viernes, 15 de abril de 2011

Traición en el Parlamento catalán... normal


Un parlamento regional va y vota esta semana una Ley de Independencia de Cataluña.  OK, la rechaza, porque allí lo que quieren realmente no es precisamente ser independientes. Pero el votar esa ley es un acto de traición y de instrumentalización manipulativa y prevaricadora de una institución que no tiene capacidad para votar esa ley. No me refiero al grupo que presentó el proyecto de ley—que es muy libre de hacer lo que le dé la gana. Me refiero a la mesa del parlamento o a la presidencia del mismo que tolera que eso llegue a votarse. ¿Acaso no se ha leído la Constitución, el individuo que preside este parlamento?

Pero ya sabe lo que hace, ya... ¿Por qué lo sabe? Pues porque nadie le va a poner una denuncia por alta traición, ni lo va a procesar, aunque lo que ha hecho es a todas luces ilegal, una desviación de poder en su cargo, y un atentado a la ley en favor de ni se sabe qué intereses. Nadie lo denunciará, nadie lo procesará. Porque así funcionan los partidos, y el gobierno,  y la fiscalía, y los tribunales de justicia en este país. Y así, los que tuercen las leyes a la luz del día, van a tener siempre las de ganar. 




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