jueves, 4 de agosto de 2011

La que nos espera para agosto

Barquita en el puerto by JoseAngelGarciaLanda
Barquita en el puerto, a photo by JoseAngelGarciaLanda on Flickr.


La que nos espera para agosto. Y para septiembre ya ni digo. La prima de riesgo, esa cosa que antes nadie conocía ni recordaba, a no ser de confusas experiencias adolescentes, se ha convertido poco a poco en el indicador económico más fiable del estado real de la economía española. Es la diferencia que paga la deuda española, deuda metódica, con respecto a los bonos más fiables, o sea los alemanes, que sirven de referencia. A menos fiabilidad, más prima hay que pagar. Y ha venido escalando ese diferencial según un gráfico imparable, con picos y descensos alternativos como las olas, pero con un ascenso medio continuado como las mareas. Un gráfico que se cruza en un momento dado con el de la productividad económica y con el del índice de gastos de la administración. Algunos economistas, como Manuel Pizarro o Roberto Centeno, vienen avisando desde hace tiempo de la poca fiabilidad de la economía española, y de que esto llevará a una quiebra súbita de la deuda y una crisis irrecuperable del sistema. Otros, como los políticos del gobierno, se hacen los tontos o lo son, se sorprenden a cada subida del gráfico del terror, y echan balones fuera culpando a unos malvados mercados que atacan a España, a factores externos, a los USA... y mientras, siguen sin hacer ningún plan realmente significativo para reavivar la economía española, esperando a que aguante el temporal, sin ver que la marea sigue su curso, y que bajará, sí, pero sólo tras llevárselos por delante. Pero estos individuos o no entienden las gráficas, o no las miran. Por lo que se ve, creen que se puede seguir vendiendo deuda pagando cualquier tipo de intereses. Mañana quieren vender aún más deuda, y a mediados de agosto, deuda a diez años, que será seguramente cuando caiga el tremendo batacazo, y nadie nos quiera prestar ya nada. ¿Por qué prestarnos dinero a diez años? Un país sin recuperación visible, atontado en un sopor político, con una administración corrupta e insostenible de diecisiete naciones de bandería y parlamento y leyes multiplicadas—sin un sistema laboral que permita contratar a nadie sin casarse con él de por vida, con una economía improductiva y que no se quita parados ni con la ola del turismo... y en lugar de recortar gastos y empezar a pagar la deuda, el país sigue empeñado en pedir prestado y en seguirse financiando con la deuda. Bien, pues a quien no sabe organizarse la economía se la van a organizar desde fuera por la vía rápida. Y no me alegro, porque la primera medida la voy a sufrir yo, y los demás funcionarios, cuando nos recorten el sueldo otra vez, echando la mano el gobierno a la cartera que le cae más a mano, que es la de sus propios empleados. Por la falta de previsión de Zapatero, ignorante en economía, y de los patéticos ministros de economía del PSOE (Solbes, qué horror—Salgado, qué inepta...) ya nos incumplieron los convenios por la vía rápida y nos recortaron el sueldo, a mí cerca de un diez por ciento. Ahora me espero un recorte de un veinticinco por ciento más cualquier día—y más suspensión de obras públicas previstas, y más recortes de pensiones y de subsidios de desempleo, todo por insistencia de gobierno y sindicatos en mantener un sistema de contratos que hace imposible la recuperación económica. Y más parados aún, y menos productividad, y España tomando la vía de Argentina. De la herencia de Zapatero y del PSOE, aún no nos hemos empezado ni a enterar, lo gordo me temo que va a venir  este fin de año, empezando por el desbaratamiento económico que sigue al verano. Pero el empellón final de la prima de riesgo echándonos abajo el sistema, y negándonos por fin más préstamos, viene ahora en agosto. También el recorte improvisado, y el desbaratamiento del sistema, que va a pillar a los funcionarios de vacaciones.




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A alturas del siete de agosto, después de la siguiente espantada y el siguiente récord de la Prima de Riesgo, nos interviene Europa la economía, otra vez. Sin llamarlo así, de momento: lo que se decide es comprar deuda española, algo ilegal en realidad en la Unión, igual que se compró también ilegalmente deuda griega y portuguesa.

Si era ilegal hacer esto (eppur se hace) no era por una ventolera que le dio a alguien: es por lo mismo que es ilegal imprimir billetes falsos. De este modo, la Unión se hace trampa a sí misma, con un parche económico que no llegará muy lejos, y menos si España no emprende el camino de unas reformas que hasta ahora no ha dado ni señal de querer emprender. Racionalizando la administración, y el mercado de trabajo.

O sea que el parche éste es pan para hoy y hambre para mañana. Seguramente sólo una manera de amortiguar la dureza de la caída, que se reparta un poco entre todos. Pero sólo a una semana de escribir esto, ya estamos a la altura de esos griegos y portugueses que nos espeluznaban. A saber dónde estaremos la semana que viene. Todos de vacaciones tan ricamente, eso seguro. La indigencia mental de este país no se va a curar ni con el primer susto, ni con el segundo.













4 comentarios:

  1. He sido borrado. Que novelas de terror tus posts sobre la crisis...

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  2. Sí, tenía yo idea de que había colgado este artículo ayer pero me desapareció, así que aquí vuelve con insistencia. Es que las malas previsiones se van cumpliendo. Y seguirán cumpliéndose me temo.

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  3. Anónimo5:32 p. m.

    Que insistencia con la herencia de Zapatero, y éstos que? vamos a ir a la quiebra total con éstos, no por culpa de Zapatero.

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  4. Bueno, verás que cuando lo escribí era Zapatero quien gobernaba, no hablaba yo del futuro sino del presente. Y sobre la herencia de Zapatero, es como quien intenta sujetar un edificio que se está derrumbando porque otro lo ha arruinado. Y le dices al que lo intenta sujetar "¡que se te hunde el edificio, inútil! ¡Tenía mejor pinta cuando estaba el otro!"

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