En el capítulo 4 de The Grand Design, Hawking y Mlodinow equiparan el comportamiento del universo al de un sistema subatómico regido por leyes cuánticas.
La física cuántica nos presenta un panorama extraño sobre el comportamiento de la naturaleza a escala atómica y subatómica. Por ejemplo, el famoso experimento de las dos ranuras lelvado a cabo por Davisson y Germer, del que parece deducirse que cada partícula puede interferir consigo misma, y pasar por las dos ranuras a la vez... O el principio de incertidumbre de Heisenberg, que formula la imposibilidad de medir simultáneamente la posición y la velocidad de una partícula.
Estas probabilidades cuánticas revelan la estructura aleatoria de la realidad—por mucho que nuestra "realidad aparente" sea menos aleatoria. Lo subyacente pocos lo entendemos—nadie entiende la mecánica cuántica, dijo Feynman, supongo que incluyéndose a sí mismo. Feynman sin embargo explicó cómo un mundo de apariencia newtoniana (o sea, "de andar por casa") puede surgir a partir de un universo regido por leyes cuánticas.
En el caso de la partícula que pasa por las dos ranuras, decía Feynman, lo que sucede es que las partículas siguen todos los trayectos, y los siguen simultáneamente:
En sustancia, aunque las partículas individuales tienen este comportamiento pongamos que impredecible, "para los objetos grandes, las trayectorias muy similares a la trayectoria predicha por Newton tendrán fases similares y se sumarán para dar un resultado cuya contribución a la suma es la mayor con gran diferencia, así el único destino que tiene una probabilidad efectivamente mayor que cero es el destino predicho por la teoría newtoniana, y ese destino tiene una probabilidad que es casi de uno. De ahí que los objetos grandes se muevan igual que predice que lo van a hacer la teoría de Newton." (79).
Esto parece una manera razonable de reducir la mecánica newtoniana a mecánica cuántica. Lo que parece más dudoso (y contradictorio) es la suposición continuada que se insinúa en este libro de que cualquier sistema es en principio igualmente azaroso, sea subatómico o no. Por ejemplo cuando se dice que
Insistamos sólo en que la observación de objetos grandes no es lo mismo que la de partículas subatómicas, y que por tanto la relevancia de esas historias alternativas es proporcionalmente tanto menos relevante en un ámbito que en otro. Más confusión puede surgir todavía si la noción de "pasado" definido en términos físicos, de física cuántica, se extiende indebidamente a la construcción del pasado en otros ámbitos o disciplinas—además de otras escalas. Por tanto, cuando Hawking/Mlodinow reescriben el pasado newtoniano, habría que ser muy prudentes y no extenderlo indebidamente del modo que decimos:
Perdón: pero yo diría más bien que sí tiene una sola historia a gran escala, aunque sea borrosa, o un jardín de senderos que se bifurcan, a pequeña escala.
Cada una con su propia probabilidad: la desigualdad de probabilidades es aquí crucial, y sus implicaciones podrían pasar desapercibidas en la formulación de Hawking/M, que peca un tanto de matematizar la cuestión en exceso (cosa no sorprendente, claro, viniendo de un matemático). El Universo no es un entorno subatómico, y no lo conocemos del mismo modo que a las partículas. Aquí el peligro sería pasar alegremente a presuponer que todos los universos imaginables existen al mismo título —como en Star Maker de Stapledon—, y al mismo tiempo, sólo que estamos en uno de ellos nada más—una biblioteca de Babel de tiempos diferentes e historias entrecruzadas. Mientras que la conclusión más correcta quizá sea la opuesta: que el pasado no existe (en el sentido en el que existe el presente). La indeterminabilidad del nivel subatómico no implica, ni mucho menos, la existencia cierta de muchas líneas de pasado y futuro en la evolución del universo macroscópico—más bien muy al contrario. Para más detalles sobre la no existencia del pasado, y del futuro, encuentro conveniente remitir a la Filosofía del Presente de George Herbert Mead. Puesto que el pasado no existe (ya), habrá que construirlo, constantemente—pero ese pasado construido existe en tanto que operación cognitiva en unos agregados macroscópicos llamados astros, cuerpos, seres vivos, humanos, etc. Por supuesto reconstrucciones de ésas habrá muchas y alternativas—incluso las hechas por científicos, cuando se topan con la imposibilidad de determinar el nivel subatómico. Como se ve, es compleja la cuestión de a qué nivel y en qué medida existe el pasado, y en qué muchos sentidos puede decirse que es un espectro de posibilidades según a qué nivel de abstracción hagamos el corte. Y en una teoría física, cuántica o no, no cabe una epistemología, ni una hermenéutica. La cuestión del pasado no quedará otra solución que tratarla al nivel macroscópico o microscópico adecuado para cada circunstancia y necesidad, y disciplina. O, lo que es lo mismo, con los instrumentos cognitivos apropiados para cada uno de los fenómenos emergentes que se dan a los distintos niveles de escala física.
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