, la música de uno no es la de otro.

Ahora la música que más oigo es mi guitarra sin más; bastante ahora en verano. Hoy íbamos a hacer una excursión a la isla de Ons con unos amigos, Carmen y Paco, y sus chavales; como llovía hemos pasado la tarde en casa, y les ha tocado bastante sesión de guitarra. A la isla igual vamos mañana, si el tiempo quiere. Y luego a la caída de la tarde, cuando se han ido, me he ido a dar una vuelta por la playa, también guitarra a cuestas, a ver la puesta de sol y espantar muchas bandadas de gaviotas, gente no había mucha—una chica con un setter irlandés que no le gustaban las guitarras, al setter, y poco más.  Una luz preciosa, eso sí, de la que no capta la cámara fotográfica, sobre todo si no la llevas encima. Me he traído un fajo de canciones de las que practico ahora. Una de las de la playa de esta tarde: The Sad Café:

Out in the shiny night,
The rain was softly falling
The tracks that ran down the boulevard
Had all been washed away

Out of the silver light,
The past came softly calling
And I remember the times we spent
Inside the Sad Café.

Oh, it seemed like a holy place,
Protected by amazing grace
And we would sing right out loud,
The things we could not say.

We thought we could change this world
With words like "love" and "freedom"
We were part of the lonely crowd
Inside the Sad Café.

Oh, expecting to fly,
We would meet on that beautiful shore in the sweet by and by

Some of the dreams came true,
Some just passed away
And some of them stayed behind
Inside the Sad Café.

The clouds rolled in
And hid that shore
Now that Glory Train
It don't stop here no more.

Now I look at the years gone by,
And wonder at the powers that be.
I don't know why fortune smiles on some
And lets the rest go free.

Maybe the time has drawn
The faces I recall,
But things in this life change very slowly,
If they ever change at all.

There's no use in asking why,
It just turned out that way
So meet me at midnight baby,
Inside the Sad Café.

Why don't you meet me at midnight baby,
Inside the Sad Café.

Sigo ensayando. Otro día grabo otra versión; la buena no—esa ya la hicieron los Eagles.



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